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A un siglo de la matanza de San Gregorio

La Pampa salitrera fue escenario de numerosos enfrentamientos, con muertos y heridos. Hoy se conmemora el centenario de uno de los más cruentos.
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Redacción - La Estrella de Valparaíso

Uno de los temas quizás menos estudiados de la historia de Chile han sido las matanzas que ocurridas en tiempos republicanos. A fines del año 2019, el periodista Juan Guillermo Prado y el senador Francisco Chahuán presentaron el libro "Chile a sangre y fuego", donde describen las distintas masacres perpetradas entre 1890 y 1910. Ahora continúan investigando sobre lo ocurrido en los años posteriores.

Entre estas masacres, figura la de San Gregorio, ocurrida hace exactamente un siglo. El 3 de febrero de 1921, en la oficina salitrera San Gregorio, sucedió un enfrentamiento entre obreros y las fuerzas de seguridad que dejó numerosos muertos y heridos.

Juan Guillermo Prado, estudioso del tema, señala: "En la Pampa salitrera hubo numerosos enfrentamientos. El suceso más conocido ocurrió en 1907 en la Escuela Santa María de Iquique, pero entre 1890 y 1966 ocurrieron más de este tipo de situaciones. La más importante fue la ocurrida en la oficina La Coruña, en 1925, cuyos trabajadores pretendían rebajar la jornada laboral a ocho horas. No hay estadísticas confiables pero se cree que murieron unas 900 a dos mil personas, entre hombres, mujeres y niños. A mi juicio sería la masacre más horrorosa de nuestra historia, incluso mucho más que la de la Escuela de Santa María".

-Sin embargo, los hechos más conocidos son la matanza de Lo Cañas, en 1891, y la masacre del Seguro Obrero en 1938.

-Y es por una razón simple: ocurrieron en Santiago y sus alrededores. A pesar de la ferocidad de los hechos, murieron menos personas que en aquellos enfrentamientos ocurridos en la soledad de la Pampa salitrera.

-¿En Valparaíso también han ocurrido hechos similares?

-En el siglo XIX hubo diversas movilizaciones incruentas como huelgas y paros de los fleteros marítimos, de los tipógrafos o de los operarios de sastrería. Precisamente, en una sastrería porteña Micaela Cáceres fundó, en 1887, la primera organización obrera femenina en el país. Fue la Sociedad de Obreras de Socorros Mutuos. En aquella época no existía seguridad social ni leyes que auxiliaran a los trabajadores en caso de enfermedad. La muerte de una colega fue lo que la impulsó a crear dicha organización. Lamentablemente, en el año 1903 una huelga de los portuarios, por la rebaja de la jornada de trabajo y mejores salarios, significó la muerte de unas 50 personas y aproximadamente 200 heridos.

-Volvamos hacia 1921, un siglo atrás, ¿qué ocurrió en la oficina San Gregorio?

-El 23 de diciembre de 1920, Arturo Alessandri Palma asumió como Presidente de la República. No habían pasado dos meses de mandato, cuando se les comunicó a los obreros de dicha oficina que esta paralizaría sus operaciones por la crisis que significaba el descubrimiento de salitre sintético por parte de Alemania. Los propietarios del yacimiento avisaron a través del administrador de la oficina que en los primeros días de febrero sería la paralización. Se comunicó a los trabajadores, quienes exigieron el pago del desahucio. Pero los empresarios señalaron que este era improcedente pues habían dado aviso de despido con quince días de anticipación. Como había algún grado de inquietud, Luciano Hiriart, intendente de Antofagasta, envió a la oficina San Gregorio un piquete de cinco carabineros al mando del teniente Lisandro Gainza. La autoridad provincial comunicó a Arturo Alessandri Palma lo que estaba ocurriendo, quien optó por dejar en manos del intendente la situación. En la madrugada del 3 de febrero arribó el teniente Buenaventura Argandoña, con veinte soldados a San Gregorio. A las cinco de la mañana recorrió el campamento anunciando que a las siete de la mañana saldría un tren con rumbo a Antofagasta. Subieron escasos pasajeros. A la una y media de la tarde partió otro convoy con algunas familias. A las tres de la tarde comenzaron a llegar trabajadores de otras oficinas con el objeto de apoyar a sus colegas. Se calcula que se reunieron unos 2.300 obreros en la plaza del campamento. Los dirigentes reiteraron el pago del desahucio y reafirmaron la decisión de no abandonar San Gregorio mientas no se les pagara lo que consideraban justo. A las cinco de la tarde los manifestantes se dirigieron a las oficinas. Pidieron hablar con el administrador quien estaba acompañado por los tenientes Argandoña y Gainza. Argandoña les ordenó no atravesar la línea férrea. Un obrero reclamó el pago del desahucio. El administrador señaló que lo pagaría pero en Antofagasta. Ahí comenzó la revuelta. El teniente Argandoña dio orden de disparar, la mayoría huyó pero algunos enfrentaron a la tropa. Argandoña herido en la mano izquierda se refugió en una oficina desde donde siguió disparando. Los policías y militares sobrevivientes se refugiaron en el cuartel y cuando llegó la noche salieron a caballo a un pueblo vecino.

Justicia

-¿Cuántas fueron las víctimas?

-Hay autores que señalan que hubo medio millar de muertos pero es una exageración. En el periódico El Socialista, de Antofagasta, se afirmó que cayeron en la Pampa unos cien obreros, entre muertos y heridos, pero más tarde precisó que los fallecidos fueron 70. Luis Emilio Recabarren señaló que los muertos fueron 70 y los heridos cien. Las fuentes oficiales indican que los caídos fueron la mitad.

-¿Qué ocurrió después del enfrentamiento?

-La Corte de Apelaciones de Iquique designó a un ministro en visita. En agosto de 1922 se condenó tres dirigentes obreros a la pena de muerte, a otros por el delito de robo con fuerza en las cosas y al resto a penas menores. No fue fusilado ningún acusado y tampoco condenado ningún uniformado. En 1925 la Junta Militar de Gobierno, que administró el país por dos meses antes de que regresara de Arturo Alessandri Palma desde su exilio, indultó por un decreto a todos los condenados, que fueron liberados el 30 de enero de ese año.

"A mi juicio sería la masacre más horrorosa de nuestra historia, incluso mucho más que la de la Escuela de Santa María".

Juan Guillermo Prado, investigador