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La escandalosa historia de una "financiera bruja"

Testimonio del presidente de la Comisión Liquidadora de la entidad investigada en la década de 1970, abogado Miguel Ángel Guerra Martínez: "Pude constatar el nivel de aprovechamiento de los directores de dicha institución y cómo abusaron de cientos de incautos, excamaradas de ellos, y les birlaron sus ahorros de años".
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En los últimos años la opinión pública ha sido testigo de diversos casos de abuso, aprovechamiento y corrupción al interior de diversas ramas de las Fuerzas Armadas, principalmente en el Ejército y Carabineros. Ya a nadie sorprenden las investigaciones de delitos y procesamientos de funcionarios y oficiales envueltos en hechos ilícitos marcados básicamente por la defraudación y el delito económico al interior de estas instituciones.

Se ha instalado la sensación que estos son hechos propios de las últimas dos décadas. Pero un poco antes, en la década de 1980, se registra uno de los primeros hechos de connotación pública: "La Cutufa" del Ejército, nombre de la perra de un funcionario de esta especie de sindicato financiero clandestino que ofrecía a sus inversionistas, en su mayoría oficiales del Ejército, tasas de interés libres de impuestos del 20% al mes.

Sin embargo, uno de los primeros grandes casos de ilícitos cometidos al interior de las Fuerzas Armadas en nuestro país tiene su origen en Valparaíso. Ocurrió en la década de 1970 y tuvo como protagonista a la Cooperativa de la Armada, la Cooper Armada. La entidad, destinada en su origen a ayudar a los funcionarios de la Marina de Chile, terminó transformada en una "financiera bruja", defraudando a cientos de personas, la mayoría de ellas funcionarios de la institución.

El caso ocurrió en medio del gobierno militar por lo que, obviamente, no se informó en los medios con la resonancia que un caso así tendría hoy. De hecho, prácticamente no hay referencias a este hecho en ninguna publicación ni documento de internet.

El liquidador

Uno de los protagonistas de esta casi olvidada historia fue el abogado Miguel Ángel Guerra Martínez. En medio de la investigación judicial de este caso, a él le correspondió, en los años 1979, 1980 y 1981, ser el liquidador de la cooperativa del personal de la Armada. Cuando lo designaron para esta compleja tarea, había sido recién ascendido al puesto de asesor jurídico regional de la histórica Dirección de Industria y Comercio, la Dirinco, la antesala del actual Servicio Nacional del Consumidor.

Guerra ejerció profesionalmente 26 años en Dirinco y luego, fue director regional del Sernac en los primeros tres gobiernos de la Concertación. También fue seremi de Economía y presidente de la Comisión Antimonopolios Regional.

Conversamos con el abogado Miguel Ángel Guerra para conocer detalles de esta historia.

-¿Qué rol le correspondió cumplir en este caso?

-Hay que aclarar, en primer lugar, que no me correspondió realizar la investigación de los hechos. Eso corrió por parte de los tribunales de justicia respectivos. Lo que yo efectúe en el fraude de la Cooperativa de la Armada fue el rol de liquidador de ésta, por un decreto del ministerio de Economía. Fui el presidente de la Comisión Liquidadora. En ese momento yo estaba cumpliendo labores como asesor jurídico de la Dirinco, equivalente a juez de comercio, una función punitiva frente a las infracciones que cometen los comerciantes, como no tener listas de precios, acaparamiento, venta condicionada etc. Ese era mi rol al momento de asumir como liquidador de la Cooperativa.

-¿Hubo colaboración por parte de la jefatura de la institución uniformada?

-Al iniciar la liquidación forzada de la Cooperativa del Personal de la Armada, Cooper Armada, nos encontramos con cero cooperación de la institución y una grave obstrucción de parte de ésta, lo que no ayudo en nada a nuestra labor. Cooper Armada era una cooperativa de consumo, con filiales en Quillota y Talcahuano, teniendo su casa matriz en Valparaíso. La Armada se desligó totalmente del asunto en ese momento. El gobernador de Valparaíso, funcionario naval de alto rango, que era director, señaló en la prensa que era una institución particular y no le cabía responsabilidad a la Armada, pese a que en el Directorio había un contraalmirante, hermano del intendente regional de la época.

-¿En qué consistieron los hechos?

-Los delitos que se detectaron en la liquidación fueron fraude, apropiación indebida y delito financiero. En la práctica era una financiera bruja. El caso, que comenzó como una liquidación forzada por negligente administración, destapó una financiera bruja, con un fraude por muchos millones y millones de pesos, en que había miles de afectados. Las reuniones de los defraudados se hicieron en el Teatro Velarde -hoy Teatro Municipal de Valparaíso- y en el Sindicato de Estibadores. En el último evento, donde se informaba a los afectados, fui sacado de la sede del Sindicato por el Grupo Móvil de Carabineros, las Fuerzas Especiales, en medio de disturbios y protestas de los estafados.

Estrecha relación

-¿Cree Ud. que este caso tiene relación con los hechos más contemporáneos de corrupción en las Fuerzas Armadas?

-Yo diría que tiene mucha relación con los fraudes del Ejército y Carabineros. Muchas señoras de altos oficiales compraban productos de alta gama como cristales y cubertería de lujo en la Cooperativa a precios ridículos. También otros enseres domésticos. En la planilla de deudas se registran los valores vendidos, los viáticos de los directores de la Cooperativa y los auto préstamos. Todo eso lo hace parecido con los otros fraudes más famosos de hoy.

-¿Hubo presiones, amenazas?

-Hubo presiones del intendente de la época, para que no presentáramos querellas contra el Directorio. Al final, se presentaron. Fue designado ministro en visita, Alfredo Pfeiffer. Se dictó auto de reo contra el gerente general, que fue, a la larga, el único detenido y procesado. Debido a la obstrucción de la Armada en la liquidación, hizo que toda la información de los datos que se obtenían debían ser dirigidos al general Ballarino Fanfor.

-¿La prensa de la época cubrió los hechos?

-Todos los medios cubrieron el caso en un principio, pero luego de un tiempo, solo las quejas de los defraudados mantuvieron latente la noticia. Algunos defraudados tenían allí todos los ahorros de su vida. Muchos murieron sin recibir un veinte de sus depósitos, gente que necesitaba el dinero para operaciones. Se creó una organización de los defraudados por la Cooper Armada, dirigida por doña Jesús Alvarez Calderón.

Impotencia

-Con el paso de los años, ¿cuál es su reflexión en torno a este caso?

-El caso en comento me permitió ver el nivel de aprovechamiento de los directores de dicha entidad y cómo se aprovecharon de cientos de incautos, excamaradas de ellos, y les birlaron sus ahorros de años. Además, uno sintió una gran impotencia, de la nula investigación del ministro que no procesó a todos los directores de la Cooperativa.