Haciendo un análisis y una reflexión profunda de nuestra sociedad y cultura, me doy cuenta que desde que somos niños y niñas, esperamos una sanción para cumplir normas o reglas que se nos entregan en diversas situaciones. Esto queda de manifiesto, en las diversas fiestas clandestinas que han sido noticia en los últimos tiempos, donde decenas de jóvenes son detenidos por infringir las orientaciones que entrega la autoridad sanitaria, en las que dicho en lenguaje coloquial "se pasan por cierta parte" lo que señala la ley.
Lo malo de todo esto, es que la atención se centra en quienes no cumplen dichas normas, pero ¿quién piensa en los vecinos y vecinas que sufrimos las consecuencias de esto?; música a volúmenes desmedidos, gritos, garabatos, disparos, alto consumo de alcohol, entre otras cosas. Y todo lo anterior ocurre en horarios que son pasados el toque de queda; es decir a altas horas de la madrugada.
Quienes vivimos en los costados de estas personas debemos aguantar y exponernos a esta constante molestia, ya que al dar aviso a las autoridades correspondientes, simplemente se limitan a decir "vamos enseguida, ahora andamos en un procedimiento"; frase que por lo demás no se cumple, ya que tras varias horas de insistir en llamados telefónicos, no solamente al plan cuadrante (que por lo demás NUNCA contestan), sino que también a los números de emergencia conocidos popularmente, e incluso a autoridades de mayor rango; no vienen y somos los propios vecinos quienes debemos arriesgarnos y acudir al lugar donde se desarrollan estas actividades, y ubicar a la persona que se encuentre con mejor estado de conciencia, e implorarle que baje el volumen y respete a los vecinos.
Lo anterior expuesto, es "pan de cada día" o de cada fin de semana en la ciudad donde vivo; Villa Alemana, donde hay adultos mayores, bebés de pocos meses de vida, personas postradas, y también personas que al día siguiente deben salir temprano a sus trabajos. Ojalá todos t todas tomaran conciencia de que no están solos, y que sus acciones a veces incomodan a su entorno, porqué esperar que los multen o los tomen detenidos para reflexionar.
Esperando hacer conciencia tanto en las autoridades como también en los "inspirados" vecinos y vecinas, se despide una ciudadana de Villa Alemana.
Natalia Paredes Natrito