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Jorge "Pindinga" Muñoz:

"Estoy radicado en EE.UU., con muy pocas posibilidades de regresar a Chile"

El que fuera un veloz puntero del San Luis de los de los 80 y de varios equipos más, cuenta que ya echó raíces con su familia en la costa de Florida.
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Claudio Morales Salinas - La Estrella Quillota - Petorca

Desde Linares, en plena región del Maule; hasta San Agustín, en la costa este de los Estados Unidos. Así ha sido el trayecto de vida de Jorge Muñoz Luna, cuyo nombre así tal cual, no dice mucho, aunque si agregamos el apodo que lo inmortalizó en el fútbol, sí muchos fanáticos sabrán de inmediato de quién se trata: el "Pindinga" Muñoz.

Los primeros en evocar los desbordes inalcanzables para muchos 'marcadores de punta' del otrora veloz 'wing', son los hinchas 'no tan jóvenes' de San Luis, que vieron brillar al "Pindinga" junto al "Pititore" Cabrera y al "Pato" Yáñez; aunque también Jorge Muñoz en su larga carrera, se consagró campeón en años consecutivos (1987 y 1988) con Universidad Católica y Cobreloa.

"Estoy radicado en San Agustín, que es una ciudad cien por ciento turística que está entre Daytona Beach y Jacksonville. Yo me vine con mi señora y con tres hijos de Chile, y ahora ya tengo tres nietas. Ya estoy radicado en Estados Unidos, con muy pocas posibilidades de volver a Chile. Al final de mi carrera me vine a jugar al Jacksonville Cyclones, así llegué acá", cuenta Pindinga, y recuerda que los contactos para llegar a las tierras del Tío Sam fueron gracias a Johnny Walker ("el arquero, no el whisky"), quien fuera su compañero en la segunda pasada que tuvo por Huachipato en 1998.

Muñoz dice que la idea cuando partió a jugar a Estados Unidos era quedarse algunos años por esas latitudes "para que mis hijos aprendieran inglés, y después regresar a Quillota con un complejo deportivo que había instalado allá para dedicarme a eso, pero después quedó todo en el aire. Mis hijos no se quisieron devolver porque ya echaron raíces acá, incluso el mayor se casó con una estadounidense. Pero yo sigo siendo chileno (legalmente) no soy ciudadano americano, mis hijos y mi señora sí lo son, pero yo no".

De hecho, "Pindinga" trata de no fallar con sus venidas a Quillota todos los años, aunque en el último verano no pudo viajar por todo lo que estaba pasando en nuestro país, y ahora con la pandemia, menos, porque lleva ya meses encerrado.

Gracias a la lluvia

En el club de Jacksonville, Jorge "Pindinga" Muñoz colgó los botines hace 20 años y luego se dedicó a entrenar a los menores y a enseñar los secretos del balón en su propia escuela de fútbol. "Jugué en ligas aficionadas de acá, pero ya no lo hago, pegaban mucho", lamenta.

Es que a punta de "fouls" era la única forma que tenían los defensores para frenar las escapadas por la orilla del "Pindinga" Muñoz. Así fue siempre, y también en sus inicios en el fútbol, que Muñoz recuerda como si hubiera sido ayer. "Me descubrió Eduardo "Punto" Silva cuando fue San Luis a jugar un partido a Linares (1979) que se suspendió por lluvia. El plantel canario se quedó en Parral y los reservas hicieron fútbol con Linares, yo no iba a jugar porque estaba lesionado de un tobillo, pero el "Punto" me vendó porque me quería ver jugar. Me vió y me dijo, 'en enero te vengo a buscar', y así fue. El 5 de enero de 1980 llegó René Gatica a buscarme para llevarme a San Luis, Linares había bajado a Tercera", rememora el exfutbolista, quien también le da méritos a Carlos "Máquina" Hernández, quien se encargaba de tener a punto físicamente a los cracks de esa época.

"Yo llegué a Quillota pesando 50 kilos, éramos todos flacos, el Pititore, el Pato; entonces el "Máquina" nos llevaba a la Escuela de Caballería, donde había un cerro que llamaban el Piñerolo. Ahí nos hacía subir, hacíamos harta pesa también. Así llegué a subir a 62 kilos, y con ese peso comencé a jugar en San Luis de Quillota", precisa Muñoz, quien tampoco olvida a Pepe Silva y a Manolo Arancibia, utilero que todavía trabaja en el cuadro canario.

Desborde y centro

Pindinga es igualmente generoso en conceptos para sus compañeros del centauro en las camisetas. "Ese era un tremendo equipo, el Pato Yáñez ya estaba en la selección y era figura en Chile, cuando íbamos a Antofagasta, Iquique, los estadios estaban llenos, y le ganábamos a todos los equipos con esa delantera, con el mediocampo que teníamos, y todo el equipo, desde "Sandoka" (Carlos Sandoval) que era un muy buen arquero, los defensas como Mario Figueroa, (Moisés) Berenguela; teníamos de salida al "Choro" Aballay", enumera el ex alero.

Tampoco falta el elogio de Muñoz para el fallecido Freddy Bahamondes, el genio asistidor, ya que según dice, el recordado "Guatón" "era fundamental porque nos dejaba solos corriendo hacia el arco con los pases largos que hacía. En ese tiempo se jugaba así, con pelotazos a las puntas. Nosotros teníamos que llegar a la línea de fondo y centrar, ahí teníamos al Pititore. Se nos hacía fácil hacer buen fútbol".

Ese equipo sanluisino deslumbró y varias de sus figuras emigraron, Jorge "Pindinga" Muñoz no fue la excepción. Así, para el linarense siguió un largo periplo, que incluyó Huachipato, Mallorca en España, la UC, Cobreloa, Wanderers, Audax Italiano (donde recomenzó tras defender a San Luis en Tercera y haberse retirado momentáneamente), Osorno y Antofagasta.