Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Servicios
  • Tiempo Libre
  • Estrellas
"Carros de fruta y kiosco de hierbas"

Un patrimonio inmaterial de la Ciudad Jardín

La publicación en formato periódico, a cargo del escritor Cristóbal Gaete, fue gestionada por la propia asociación de comerciantes de carros de Viña del Mar.
E-mail Compartir

Marcelo Macellari C.

Desde hace décadas forman parte del paisaje urbano de Viña de Mar y hoy indiscutiblemente son patrimonio inmaterial. ¿Quién no ha visto los carros verdes en distintos puntos de la ciudad jardín? ¿Quién no ha preguntado una dirección o comprado una fruta en ellos? La publicación "Carros de fruta y kiosco de hierbas" permite conocer a esas personas que han estado al servicio de la comunidad por generaciones.

Realizada en formato tipo periódico, escrita por Cristóbal Gaete y diseñada por Cristóbal Correa (Cerro Press), "Carros de fruta y kiosco de hierbas" reúne las historias de vida y testimonios de los y las comerciantes que trabajan cotidianamente en estos carros. Cuenta con fotos de Javiera Espinosa y otras de archivo cedidas por los propios comerciantes. Esas mismas imágenes familiares dan cuenta de la antigüedad de estos comerciantes, que antes eran muchos más, pero que hoy resisten los fuertes embates del tiempo.

La semana pasada, en la plaza María Luisa Bomba de la Ciudad Jardín, se hizo entrega de 200 copias de la publicación a público general, además de reunir a los socios de esta organización de carros para recibir sus propios ejemplares, con las medidas sanitarias de rigor. Los dueños de estos carros poseen ejemplares para sus clientes, así como también el escritor Cristóbal Gaete (IG: @gaeteredactor) y el diseñador Cristóbal Correa (@cerropress) cuentan con copias para la venta.

Respecto a la génesis del proyecto, Gaete cuenta que "hace un tiempo me llamó Ulises Veas para realizar algo con esta recientemente inaugurada Asociación de Carros de fruta de Viña del Mar. Él conocía mi trabajo anterior con el libro del Mercado El Cardonal, y le propuse trabajar con historias de vida".

-¿Por qué decidiste hacer la publicación en formato periódico?

-Según los recursos que se podían acopiar, porque es un proyecto autogestionado y asociativo entre la misma asociación y recursos propios y de Cerro Press, le propuse esta publicación en formato periódico, que además tiene las características de ser un formato liviano, de mayor volumen, y menos distante para la comunidad que un libro.

-¿Cómo se estructura la publicación?

-Tras un texto de presentación, se cuenta la historia de 12 carros, a través de historias de vida y testimonios. Algunos de ellos tienen fotos en presente hechas por Javiera Espinosa, otros compartieron fotos familiares. La impresión tiene 16 páginas en total.

-¿Qué te llamó la atención de los personajes y los relatos que conociste?

-La relación con la autoridad y con su entorno. Son personas que trabajan en la calle, pero que tienen su permiso municipal y pagan por ello. Los carros nacen como una caridad a la gente de trabajo hace décadas, y solo pueden ser traspasados entre la propia familia. Para su entorno, son un servicio cotidiano. Mientras dialogaba con ellos, era normal que les pidieran bolsas, que guardaran cosas, le preguntaran direcciones, entre muchas otras cosas más.

-¿Hay situaciones que unifiquen sus historias?

-La experiencia de tener que vivir y trabajar en un carro unifica sus historias. Desde las anécdotas relatadas de cuando los carros debían trasladarse a fuerza (hoy todavía tienen las ruedas, pese a estar fijos), a veces por mujeres viudas, por niños, hasta el trabajo bajo la lluvia. Eso es algo que busca esta Asociación, colocar ese tema en agenda, porque tienen ideas sobre las mejoras que podrían hacerse en sus estructuras.

-¿Por qué crees que es importante que se conozcan estos relatos?

- Porque llevan décadas trabajando de generación en generación familiar y en sus relatos se puede ver cómo ha cambiado la sociedad y la propia Viña del Mar.

-¿Son estos carros y kioscos parte del patrimonio de Viña?

-Tras 60 años trabajando en sus calles, califican sobradamente en lo que se denomina patrimonio inmaterial. El patrimonio inmaterial como tal no existe si no es funcional a su entorno, porque deja de ser práctica social, desaparece.

-¿Por qué crees que han sobrevivido a la modernidad?

-Por su relevancia en la economía doméstica. Por una fruta no se puede entrar al supermercado. Porque una ensalada al almuerzo fortalece una colación que se debe hacer en poco tiempo.

-¿Cómo han vivido y cómo les ha afectado a estos comerciantes los cambios experimentados por la ciudad?

-Eso es un tema importante. Pascual Aballay, uno de los entrevistados más antiguos, menciona que cuando llegó a Viña del Mar la gente le compraba en canastos, que la gente consumía más fruta que bebidas, por ejemplo, mientras Sara Abarca recordaba los cartuchos de papel. Otros recuerdan el volumen y tipo de fruta que vendían, que era mucho mayor antes. Creo que hay una reducción de los volúmenes que manejaban, también que hoy, en vista de que es un grupo de gente mayor, hay algunos que no están.