De la cuna al cajón: wanderino dejó comprado su féretro teñido de verde
Carlos Acevedo, acérrimo hincha del Decano, falleció la semana pasada y fue sepultado dentro de su ataúd caturro.
El lazo de los hinchas con el club de sus amores es tan potente, que incluso el fanatismo se arrastra "desde la cuna al cajón", tal como dictan famosas canciones entonadas en los estadios. Así fue el caso de Carlos Acevedo Medina, fanático de Santiago Wanderers que falleció durante la semana pasada en el hospital Carlos Van Buren, pero que desde el año pasado ya tenía comprado un féretro con los colores del Decano.
"Él tenía sangre verde, siempre repetía lo mismo", destacó en primera instancia Patricia Toro, viuda del ferviente fanático porteño, quien hace varios años había decidido ser cremado una vez que se produjera su deceso, pero la muerte de su suegra durante el año pasado cambió de lleno sus planes.
"Él había pagado hace muchos años su cremación, pero en septiembre del año pasado mi mamá falleció, y como por el tema del virus estaban cerradas las iglesias y todos los lugares, en la funeraria nos dijeron que nos podían prestar una pieza para velarla, cosa que pudieran ir los más cercanos. No éramos muchos, y ahí fue cuando él vio este cajón de Wanderers y se enamoró, yo le dije que para qué lo quería, si su idea era ser cremado, pero insistió en que se lo iba a comprar, me acuerdo que me repetía 'yo soy wanderino y en este cajón me voy'", agregó la oriunda de Placilla.
Su ritual
El otrora estibador falleció a raíz de un infarto cerebral, lo que lo imposibilitó de seguir hinchando por Santiago Wanderers. Desde el seno de su familia recordaron con cariño cómo el porteño disfrutaba de los encuentros, contando que "cuando veía los partidos se volvía loco, ponía el CD de Los Panzers y música del Wanderers en la previa, después ponía a full la tele y disfrutaba los partidos a concho, ganara o perdiera Wanderers. De hecho, siempre tenía una bolsa de globos verdes y si el equipo ganaba se ponía tirarlos para afuera".
Si bien la familia Acevedo antes decía presente permanentemente en los estadios, la violencia en ciertos sectores de las barras y el paso de los años los hicieron cambiar los tablones por la comodidad del hogar.
"Antes íbamos harto al estadio como familia, llevábamos un termito, viajábamos a regiones con una bandera en el capó del auto, pero después empezaron a haber muchas peleas en el estadio, además él se operó las caderas, así que tampoco podía subir los escalones, así que mejor contrató el canal para ver los partidos en la tele", cerró Patricia.
"Ël había pagado hace muchos años su cremación, pero vio el cajón y dijo 'soy wanderino y en este me voy' ".
Patricia Toro