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[Cultura Urbana]

Con obra de Mozart homenajean a víctimas del COVID en la región

El grupo Mundos Reunidos, dirigido por el músico Hugo Pirovich, interpretó a distancia el "Ave verum", en recuerdo de los más de 500 fallecidos.
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Redacción - La Estrella de Valparaíso

La cifra de víctimas fatales del COVID-19 en la Región de Valparaíso ya supera el medio millar. Pero no es un mero número: detrás de las cifras frías, hay personas y familias a quienes la pandemia golpeó de forma letal, a quienes hoy la música recuerda a través de un emotivo homenaje.

Se trata del "Ave verum" de Mozart, un himno eucarístico del célebre compositor austríaco, que fue interpretado a distancia, a través de una aplicación de internet, por el conjunto musical Mundos Reunidos, dirigido por el músico Hugo Pirovich, integrante del grupo Congreso y director de Extensión de la Universidad Viña del Mar (UVM).

"Queremos rendir un sentido homenaje a todos los fallecidos en la región de Valparaíso a causa del COVID-19. Queremos hacer extensivo este saludo a todos lo que componen el servicio de salud de la región y a todos quienes han hecho tanto para mantenernos con vida", señala el maestro Pirovich en la introducción al video con la interpretación del "Ave verum", disponible en redes sociales y en Youube.

Para el intérprete, esta obra de Mozart busca "mantener y fortalecer la resilencia al olor de todos las familias" afectadas por la pandemia.

Manuel Millones, consejero regional y uno de los promotores de la iniciativa, recalcó que "esta letal pandemia ha costado la vida de más de 500 personas en nuestra región, pero no son números, son seres humanos con rostros visibles, padres, madres, abuelos, hijos, hermanos y amigos, y por lo mismo con el profesor Hugo Pirovich y su conjunto Mundos Reunidos hemos querido realizar un sencillo pero significativo homenaje a todas las víctimas con la interpretación del 'Ave verum' de Mozart".

Critica de Arte

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Maestra de la xilografía

Hoy nos aproximaremos a la figura de una artista relevante, tanto en el ámbito internacional como en Chile y nuestra región. Nos referimos a la grabadora Graciela Fuenzalida. Creemos necesario reivindicar su figura puesto que su legado ha quedado invisibilizado tras los años, así como ha sucedido con otras creadoras que centraron su producción artística en Valparaíso; entre estas, citamos a Lilo Salberg, Carlota Álvarez o Lucrecia Acuña.

Graciela Fuenzalida nació en Concepción, en 1916. En cuanto a su formación artística, cursó estudios de Dibujo y Escultura en la Escuela de Bellas Artes y Grabado en la Escuela de Artes Aplicadas. Desde entonces participó activamente de diversos salones artísticos, donde obtuvo reconocimientos como el premio de la Sociedad de Amigos del Arte en 1937, demostrando ya a sus 21 años un espíritu comprometido con su incipiente carrera artística.

Poco después de cumplir 30 años viajó a Brasil y se radicó en Sabará, estado de Minas Gerais. Allí prosiguió su exploración en el grabado de manera muy prolífica, elaborando su imaginario gráfico entre distintas series que giraron en torno a temas criollos y religiosos, representando santos, ángeles, rostros de niños, calles y casas. Su lenguaje técnico en esta disciplina se vinculó sobre todo al tratamiento y estudio de la xilografía, indagando en profundidad las propiedades materiales y estéticas de este lenguaje gráfico.

Estas cualidades de la madera como soporte noble de imágenes (matriz) fueron ampliamente citadas por ella en su tesis denominada "Cátedra imaginaria", con la cual se graduó como Profesora de Estado en Artes Plásticas (1960).

Entre las imágenes más difundidas en exposiciones encontramos la carpeta de grabados llamada "Vía Sacra", la cual se compone de 14 obras que ilustran el recorrido y las estaciones padecidas por Jesús de Nazaret, desde su arresto a su crucifixión, según versa el relato bíblico.

La maestra imprimió variadas series de grabados, dejando un gran legado en Chile y Brasil, tanto en colecciones particulares y instituciones públicas de orden artístico, como la Galería de la Biblioteca Municipal de Sao Paulo y el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro. Igualmente ilustró una publicación de la reconocida poetisa brasileña Cecilia Meireles.

En términos visuales, la obra de Fuenzalida se caracteriza por su fuerza gráfica; por ejemplo, en la obra "Amansadores de potros", genera vivos contrastes mediante el tratamiento de planos superpuestos, complejas tramas sectorizadas y una síntesis que somete a la figura a mostrarnos solo lo esencial.

Graciela Fuenzalida fue también una destacada maestra, dictando clases en el Liceo de Niñas de Viña del Mar, motivando siempre a sus alumnas a explorar diversos lenguajes artísticos.