Si bien el football americano no se relaciona tanto con nuestro país, lo cierto es que hay un grupo de amantes de esta disciplina conformado por hombres y mujeres de distintas edades que dicen todo lo contrario, mención aparte a Viña del Mar que fue la cuna del primer club dedicado a esta disciplina a nivel nacional y que hoy, ad portas de cumplir 17 años de vida, viven su duelo más difícil entre la pandemia y las ganas de crecer. Se trata de Cañoneros, que se vieron obligados a cambiar las canchas de pasto por lo que tuvieran a mano en sus casas.

Pero no todo fue llegar e instalarse en alguna plataforma de videollamada. "Desde que supimos el tema qué teníamos que dejar de hacer actividades deportivas, de inmediato empezamos con el grupo de trabajo a ver qué es lo que se avecinaba. Nosotros tenemos comunicación directa con la gente de la seremi del Deporte y nos aconsejaron bastante, conversación que también se dio con nuestra comunidad deportiva", comenta el presidente y jugador del Cañones, Ignacio Abarzúa.

De ahí en adelante todo fue un proceso de adaptación. Junto con el preparador físico, Matías Mardones comenzaron a levantar las primeras líneas del tema, enviando planificaciones y conociendo el escenario de cada deportista para adaptar su realidad a un plan de trabajo. "Somos alrededor de cinco entrenadores, junto a Matías vimos la realidad que tenía cada deportista porque no todos tienen los mismos implementos o espacios para entrenar en sus casas, en base de eso, elaboramos el plan de trabajo", apunta el dirigente. Con el sondeo realizado, los planes se pusieron en acción y la creatividad tuvo su nicho. Algunos siguen los entrenamientos con lo que tengan en casa, desde mochilas hasta botellas mientras que, quienes cuentan con barras o mancuernas se concentra en la halterofilia con su centro en el football americano. Aunque no todo es trabajo físico, las capacitaciones técnicas también tienen su espacio en el calendario, la idea es volver a la cancha con el tiempo ganado, pues apuestan a dejar la pista amateur para saltar al semi profesionalismo, apostando que no es un año perdido, sino de reconstrucción.

Por los 18'

El próximo 19 de septiembre, Cañoneros cumple 17 años. Un aniversario distinto por los tiempos que corren, pero no por eso menos importante, al menos Abarzúa saca sus conclusiones de lo que ha sido el correr del tiempo del club que hoy cuenta con deportistas de Viña del Mar, La Cruz, La Calera y varios puntos de la región, reflexionando que "ha sido un trabajo arduo de momentos muy lentos y tediosos, porque no es un deporte muy conocido. Tuvimos que hacer mucho lobby, trabajo de contactos, gestión deportiva, ser muy minuciosos y siempre hemos tenido un apoyo por parte de la municipalidad de Viña del Mar. Es un apoyo grande, pero enseñarle a la comunidad que se practica este deporte en la ciudad y en el país ha sido un paso a paso, lento pero seguro".

Una de las batallas en Cañoneros en liberar los prejuicios, y apuntar que a través del football americano se entregan valores. "Queremos demostrar que no es solamente un deporte de impacto que se puede ver hasta violento, sino también que entrega valores para la vida como la disciplina, puntualidad, respeto y compañerismo", complementa el también profesor del Taller de Football Americano del IND Valparaiso.

Proyección

Dado el escenario sanitario que vive el mundo entero, varios planes se vieron truncados en Cañoneros. En el calenadario del 2020 figuraba una planificación con los juveniles que tenían proyección de ir a jugar el mundial en Hungría, además golpeó a quienes estaban buscando cupos en becas deportivas. En las mujeres, se frenó el torneo largo de Flag Football.

"Hoy estamos trabajando con un staff para la categoría femenina, además tenemos kinesiólogos, una área de salud que se está preparando para todo lo que viene de ahora en adelante. Se están creando protocolos por parte de nuestro encargado del área de salud y la idea es que el día de mañana cuando volvamos a esta posible vuelta deportiva, dar tranquilidad a jugadores y sus familias", cierra Abarzúa.

Sofía Navarro Martínez

La Estrella de Valparaíso