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Rabia: una plaga mortal

Causada por animales salvajes, una de sus características es la hidrofobia. Según la OMS, Chile desde 2010 está libre de la variante canina del virus rábico.
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Por Juan Guillermo Prado

Muy pocas personas, no más de diez en el mundo, han sobrevivido sin tratamiento a la mordedura de un perro rabioso o a la succión de un murciélago con rabia. Uno de ellos fue César Barriga, un joven de Quilpué. En el invierno del año 2013, mientras transitaba en moto, fue mordido en la pierna derecha por una jauría de perros callejeros. En una clínica de la ciudad se le puso la primera dosis de vacuna antirrábica y suero antitetánico. Sin embargo, no recibió las restantes programadas.

Unos diez días más tarde, comenzó una cefalea intensa y fotofobia que disminuyó con paracetamol. Luego presentó una retención urinaria, por lo que retornó a la misma clínica, donde lo hospitalizaron por 48 horas con diagnóstico de prostatitis. Su calvario fue creciendo con diversos males, siendo trasladado a la UCI del Hospital de Quilpué. Allí se le practicó una punción lumbar. Luego fue derivado de urgencia a la UCI del Hospital Dr. Gustavo Fricke de Viña del Mar, donde llegó en estado de coma.

Inconsciente y conectado a un ventilador, no se sabía la causa de su gravedad, pero su estado de salud tenía dos particularidades: un problema de retención urinaria, algo raro para su edad; y el hecho anecdótico de haber sido mordido por unos perros. Fue sometido a un coma inducido que se extendió por casi un mes y sobrevivió a la rabia.

Fue un proceso nada fácil. Es el séptimo sobreviviente atacado por el virus de la rabia en el planeta y el primero del país. Ha tenido diversas dificultades como inconvenientes para caminar, secuelas neurológicas hasta problemas para distinguir colores o reconocer los rostros de personas conocidas. Pero logró vencer la rabia de la que, paradojalmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había declarado, el año 2010, a nuestro país como libre de la variante canina del virus rábico.

En tiempos lejanos

En Mesopotamia, 1.800 años antes de Cristo, existía una ley que prescribía: "Si un perro enfermo [de rabia] muerde a un hombre y le causa la muerte, el dueño deberá pagar dos tercios de una mina de plata (40 shekels); si muerde a un esclavo y muere por esta causa, deberá pagar 15 shekels".

Sin embargo, la primera descripción de la rabia se atribuye al médico italiano Girolamo Frascatoro, quien el año 1546 realizó una detallada recopilación de este mal, afirmando que su incubación, tras la mordedura del animal rabioso, tarda en aparecer entre 20 y 30 días, si bien en algunos casos se posterga hasta varios meses y, muy raramente, hasta un año. Cuando la enfermedad se manifiesta, el paciente no puede permanecer de pie ni acostado, cada vez está más agitado, se araña y tiene una sed insoportable. La sed es porque el enfermo rehúye el contacto con el agua y prefería morir antes que beber o acercarse a cualquier líquido. Llegado a este estadio, la persona se vuelve rabiosa, mordiendo a otras personas, comienza a expulsar espuma por la boca, tuerce los ojos de modo dramático hasta que finalmente cae en un estado comatoso y expira.

En su recorrido por el territorio nacional el naturalista británico Charles Darwin publicó en su texto "Observaciones y notas sobre sus viajes", la existencia de "hidrofobia en los valles de Chile", indicando que en 1835 muchos perros de Copiapó habían sufrido hidrofobia y no pocas personas habían sido mordidas y morían por esta terrible enfermedad.

El Héroe y la Rabia

El 21 de mayo de 1879, en el fragor del combate de Iquique, moría el cirujano Pedro Regalado Videla, quien estando a bordo de la goleta Covadonga recibió un proyectil del Huáscar que atravesó la goleta, cercenando sus pies y ocasionándole una hemorragia que, después de diez horas, le provocó la muerte.

Antes había escrito, en su memoria para graduarse de licenciado en la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de Chile, el primer texto sobre la rabia en Chile. Allí señaló: "Esta enfermedad es enteramente originaria de los animales y el hombre solo la contrae por la inoculación del virus rábico. La naturaleza de este virus, como la de todos los de su especie, nos es desconocida por completo y el microscopio no ha podido revelárnosla".

Agrega: "En la provincia de Coquimbo, especialmente en el lugar de Andacollo, los casos de este terrible mal son relativamente numerosos, comparándolos con los que se dejan conocer en Santiago, donde solo he visto tres casos, en el tiempo que he residido en ella".

En aquella época no había vacunas ni fármacos contra el mal. Videla escribió: "La multitud de medicamentos que se han empleado en el tratamiento de esta enfermedad prueban su ineficacia".

Años más tarde, en 1885, el químico francés Luis Pasteur colocó la vacuna contra la rabia a un niño de nueve años. Pero Pasteur no era médico, de modo que conforme a la legislación vigente, si fallaba podría tener problemas con la justicia.

Sin embargo, tras consultar con sus colegas, se decidió a inocular la vacuna al menor. El tratamiento fue exitoso y duró diez días con inyecciones diarias, por las cuales el chiquillo no desarrolló la enfermedad. Pasteur fue alabado como héroe. En 1887, el gobierno francés creó por decreto el instituto que llevaría su nombre, del cual saldrían descubrimientos tan significativos como, en 1983, el virus del SIDA.

Una Vacuna Chilena

En la lucha contra la rabia se destacó un descubrimiento realizado en Chile. En 1954, los médicos Eduardo Fuenzalida y Raúl Palacios encontraron un método para elaborar la vacuna antirrábica que superó a la creada por Pasteur y a las existentes en ese momento, debido a que no producía contraindicaciones y por su alta potencia inmunológica.

Sin embargo, los perros vagos continuaban propagando la rabia. En 1960 las autoridades de salud iniciaron un Programa de Control de la Rabia en Chile con la eliminación de caninos y la obligatoriedad de vacunar a gatos y perros. Pero la plaga aún está vigente. El principal reservorio del virus es el murciélago. En 1989 se diagnosticó rabia en cinco zorros grises en la Región de Magallanes.

Según la OMS, la rabia es una enfermedad que se puede prevenir a través de la vacunación. Se estima que anualmente causa unas 60.000 muertes en más de 150 países y el 95% de los casos ocurre en África y Asia. Los sectores más afectados son poblaciones rurales pobres y aproximadamente la mitad de los contagiados son niños menores de 15 años.

Actualmente, la OMS ha establecido la campaña "Unidos contra la Rabia" para alcanzar el objetivo "Ninguna muerte humana por rabia para 2030".

"En Mesopotamia, 1.800 años antes de Cristo, existía una ley que prescribía: "Si un perro enfermo [de rabia] muerde a un hombre y le causa la muerte, el dueño deberá pagar dos tercios de una mina de plata".