Nieta de exiliados porteños cuenta la historia de sus abuelos en documental
Gabriela Pena y la productora Grieta Cine alistan "Aquí se escucha el silencio", proyecto ganador de un fondo del Open City Documentary Festival de Londres.
Marcelo Macellari C.
Tras el golpe militar de 1973 el profesor porteño Sergio Tapia, militante del Partido Comunista, fue detenido y llevado al centro de tortura Tres Álamos. Cinco años después partió al exilio a España, junto a su esposa, Marlen Hummel, y sus dos hijos. Regresaría a Chile en la década de los 90, con el retorno de la democracia. Sin embargo, Tapia no volvió a su hogar en la calle Templeman del cerro Alegre, sino que se estableció en Rocuant. Eran demasiados recuerdos que prefería olvidar. Hoy en esa misma casa vive su nieta, Gabriela Pena, realizadora chileno-española, quien acaba de ganar un fondo del Open City Documentary para desarrollar con su productora Grieta Cine -cofundada con Picho García-, el documental "Aquí se escucha el silencio", que rescata su historia como primera integrante de una familia chilena de exiliados en España y la va cruzando con las memorias de sus abuelos.
"Aquí se escucha el silencio", explica la realizadora, "habla de los efectos actuales de la dictadura y el exilio chileno en los 70', desde una perspectiva generacional y personal, acerca de quienes nacimos con una identidad cultural dividida a causa de estos estragos históricos y políticos". El proyecto documental resultó ganador de la segunda versión del laboratorio de desarrollo de proyectos Assembly del Open City Documentary Festival de Londres, en el cual se adjudicó un fondo de £10,000 (10 millones de pesos). Fue el único proyecto chileno y latinoamericano escogido entre los 6 seleccionados.
Sobre la participación en el festival londinense y el premio que obtuvo el proyecto, Gabriela Pena comenta que "fue una experiencia súper importante, porque compartimos con personalidades muy reconocidas en el medio, absorbiendo su experiencia y estableciendo una relación profesional que puede ser muy fructífera en el futuro, no solo para el desarrollo de mi trabajo y la productora que formamos con Picho García, sino también para posicionar Valparaíso, Chile y Latinoamérica".
-¿Cómo surge la idea de este documental?
-Yo soy una cineasta chileno-española, que vivió por 20 años en Barcelona. Hace 4 años regresé a Chile con el interés de compartir con mis abuelos. Desde entonces comencé a establecer una relación súper estrecha con ellos y empiezan a contarme lo que vivieron en la dictadura, cuando tuvieron que partir al exilio y dejar deshabitada su casa en el cerro Alegre, que yo volví a habitar hace un par de años. Con el surgimiento del estallido social y estas memorias que mis abuelos compartieron conmigo es que a Picho García y a mí se nos ocurre establecer este diálogo entre el pasado y el presente a partir de esta casa que se convierte en un eje transtemporal entre las dos épocas y las dos generaciones.
-Tus abuelos al volver del exilio no quisieron volver a habitar la misma casa en la que hoy tú vives.
-No, porque tenían muchos malos recuerdos de las redadas militares en los '70. En un ejercicio de sanación, ellos decidieron construir un nuevo hogar en el cerro Rocuant, en una casa con patio y árboles, como la representación de la vida. Y esta otra casa quedó anclada en el pasado y yo en el documental me encargo de reformarla y darle una nueva vida, devolviéndole esa presencia familiar que había tenido anteriormente.
-¿Cómo se estructura "Aquí se escucha el silencio"?
-A través de mi regreso a esta casa, recuperando mis lazos con Chile y la historia familiar, siendo que yo he pasado la mayor parte de mi vida en España. En el momento en que yo empiezo a habitar esta casa y reformarla, viene un estallido social en octubre 2019 y se empieza a dialogar sobre la historia que mi familia tuvo en esta casa. A partir de este hecho empiezan a surgir fantasmas del pasado, con los militares subiendo las escaleras. Y yo, como personaje de la película, empiezo a tener esas pesadillas. El documental será filmado en tres espacios interiores: la casa donde ocurrió todo lo del pasado y donde se mezcla con el presente; la casa de mis abuelos, que es el contrapunto de lo que ellos han construido ahora, y la micro que conecta las dos casas, que es a través de la cual se verá el exterior, cuando vuelva el estallido social, se mostrarán las protestas. La película invita a politizar nuestra intimidad y nuestros momentos privados, porque las protestas son súper importantes como expresión social, pero también el espacio familiar se ve afectado con la violencia institucional, que es de lo que habla el documental.
-¿Por qué crees que es necesario el ejercicio de rescatar la memoria de tu familia como una forma de entender el presente?
-La memoria es clave, sobre todo en estas épocas de crisis social y política, sobre todo para no olvidar lo que hemos vivido y para que esté siempre presente el recuerdo de la violencia que ha sufrido el pueblo de parte de las instituciones, que no se repitan, y precisamente ponerle freno en este estallido que estamos viviendo ahora. Lo mío es el documental autobiográfico, que aborda los vínculos familiares, el lazo con la tierra y también la política, tratando de ir desde lo más micro, de la intimidad, a explorar hasta lo más global.
La Estrella de Valparaíso