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De chincoles y gorriones Presidente Sociedad de Folclor Chileno

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Por Yvaín Eltit

La patria cuenta con un gran aviario desde mucho antes de que el intelectual Eduardo de la Barra Lastarria (1839-1900) fundara el Museo de Historia Natural de Valparaíso (1878).

Sobresale el buen chincol. El nombre científico es zonotrichia capensis chilensis, que deriva de zono (cinta, correa) y trichia (pelo), capensis (de Cabo de Buena Esperanza, Sudáfrica), chilensis (latinizado, de Chile). Se le identificó por primera vez en 1834 en el texto "Reise um die Erde" ("Viaje alrededor de la Tierra") del médico y botánico alemán Franz J. Ferdinand Meyen (1804-1840). Se localiza desde Putre hasta Magallanes con cuatro subespecies: pichirre (Parinacota hasta Antofagasta), pichuncho (costa peruana a Arica), chincol común (Atacama hasta Aconcagua) y australis desde islas Guaitecas (región aysenina) hasta Tierra del Fuego. Habita en bosques, cerros, huertas y parques, casi siempre en solitario, salvo en pareja cuando se aparea.

Este pajarito pertenece a la familia de los emberizidae, llega a medir de 13 a 16 cm, y pesa entre 20 a 25 g. El macho tiene la cabeza gris con tres líneas negras a cada lado que van del pico a la nuca, plumas de la corona levantadas con forma de copete, garganta y abdomen blanquecinos, una gran mancha rufa que circunda al cuello, pecho café claro tierra, manto, lomo y cola pardos, mientras que la hembra posee tonos más apagados. Colocan de dos a cinco huevos verde pálidos o celestes. Se alimenta de frutas, semillas y artrópodos.

Son designados por los mapuches como "mentutoki" y popularmente como "Tío Agustín", pues su canto (exclusivo del macho, al igual que el copete) suena como "¿Han visto a mi tío Agustín?". Otras denominaciones son: cachilo y chingolo (Argentina), pichitanca (Bolivia), tico-tico (Brasil), copetón (Colombia y zona andina venezolana), come maíz o pirris (Costa Rica), coronadito (Guatemala), San Francisco (Paraguay); y afrechero, pinche, planchín, tancca (Perú).

Se suele confundir con el gorrión, al punto de llamársele "gorrión americano", siendo la diferencia clave el copete característico. Según el folclorólogo Oreste Plath en "Lenguaje de los pájaros chilenos" (1976), se cuenta que los especímenes de esta avecilla se registraron primeramente en 1904. La terminación que la ornitología (rama de la zoología que investiga las aves) deriva del latín passer (gorrión) domesticus (casa), de la familia de los paséridos. Actualmente puebla todo Chile, incluyendo Rapa Nui y el Archipiélago Juan Fernández, principalmente en ciudades, siempre en comunidad. La altura promedio del pardal (como también es apodado) es de 14 a 18 cm y pesa entre 24 a 40 g. El macho tiene la parte superior parda, manchadas de castaño y negro, partes inferiores blanquecinas con gris pardusco, alas negruzcas y pico del mismo tono. La hembra es más ligera y su color uniforme, la que pone de cuatro a cinco huevos blancos o verdosos, moteados. A diferencia del "Tío Agustín", el gorrión posee dimorfismo sexual, aquello implica variaciones de color, forma o tamaño, entre macho y hembra. Además, usurpa nidos ajenos, adoptándolos como suyos, por ejemplo, la loica. Si bien tiene un comportamiento social, es más agresivo. Come insectos, semillas y desperdicios producidos por humanos.

Trans y soldado: una lenta transición

El Presidente Biden anuló recientemente el veto impuesto por Donald Trump, que impedía que personas trans sirvieran en las Fuerzas Armadas.
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Por Susana Samhan | Agencia Efe

Durante los diecisiete años que la soldado transgénero Melody Stachour lleva sirviendo, ha visto cómo las Fuerzas Armadas de Estados Unidos prohibían a los homosexuales y bisexuales salir del armario, y ni siquiera admitían a transexuales, con unas medidas discriminatorias ya superadas que, no obstante, siguen pesando en la institución.

Esta suboficial de la Fuerza Naval en la reserva, de 41 años, está contenta por la reciente decisión del Presidente Joe Biden de revertir la orden de su predecesor, Donald Trump, de prohibir a los transexuales ejercer como militares, aunque todavía queda un buen trecho hacia la igualdad total.

Stachour se unió a la Armada en 2004, cuando tenía 25 años y todavía no había iniciado el proceso de cambio de sexo a mujer.

Eran años en los que estaba en vigor la política "Don't ask, don't tell" ("no preguntes, no cuentes"), instituida por la administración de Bill Clinton en 1993 y derogada en 2011 por Barack Obama, por la que se prohibía a las personas abiertamente gais, lesbianas o bisexuales ejercer en las Fuerzas Armadas.

Como dice su nombre, los militares homosexuales o bisexuales podían servir siempre y cuando no hablaran de su orientación, al tiempo que a sus superiores se les indicaba que no preguntaran.

tolerancia

En aquella época "había mucha más tolerancia, incluso bajo 'don't ask, don't tell', en los rangos júnior, porque muchos de los que estábamos en los rangos júnior habíamos crecido en una era en que los individuos gais y lesbianas eran parte de nuestra cultura, eran parte de quiénes éramos y no prestábamos mucha atención", rememora Stachour.

Aun así, había numerosas restricciones sobre lo que un uniformado homosexual o bisexual podía hacer públicamente. Un ejemplo de ello era que sus parejas no podían aparecer en los documentos militares oficiales.

Esa política pudo anularse gracias a que el estamento castrense, como parte de la sociedad, fue evolucionando con el tiempo.

De la misma manera ha ocurrido con los transexuales, que entre 1960 y 2016 estuvieron vetados en la institución.

Hace 17 años "no creo que la cultura en las Fuerzas Armadas hubiera sabido qué hacer con los soldados que eran trans, y eso es simplemente por el hecho de que no estábamos expuestos a gente trans en las Fuerzas Armadas", opina Stachour, que luce una larga melena rubia.

Ya llevaba unos años en la carrera militar, cuando esta suboficial, que desarrolla labores de analista y de Inteligencia, aparte de capacitar a reclutas, "llegó a un entendimiento" de sí misma y decidió iniciar su proceso de transición.

SALIR DEL ARMARIO

"Me estaba preparando para volver a enrolarme en 2018 y se lo dije al oficial al mando, al oficial ejecutivo y al jefe sénior de alistamiento. Durante el día, en una sesión aparte, antes de que nos realistáramos, me apoyaron mucho", cuenta.

Para volver al servicio en activo se suele celebrar una ceremonia en la que el militar pronuncia unas palabras: "Elegí emplear ese momento para salir del armario ante el resto de la comandancia, y también recibí muchas felicitaciones y agradecimientos por hacerlo público", recuerda.

Fue un momento feliz únicamente empañado por el anuncio de Trump unos meses antes en un tuit, en julio de 2017, donde informaba de su intención de prohibir a todos los transgénero en las Fuerzas Armadas.

Finalmente, el Departamento de Defensa presentó en marzo de 2018 una normativa que establecía que las personas con "un historial de disforia de género (...) quedaban descalificadas del servicio militar excepto bajo circunstancias limitadas", aunque no recomendaba la expulsión de quienes ya se hubieran sometido a una operación de cambio de sexo.

Stachour se enteró del tuit de Trump en pleno despliegue, llevaba despierta desde muy tem prano y no daba crédito a sus ojos. "Tuve este sentimiento de que el presidente, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, no pensaba que yo, como alguien que era trans, fuera capaz de desarrollar la misión", lamenta.

Ella se considera afortunada porque no le afectó el veto al haber completado su transición cuando la norma entró en efecto. Sin embargo, meses después fue ascendida y el verano pasado se convirtió en la primera soldado de la Armada abiertamente transgénero en ser seleccionada para un puesto de comandancia.

Biden revirtió la prohibición de Trump en enero pasado, a los cinco días de su investidura en la Casa Blanca, pero no todo está hecho. "Vivimos en un mundo en que el veto se ha revertido por una política oficial, pero todavía no hemos visto que las órdenes hayan llegado abajo en blanco y negro sobre cómo implementarlas, así que estamos esperando a que la recomendación sobre su aplicación salga del Pentágono", dice la suboficial.