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[ALBERTO ABARZA, NADADOR PARALÍMPICO CHILENO Y LOS PRÓXIMOS JJ.OO. en tokio:]

"Somos el único país que no entrenó en pandemia. Dimos mucha ventaja"

Tras ser tricampeón en el World Series de EE.UU., cuenta que Chile se relajó al pensar que con el COVID ningún otro país podía entrenar. Cuenta cómo fue volver a nadar después de 8 meses y las desventajas que tendrá nuestro país.
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Jorge Reyes Patuelli

Alberto Abarza, nadador paralímpico y reciente tricampeón en el World Series de EE.UU. está preocupado de cara a Tokio 2020. El deportista cree que Chile entregó mucha ventaja al no poder entrenar por la demora en entregar permisos en pandemia, mientras los otros países sí lo hacían.

A Abarza lo pilló la pandemia en Europa. El deportista, que padece el síndrome de Charcot-marie-tooth, viajó a España para quedarse en ese continente por un año y prepararse para los Juegos Olímpicos. Pero logró escapar. Cuando estaba con su familia en Italia, el chileno pudo volver al país antes que cerraran todas las fronteras y todo ese esfuerzo le costó dinero, lo que se sumó a la incertidumbre de que los JJ.OO. se cancelaran.

"Cuando dijeron que los Juegos se cancelaban uno pensaba en todo lo que gastó como familia para llegar de buena forma. Paramos de nadar, estuvimos casi ocho meses sin nadar, sin agua. Desde marzo a noviembre. Para un nadador por un día que pare de agua son tres", comenta Abarza.

Igualmente, el chileno fue tricampeón la semana pasada en el World Series realizado en Lewisville, Estados Unidos. A pesar de no haber podido competir previamente por la pandemia, el hombre de Cerrillos logró el oro en los 100 y 50 metros espalda y 200 metros libre, confirmando su calidad y dejando en claro por qué ya está clasificado a Tokio.

-¿Cómo fue el momento en que volviste a nadar ?

-Sentía que pesaba como 200 kilos. Con suerte podía mover los brazos en el agua, me faltaba esa sensación como también técnica y la sensibilidad. Nadar no se te olvida, es como andar en bicicleta, pero igual me costó. Más porque mi enfermedad va avanzando todos los días. Pero sabes que lo tienes que hacer de la mejor manera.

-Al parecer no te afectó en nada la pandemia con tu tricampeonato en Estados Unidos.

-Me deja bastante contento, pero no satisfecho. En Tokio van a estar los mejores. No sé cuántas balas me queden en mi carrera y quiero aprovechar estos JJ.OO. con todo. Hasta el momento son los últimos, no sabemos si tendré otra oportunidad.

-¿Cómo te has preparado para Tokio?

-Nos costó sacar los permisos para entrenar. Muchas veces no lo entendía. Somos el único país que no entrenó en pandemia. En Brasil tomaron a sus deportistas clasificados, los encerraron en un Centro de Alto Rendimiento y entrenaron todos los días. Dimos mucha ventaja como país, nos confiamos mucho, decían 'no, si están todos en pandemia. Es algo mundial', pero en realidad seguían entrenando. Ahora estamos con esa preocupación de qué irá a pasar.

-¿Y cómo superas toda esa sensación de tiempo perdido?

-Era frustrante en ese momento, saber que todos estaban entrenando y uno no, pero lo manejas con la familia, el apoyo es fundamental. El pensamiento que he tenido siempre es que hago esto porque me gusta y no por ganar una medalla, pero al mismo tiempo pensamos en lo que podríamos tener. Venía de salir campeón Panamericano, fuimos a un mundial y sacamos medallas, entonces por qué no cuidar esto que es una posible medalla en unos Juegos Olímpicos.

-¿Sientes que llegarás a Santiago 2023 a defender los oros de Lima 2019?

-Sería un sueño, imagínate estar con mi familia. Sería algo tremendo. Pero también tengo que ser muy realista con mi discapacidad porque me afecta muchísimo. Para mí hacer deporte es un arma de doble filo porque si bien me ayuda, al mismo tiempo me desgasta más los músculos que tengo, que son los que me ayudan para poder estar bien. Voy a luchar para poder llegar, pero en óptimas condiciones. Uno llega sí o sí, aunque flotes, pero yo no quiero llegar a flotar. Hay que ser realista, yo tengo mi lugar en Santiago 2023, pero si sé que hay alguien detrás mío que viene con una meta y puede hacerlo bien, yo le puedo dejar el camino libre para que pueda tomar el remo.

-¿Cómo ves el recambio en tu categoría?

-Está lento. Lo que pasa es que es difícil en la natación paralímpica. No hay piscinas en todo Chile, para usar el CAR, por ejemplo, alguien de regiones, tiene que tener un logro, entonces te piden ese logro para después ayudarte. Es difícil. En los Panamericanos de Toronto 2015 éramos 16 nadadores, en Lima 2019 éramos 8 y ahora quedan 5. En vez de ir sumando vamos retrocediendo, no hay un avance y tampoco nos mantenemos. Muchos deportistas tenemos asumido que nos tienen que apoyar las empresas, pero yo creo que no, sino que tiene que ser una política de Estado.