Una comedia creíble

Siempre hemos dicho que la comedia es un género difícil, sobre todo cuando el guion es deschavetado, pero sin caer en la estupidez, como ocurre tan comúnmente en la comedia hollywoodense. Esto porque la cinta debe ser creíble y hacer reír de buena gana, pero de una manera inteligente.

Esto ocurre con "Corazón Loco" (2020), cinta dirigida y escrita por el cineasta argentino Marcos Carnevale; película que cuenta la historia de Fernando Ferro (Adrián Suar), un médico que tiene dos familias, con esposas e hijos, una en Buenos Aires y otra Mar del Plata, adonde viaja de jueves a lunes, desde hace nueve años, sin que nadie le haya detectado su doble vida.

Carnevale, de 57 años, había dirigido once largometrajes, poco conocidos en Chile: "Noche de Ronda" (1997), "Almejas y Mejillones" (2000), "Elsa y Fred" (2005), "Tocar el Cielo" (2007), "Anita" (2009), "Viudas" (2011), "Corazón de León" (2013), "El Espejo de los Otros" (2015), "Inseparables" (2016), "El Fútbol o Yo" (2017) y "No Soy tu Mami" (2019), con una clara preferencia por la comedia humorística, y no de perfil sociológico.

En "Corazón Loco" se repite este esquema, la situación narrada es graciosa y los personajes no tienen mucha profundidad ni representan a la idiosincrasia argentina; pero la cinta hace reír por las peripecias descritas y por las buenas actuaciones. Fernando está casado hace diecinueve años en Buenos Aires con Paula (Gabriela Toscano) y tiene dos hijas adolescentes; y por otro lado, está casado hace nueve años en Mar del Plata, que queda a cuatrocientos kilómetros, con Vera (Soledad Villamil), con quien tiene un hijo pequeño.

Todo marcha a la perfección hasta que Paula decide visitarlo en Mar del Plata, para un aniversario de matrimonio; descubriendo el engaño e iniciándose la parte más divertida del filme, ya que ambas mujeres deciden confabularse para darse una venganza como corresponde. Se produce una serie de enredos, que el director sabe resolver con maestría, ya que no se pierde el interés nunca y la emoción se mantiene hasta el final de la cinta. En algún momento se produce el temor de que se opte por un desenlace fácil o concesivo con el espectador; sobre todo con la participación del amigo de Fernando, Gonzalo (Alan Sabbagh); o del hermano de Vera, Nacho (Darío Barassi); pero no es así y la cinta termina de un modo lógico y razonable, para un engaño de esta magnitud.