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La siniestra torre de cráneos de Tenochtitlán

Se trata de una construcción circular, realizada a partir de calaveras humanas, que los antiguos mexicas dedicaron al dios Huitzilopochtli.
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Agencia Efe

Arqueólogos mexicanos localizaron, en el centro de la Ciudad de México, el extremo este y la fachada externa del Huei Tzompantli, un torre circular de cráneos humanos dedicada al dios mexica Huitzilopochtli en la antigua ciudad de México-Tenochtitlan, informó este viernes el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

"Este 2020, resultado del seguimiento que el Instituto brinda a los trabajos de remodelación del edificio histórico de la calle República de Guatemala 24, los arqueólogos localizaron el extremo este y la fachada externa de aquella torre o muro circular de cráneos humanos, de 4,7 metros de diámetro", detalló el organismo en un comunicado.

Hace cinco años, el INAH ya había localizado los vestigios del extremo noreste de esta gran plataforma que los mexicas dedicaron a Huitzilopochtli, la principal deidad de este pueblo mesoamericano y que representaba al sol.

Con el nuevo hallazgo se han visualizado superficialmente 119 cráneos humanos de la sección este de la torre, los cuales se suman a los 484 identificados anteriormente.

"El Huei Tzompantli es, sin duda, uno de los hallazgos arqueológicos más impactantes de los últimos años en nuestro país, pues es un importante testimonio del poderío y grandeza que alcanzó México-Tenochtitlan", comentó la secretaria de Cultura de México, Alejandra Frausto, según recoge el comunicado.

Hasta el momento, los arqueólogos han descendido 3,5 metros bajo tierra y estiman que los hallazgos se remontan a la época del tlatoani (gobernante mexica) Ahuízotl, quien gobernó México-Tenochtitlan entre 1486 y 1502.

Los cráneos corresponden a hombres y mujeres, así como al menos a tres niños, reconocidos por tener dientes en desarrollo.

Además, "se aprecian también modificaciones cefálicas", lo que indica que era una práctica cultural de los mexicas.

fragmentos

Los primeros cráneos fueron detectados el pasado marzo bajo el nivel del suelo durante las obras de reparación de un muro de un edificio histórico ubicado en la calle República de Guatemala, junto a la Catedral de la Ciudad de México y el complejo arqueológico del Templo Mayor de la antigua México-Tenochtitlan.

"Una vez caída la ciudad de México-Tenochtitlan en manos de los soldados españoles y sus aliados indígenas, se dio paso a la destrucción de la mayor parte de la última etapa constructiva del Huei Tzompantli, por lo cual se arrasó con los cráneos de la torre, cuyos fragmentos dispersos han sido recuperados y analizados por el equipo de antropología física", informó el INAH.

El organismo informó que en Mesoamérica se practicaban rituales de sacrificio bajo la creencia de que así "se mantenía con vida a los dioses y, por ende, se daba continuidad a la existencia del universo".

El Gobierno de México está preparando un conjunto de eventos para conmemorar en 2021 los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan (1321), los 500 años de la caída de la ciudad por la conquista de Hernán Cortés (1521) y los 200 años de la independencia de México (1821).

Villancicos

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Por Yvaín Eltit - Presidente Sociedad de Folclor Chileno

Según cuenta la leyenda, desde tiempos inmemoriales los villancicos eran composiciones cantadas por los habitantes de las villas o aldeas, es decir, los villanos (de allí proviene su nombre) y sus letras hablaban sobre situaciones o temas acontecidos en estos lugares.

En base a registros, l primer villancico propiamente tal sería "Jesus Refulsit Omnium" (Jesús, luz de todas las naciones), cuya creación se le atribuye al francés San Hilario de Poitiers.

Debemos destacar la figura de Juan del Encina, poeta, dramaturgo y músico del renacimiento español, a quien se le considera el padre de los villancicos por su obra "El cancionero de palacio", con más de sesenta de estas coplas.

Producto de la popularidad de estas piezas, la iglesia católica las adoptó como una forma de promover la fe, ya que la mayoría de las personas en aquella época no sabía leer ni escribir. Para la segunda mitad del siglo XVI, este género acompañaba de lleno las ceremonias religiosas, más específicamente en el nacimiento del niño Jesús y el Corpus Christi. Es así como se cantaban en la misa de la mañana de estas fiestas; además, las catedrales y capillas se dotaron de un cuerpo especial de músicos y un maestro, quien era el encargado de componer exclusivamente para estos fines.

Fue en esa época cuando estas canciones complejizaron su forma y usos, aplicándose con la misión del clero, y se les incluyeron instrumentos tales como arpa, violín y órgano.

La estructura básica de los villancicos comprende estribillo y coplas. Esto es clave para su interpretación coro-solista. Sus versos son por lo general en hexasílabos u octosílabos (estribillo inicial) y sus coplas se dividen en mudanzas o cuartetas.

Con el tiempo los villancicos se fueron distanciando de la liturgia y adquiriendo una independencia que los situó concretamente en la navidad.

Algunas de las cancioncillas más famosas son "El tamborilero", que nos cuenta: "El camino que lleva a Belén / Baja hasta al valle que la nieve cubrió / Los pastorcillos quieren ver su rey / Le traen regalos en su humilde zurrón / Ropo-pom-pón, ropo-pom-pón"; o el más aclamado de todos, "Noche de paz": "Noche de paz, noche de amor/ Todos duermen en derredor/ Entre los astros que esparcen su luz / Bella anunciando al niño Jesús".

Pero la lista es rica y vasta. Entre los que podemos mencionar están "Campana sobre campana", "Mi burrito sabanero", "Los peces en el río", "Feliz Navidad", "Blanca Navidad", "La Marimorena", "Rodolfo el reno", "Ya vienen los Reyes", "Popurrí navideño", "A la nanita nana" y tantos más.