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Culpar a la gente "es falta de respeto" y "no asumir fracaso"

Expertos dicen que la estrategia comunicacional de Gobierno en la pandemia no ha estado enfocada en la población y que cuando se logran avances, la "noventera" forma presidencial, lo arruina.
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Belén Velásquez N. - La Estrella de Valparaíso

La ocupación de camas está al límite, los contagios siguen subiendo, pero podemos salir de vacaciones mientras el ministro de Salud, Enrique Paris, dice que tenemos "cifras alentadoras" y el seremi de Salud, Francisco Álvarez, afirma que el aumento de casos de COVID-19 se debe "al relajo de la población".

A casi un año del inicio de la pandemia, la fatiga "es real", dice la sicóloga Lilian Pérez, académica de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Playa Ancha y directora nacional del Colegio de Sicólogos, quien asegura que hablar de "relajo de la población es una falta de respeto hacia ella".

La experta acusa incoherencia en los mensajes de las autoridades y que el discurso en estos 11 meses de contingencia sanitaria no ha sido actualizado, que no se involucra a la gente y que se sigue improvisando en el mensaje.

En la misma línea va el periodista Claudio Elórtegui, académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, doctor en Ciencias de la Comunicación e investigador en comunicación política, quien afirma que "culpar exclusivamente a la población del alza, en términos de las carencias existentes en educación, información y disponibilidad de recursos para evitar que las personas salgan de sus hogares, es no asumir el fracaso de una comunicación de riesgo a nivel gubernamental".

"Llevamos casi un año alterando nuestra forma de vida y eso genera agotamiento físico y mental. Entonces, la gente hoy no es la misma que hace un año y sin embargo, el discurso no se ha actualizado, sigue siendo el mismo que hace un año: se dicen los porcentajes, las variaciones, cuántos murieron hoy, cuántos murieron ayer. En el fondo el discuro que da el Gobierno, o quién esté a cargo, no mira que la sociedad cambió", dice la sicóloga Pérez.

Agrega que "no hay que responsabilizar al Gobierno de la pandemia", pero "sí hay que responsabilizar a la estrategia comunicacional, hay que mirar que la gente está fatigada y decir que se relajó es faltarle el respeto a mucha gente porque muchos sí lo están tratando de hacer bien".

Marketing noventero

Para Elórtegui la estrategia comunicacional "se asemeja a la actitud de un escorpión. Cuando pareciera que se empieza a sintonizar y llegar al talante correcto, con mensajes claros, persuasivos, que evidencian comprensión del diálogo científico - ciudadano, en gran medida por el esfuerzo que el ministro y las autoridades sanitarias ejercen, la comunicación presidencial central del gobierno cae en sus errores habituales de generar sobre expectativas e intentar controlar una agenda desde su tradicional estilo de marketing político noventero".

Lo anterior, dice Elórtegui, "confunde, contradice los mensajes desde el mundo médico, dejando sin efecto lo avanzado por el ministro Paris, quien a esta altura ya comienza a evidenciar el desgaste y se le traspasará el costo político por decisiones que se escapan de su influencia, como tener aeropuertos abiertos, un presidente sin mascarilla, una primera dama viajando a Miami".

El olimpo

Para la sicóloga, la estrategia debe enfocarse en incluir a las personas como parte de la solución y saber cuáles son sus necesidades. "Pedimos incorporarnos a la mesa de salud mental, pero nadie nos pescó. Este concepto 'Saludablemente' está dirigido por siquiatras y no todos están enfermos como para siquiatras. La salud mental es trabajo de sicólogos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, pero el tema se sigue viendo desde lo biológico, se empieza a patologizar todo, a meter fármacos, pero no dan estrategias de solución de conflictos".

"La primera estrategia sería incorporar a las personas como solución y no seguir en el encierro de cuatro paredes donde están los doctos, el grupo iluminado del Olimpo, que finalmente no se traduce en políticas reales y por eso la gente está descontenta, no llegan a la casa las soluciones. O sea, inviten -por ejemplo- a una educadora de párvulo para saber cómo hacer más agradable el ambiente infantil en la casa, donde a lo mejor todos comparten una pieza y eso lo ve, a su vez, un trabajador social", dice Pérez.

Asumir

Elórtegui advierte que cuando el mensaje sanitario es determinado por la variable política "comienza un acomodo de la realidad que es peligroso".

"No hay fórmulas mágicas con el COVID, pero sí hay una ventaja que no hemos aprovechado en lo comunicacional. Podemos ver lo que pasará con la pandemia en el Norte Global con varios meses de anticipación".

"De una vez por todas, los liderazgos de todos los colores políticos se deben poner a la altura, si eso implica, por ejemplo, trasladar las fechas de las elecciones o votar por correo, asumir que no se volverá a clases presenciales en marzo y volcarse a una revolución digital sin precedentes para activar por algún lado la economía, hay que hacerlo, pero ahora".

"Hemos perdido mucho tiempo valioso y será más perjudicial a medida que sigamos maquillando la realidad".

Claudio Elórtegui, periodista

"En el fondo el discurso que da el Gobierno, o quién esté a cargo, no mira que la sociedad cambió".

Lilian Pérez, sicóloga.