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Detrás de la ópera

La viñamarina, que reside actualmente en Italia, es una de las pocas mujeres que desempeñan este rol en el mundo. Sus acercamientos a la danza y al teatro la llevaron al mundo de la puesta en escena de piezas líricas.
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Por Javiera Espinosa

"Mi impulso siempre fue bailar, ahí mi abuela me tomó y caminamos juntas la vida en la danza". Ese apoyo y su eterna inquietud la llevó a ser intérprete en danza del Conservatorio Izidor Handler de Viña del Mar, formándose como bailarina clásica y contemporánea.

Pero a Christine Hucke la curiosidad por encontrar una forma de contar historias e inventar personajes la llevó a estudiar teatro. Ese lugar sería la intuición que hoy la lleva a ser la única directora en escena de ópera en Chile.

Christine Hucke, viñamarina, cuenta que la danza le dio la posibilidad de abrir sus horizontes y el teatro la base de sus decisiones en lo escénico, la argumentación de porqué hacía lo que hacía. "Eso ya vislumbraba en mí cómo llegue a la dirección", señala.

Fue el 2004 cuando María Cecilia Toledo, mezzosoprano y gestora cultural, lideraba un proyecto que se llamaba "Ópera en el mar", que concluyó con tres años seguidos de ópera en Valparaíso. Se extendió una invitación a Christine, quien había concluido sus estudios de teatro hacía un par de años. Su pulso y constante tránsito como intérprete entre la danza y el teatro, le hicieron justicia. Así, le propusieron realizar la coreografía y el cargo de asistente de dirección escénica.

"Ahí conocí este tercer amor y en donde encontré todas las artes escénicas que me interesaban. En la ópera había danza, música, teatro, visuales. Era contar una historia con muchas disciplinas y de cierta forma así crecí", relata.

un antes y un después

En 2008, el fallecido director de ópera Rodrigo Claro invitó a Christine Hucke al Teatro Municipal de Santiago. Esto, declara, fue un antes y después en su vida: "Me dieron la posibilidad de trabajar y aprender al mismo tiempo", expresa.

La ópera "Viento blanco" contaba la tragedia de Antuco, con la composición de Sebastián Errázuriz. Esta obra marcaría los siguientes pasos en su carrera.

Christine ya tenía varias experiencias en el cuerpo; de hecho, recuerda que sus primeros trabajos en el Municipal eran ir a buscar la tela del vestuario. Sin embargo, esto le permitió trabajar con reconocidos directores internacionales. Esa fue su gran escuela de formación y desde allí emprendió un viaje al origen de la ópera: Italia.

Su debut

Fue en el Teatro Regional de Rancagua donde se hacía un estreno por partida doble. Era la primera dirección de escena de Hucke y la primera vez que se presentaba una obra: "El barbero de Sevilla".

La crítica de la época ya declaraba ese trabajo como "inédito y memorable". Así, los focos comenzaban a apuntar a Christine como una directora importante. De asistente de dirección pasó a ser la directora de escena de distintas óperas en Chile, llegando incluso a la escena internacional en el Abay Opera House en Almaty, Kazajistán.

Hucke reflexiona sobre su lugar como directora y declara que "en Chile ha habido directoras de escena importantes: Miryam Singer, Marisol Hernández, pero en realidad somos bien pocas".

Para la directora, quien llega a estos lugares "es porque tiene experticia y las capacidades para hacerlo, pero decir que ser directora mujer dentro de la ópera no es tema, sería mentir".

Manifiesta que cuando un hombre es director nadie se cuestiona nada, en cambio, "a una le cuestionan por casi todo su trabajo y eso es agotador". Sin embargo, declara que "manifestarlo no me aporta, ya se sabe que una mujer siempre debe demostrar el doble".

La Compuerta n°12

La pandemia ha dejado estragos en todo el mundo y el arte ha sido golpeado fuertemente. Los teatros están cerrados y casi todo se ha traslado al streaming. "Estamos en medio del mar nadando hacia una orilla que es incierta, pero es muy interesante de poder investigar", manifiesta Hucke.

Y allí, en un trabajo colectivo, atravesado por la historia y la desigualdad que se vivió y aún se vive en el país, llega "La compuerta n°12", una ópera experimental basada en el cuento del escritor chileno Baldomero Lillo.

"La compuerta N° 12" presentaba dos retos: vislumbrar el dolor de quienes debían sobrevivir en condiciones de vida precaria en las minas de carbón y que fueran los niños quienes sumergían sus cuerpos allí.

El desafío era contar una historia desde una narrativa audiovisual y digital. Sin embargo, el proceso creativo de Hucke ya venía marcado por la multidisciplinariedad y esta nueva era digital era su prueba de fuego. Así incorporó a sus disciplinas previas el trabajo gráfico en carboncillo del artista Diego Urzúa, el que, en palabras de la directora, "está marcado por una sensibilidad total".

Christine expresa que "es inevitable no conectarme a modo personal con la historia que estoy contando, busco empatizar con el personaje e intento conectarlo con algo que pueda ser reconocible por el público y esto se da en esa conexión con lo que ocurre socialmente en el mundo".

Así, Hucke inició un proceso que fue buscar un puente que cruzara la sensibilidad, la nostalgia y el recuerdo doloroso del mundo subterráneo del carbón y unir todo para presentar la posibilidad que es el mundo de la ópera, comunicando desde el mundo audiovisual.

"La Compuerta N°12" es un monodrama digital de composición y libreto de Miguel Farías y dirección de escena y cine de Christine Hucke, protagonizada por el barítono Patricio Sabaté, con las ilustraciones y dirección de arte de Diego Urzúa. Se estrenará el domingo 31 de enero, a las 20:00 horas. Valor: $5.000.