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El Cristo de la Agonía Presidente Sociedad de Folclor Chileno

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Por Yvaín Eltit

En 1604 llegó a Santiago Fray Pedro de Figueroa (1580), joven sacerdote peruano y perteneciente a la orden de los agustinos, quien se percató de la ausencia de representaciones religiosas. Se puso manos a la obra para materializar imágenes pequeñas como obsequio para los vecinos. Luego solicitó apoyo a un carpintero para tallar un Cristo agónico en la cruz, instalado en febrero de 1613 en la iglesia de San Agustín.

Esta escultura de estilo barroco, cuerpo carente de refinamiento y llagas sin realismo, no obstante es fiel reflejo de nuestro mestizaje, fusionando lo hispano e indígena. Su mirada de profunda expresividad, interrogante y lamentosa.

El 13 de mayo de 1647, comenzó un fuerte sismo en el valle central, echando abajo el naciente Santiago y según registros 600 compatriotas perecieron aplastados. Dentro del templo agustino la única estructura en quedar en pie fue el altar con el Cristo de la Agonía, pero mayor sería el asombro cuando inexplicablemente la corona de espinas descendió hasta el cuello. Al otro día, cuando trataron de colocarla en la cabeza, volvía a temblar.

Los feligreses sugirieron una procesión para calmar a Dios. De allí en adelante se conmemora en esta fecha el "Cristo de Mayo", "Cristo de la Agonía" o "Señor de los Temblores".

Sin tener donde resguardar la estatua producto del sismo, entre la comunidad se encontraba Catalina de los Ríos y Lisperguer (1604-1665), "la Quintrala", dama de familia pudiente con propiedades desde La Ligua (Región de Valparaíso) hasta Codegua (en voz mapuche, "lugar de aguas y piedras, en la Región del Libertador General Bernardo O'Higgins).

Catalina asiló al Cristo en su solar (casa de linaje noble). Se escribió desde que la figura la miraba con terror al presenciar sus crímenes hasta un amor de infancia por Fray Figueroa, en la versión del abogado Benjamín Vicuña Mackenna (1831-1886), "diése posada en su casa la milagrosa imagen, que en su infancia viera labrar al padre Pedro de Figueroa".

En 1730 y 1984 no se realizó la procesión por las calles capitalinas, entonces al año siguiente la tierra rugió y se cumplió nuevamente la creencia popular.

En 1850 la remodelación del templo se le encargó al arquitecto Fermín Vivaceta Rupio (1827-1890). Contó con nuevas restauraciones en 1982 y 2003, respectivamente.

El 12 de enero de 1981 mediante Decreto N°76 la Iglesia de San Agustín sería designada Monumento Histórico, siempre en calle Estado N°185, comuna de Santiago Centro.