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Hacen brotar la vida en el epicentro de la sequía

Pareja que dejó la capital se instaló en un apartado lugar de la comuna de La Ligua, donde aprendieron a producir gas y combustible, además de hacer rendir el agua para regar y generar forraje.
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Claudio Morales Salinas - La Estrella Quillota - Petorca

Macarena Valdés y Marco Aceituno viven con sus tres hijos en el sector de Santa María, Los Molles alto, comuna de La Ligua. Desde ese apartado lugar tienen una vista privilegiada de las playas, aunque no fue esa la motivación que tuvieron para instalarse allí hace tres años.

Esta pareja tenía en ese sector una casa de veraneo a medio construir y a esa propiedad debieron aferrarse cuando la vida se hizo insostenible en Santiago. "Llegamos a vivir acá cuando arreciaba la sequía y no teníamos nada, fueron tiempos muy difíciles, a los niños los mandábamos al colegio de Los Molles porque ahí tenían asegurada una comida. Teníamos que salir delante de alguna manera, nos ayudó mucha gente y nosotros teníamos nuestras ideas", cuentan ambos.

Y esas ideas estaban enfocadas a lograr una vida autosustentable en ese lugar. "Nosotros no recibimos un sueldo hace tres años, pero comenzamos a funcionar con el trueque. Con aceite quemado que nos regalaron en algunos negocios logramos elaborar combustible, un biodiesel con el cual pudimos echar a andar una camioneta en desuso que nos regalaron unos familiares. Así ya no tuvimos que caminar más largas horas para ir y volver del pueblo", explica Marco.

El resto fue conseguir agua y tener algunos animales. Para lo primero, Aceituno consiguió que el municipio liguano les fuera a dejar tres mil litros del vital elemento por semana. "Una funcionaria municipal me escuchó cuando fui a pedir ayuda de manera desesperada", recuerda. En cuanto al ganado, algunas cabras y gallinas fueron necesarias para comenzar con una incipiente granja e impulsar así el trueque con huevos y leche.

De esta manera, la pareja fue dejando atrás la precariedad. Cerdos, gansos, conejos flander (de mayor tamaño), cuyes, pavos reales, alpacas, emúes y hasta un jabalí forman parte hoy de un variado contingente de ganado en la que ya es conocida como "La Granja Pachamama".

"Queremos ir mejorando la raza de cada especie, acá en estos campos de secano no da para criar bovinos o vacunos. Por ejemplo, los conejos que tenemos, al ser más grandes, tienen una capa adicional de grasa que vuelve su carne más sabrosa. Los cuyes los queremos cruzar con unos ejemplares peruanos por lo mismo", explica Macarena.

El gas y las huertas

El siguiente paso de Macarena y Marco fue buscar formas alternativas de energía y dosificar el agua. En ese sentido, algunos paneles solares aportan algo de la electricidad que necesitan, aunque más impracticable es pensar en atrapanieblas para aprovechar la camanchaca del sector y agregar algo más de agua.

"Por eso, entre los insumos que conseguimos y tenemos, logramos adaptar algunos para generar nuestro propio gas. Para contarlo en fácil y sin palabras muy técnicas, con guano y agua, más un sistema de licuado y sellado para extraer el metano, logramos generar gas. Viendo primero tutoriales en youtube nos fuimos guiando y después elaboramos filtros para que la acidez del gas no dañe los implementos que usamos para conducir el gas", explica Aceituno.

La pareja asegura que realizando este proceso en diciembre, tienen gas para todo un año. "Al principio nos demoramos cuatro meses en lograr la primera carga de gas, ahora lo hacemos en 15 días. De hecho, ahora estamos siendo asesorados por estudiantes y académicos de la Universidad de Valparaíso. Nuestra idea es que más familias puedan lograr lo que nosotros hemos conseguido, porque esta forma de vida autosustentable es posible", resalta Macarena Valdés.

Agua

Pero el agua es el elemento vital y más para estos dos pioneros que no pueden desperdiciar ni una sola gota. Es así que en las dos hectáreas que tienen, organizaron sus propias huertas. Así se surten de todo tipo de verduras, utilizando un sistema de goteo para el riego, pero además reciclan el agua que van usando.

"De esta manera, no la malgastamos y la reutilizamos con un ciclo (virtuoso) en que el agua va adquiriendo nutrientes en cada huerta que riega, así se retroalimenta y nuestras verduras y frutos, como ustedes pueden comprobar aquí, son más grandes, los repollos con las hojas más gruesas, en fin. Es que, aparte, descubrimos que el cartón en la tierra se deshace y genera humedad que va ayudando a hidratar los cultivos", destacan.

Pero como son inquietos, conocieron a unos productores alemanes que les proveen de un fertilizante especialmente elaborado, que se denomina polímero. Con esta sustancia han logrado hacer brotar, en el semiárido y rocoso suelo, alfalfa y saludables plantas de maíz.

Valioso forraje

Pero el gran "invento" que lucen con orgullo Macarena y Marco son las grandes camas de forraje que logran hacer en una especie de invernadero, a partir de semillas de avena, las cuales hacen germinar tras un proceso de reposo en agua.

"Con un kilo de avena que compramos a 200 pesos, sacamos diez kilos de forraje hidropónico. En total generamos 140 kilos de forraje diario. Con dos litros de agua regamos una cama de forraje, y el líquido en que reposan las semillas de avena se convierte en un suero que le damos a los chanchos… y a ellos les encanta", cuenta Marco Aceituno, antes de sacar un balde con este líquido verdoso para dárselos a estos animales en un corral contiguo, los que beben como si se tratara de un elixir.

Igual han recibido visitas, si hasta el ministro de Agricultura fue a verlos. Y lo que hacen ha trascendido. Francisca Martin, directora ejecutiva de FUCOA, destacó al respecto que "la capacitación es clave para que los pequeños agricultores y agricultoras puedan abordar los desafíos del cambio climático y el actual escenario de pandemia, potenciando sus emprendimientos y mejorando su producción. Casos como el de Macarena y Marco demuestran que la innovación y la búsqueda de alternativas para optimizar los recursos disponibles son fundamentales para la agricultura de hoy y por eso creamos la Escuela de Capacitación Chile Agrícola (www.chileagricola.cl), para poner a disposición de los agricultores de todo el país cientos de contenidos instructivos gratuitos, con el fin de apoyarlos en su desarrollo".