Voluntarios de las ollas comunes se certifican por Zoom
Hay más de 300 comedores solidarios por toda la región. Para evitar problemas sanitarios, la UVM está enseñando la correcta manipulación de alimentos a las encargadas. Más de 100 personas ya se han capacitado en dos semanas.
Francisca Palma Schiller - La Estrella de Valparaíso
Nadie podría desconocer la gran labor que están realizando las ollas comunes en la región. Organización, voluntariado y cariño, son algunas de las características que definen a estas iniciativas que se han replicado en diversos puntos del territorio, para dar respuesta a las necesidades económicas que están viviendo las familias chilenas.
Para algunos, no hay nada que refleje de mejor manera el amor que un plato de comida, pero para las autoridades, el cariño debía ir acompañado también de una gran responsabilidad. Por esta razón, el consejero regional Manuel Millones elevó una solicitud a la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Viña del Mar (UVM) para capacitar a los voluntarios de las ollas comunes en una correcta manipulación de alimentos.
Y el sí vino de forma inmediata. De esta manera, el curso, que tiene como objetivo proteger a la población de posibles contagios, ya inició hace dos semanas y los resultados, aseguran, han sido positivos.
"Esto se inicia tras realizar gestiones con la Escuela de Salud de la Universidad de Viña del Mar y con conversaciones con el seremi de Salud (s), Jaime Jamett, el presidente del Colegio Médico y el mismo intendente regional, Jorge Martínez. Así, la Escuela de Salud, bajo la conducción de Lipsye Pedemonte y la profesora Javiera González, se pusieron a disposición de esta demanda social y planificaron un curso especial para las manipuladoras de ollas comunes. El curso, que es gratuito y online, entrega conocimientos básicos en manipulación de alimentos", explica Millones.
Aprehensiones
En un principio existieron aprehensiones de parte de la autoridad en torno a la creación de las ollas comunes, pero gracias a esta iniciativa, se generó confianza en el profesionalismo de los voluntarios.
"Cuando comienzan a aparecer las primeras ollas comunes, en respuesta a la difícil situación social, empezamos a recibir peticiones de ayuda y algunos consejeros le solicitamos al intendente incluir en las ayudas del Gobierno regional a las ollas comunes. En un principio, la autoridad tenía sus aprehensiones por el aspecto sanitario y por eventuales intoxicaciones por mala manipulación, pero ahora, con los elementos de protección que vamos a entregar y la capacitación, el riesgo disminuye", reflexiona el consejero.
¿cómo funciona?
Luego de la aprobación de la universidad, rápidamente las clases se iniciaron. Sectores como Achupallas, Villa Hermosa, El Olivar, Reñaca alto, Miraflores y Chorrillos ya han recibido la capacitación y más de 100 personas han logrado la certificación que entrega este curso.
Javiera González, la docente encargada, nos explica cómo funciona esta iniciativa. "Esto nace hace ya dos semanas y yo, junto a cinco alumnas internas, con práctica en el área, realizamos dos sesiones por cada grupo inscrito, que duran aproximadamente dos horas. El enfoque es al cuidado de los alimentos sobre todo por el contexto de COVID-19 y lo que hacemos es preparar las sesiones y posteriormente, se les entrega un manual, con toda la información necesaria. Luego, realizan un breve cuestionario en la página de la universidad y finalmente, se certifica el curso", manifiesta la profesional encargada.
Por cada sesión, realizada vía Zoom, se conectan cerca de 30 personas pertenecientes a un sector en específico y junto a aprender sobre una correcta manipulación, aprovechan la oportunidad para resolver una serie de preguntas.
"Hay mucha interacción con las personas y respondemos sus dudas puntuales, esas dudas de lo cotidiano. Les explicamos principalmente que deben preocuparse por la higiene personal, como por ejemplo, el lavado de manos, que es lo más importante. También les señalamos cuál es el equipo de protección que deben utilizar, cómo deben sanitizar los alimentos. Sabemos que las ollas comunes nacen desde la improvisación, de adecuar un gimnasio, por ejemplo, por lo tanto, no es lo mismo cocinar en la casa que de forma masiva; es por eso que ellos nos van contando lo que les sucede y les vamos dando las mejores estrategias", nos menciona Javiera González.
Para la profesional, esta iniciativa es algo beneficioso para todos. "Hay que agradecer a todos los colaboradores de las ollas comunes por todo el voluntariado que están realizando y lo más importante, en este tipo de servicio de alimentación masiva, es proteger al consumidor y poder asegurar que ese alimento llegue en óptimas condiciones", indica.
2 sesiones de capacitación de 2 horas, más una guía de trabajo, reciben las encargadas de las ollas.


