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Recuerdos del Bar Inglés

Hace una semana, una de las fachadas del centenario recinto cayó hacia calle Blanco, como un ominoso símbolo del deterioro que afecta al patrimonio de Valparaíso. Nacido a comienzos del siglo XX y cerrado tras cien años de vida, este local fue uno de los más emblemáticos de la bohemia porteña.
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"La barra del Antiguo Bar Inglés tiene 16 metros de largo. En ella cabe una muchedumbre. Por su superficie ruedan los dados de los jugadores de cacho, mientras los de los contendientes del dudo son examinados con prolongada atención antes de declarar lo que se tiene o finge tener. Hasta hace algunas décadas ninguno de esos juegos era posible en la barra ocupada entonces por platos y fuentes con una impresionante variedad de canapés que los parroquianos tomaban con libertad y declaraban luego con honradez a la hora de efectuar el pago. Detrás de la barra, los vasos de cada uno de los clientes, marcados con sus nombres, sin que nunca se haya sabido de un error al momento en que el barman cogía uno de ellos. Nostalgia, podrán acusar algunos, pura nostalgia, y lo que me pregunto es qué se puede tener contra la nostalgia, ese sentimiento virtuoso que consiste en dar valor a las cosas buenas que tuvimos en el pasado".

Corría 2017 y con estas palabras Agustín Squella, un porteñista de tomo y lomo, académico y reconocido columnista, describía en las páginas del diario El Mercurio la sensación que le acogía tras el cierre del tradicional Bar Inglés de Valparaíso.

Era, entonces, el fin de una historia de más de un siglo, que golpeaba fuertemente uno de los cimientos de la memoria colectiva porteña: uno de sus antiguos bares tradicionales cerraba sus puertas. El Bar Inglés tendría una breve nueva vida entre ese año y 2018, pare luego bajar la cortina definitivamente y, hace una semana, vivir un lamentable epílogo, cuando una de sus fachadas -la que da hacia calle Cochrane- se derrumbara hacia la calle, producto del absoluto descuido del edificio que albergó a uno de los más reconocidos centros de reunión de la bohemia porteña.

El edificio sigue en pie, pero el incidente removió los sentimientos de los porteños y amantes de Valparaíso, por el simbolismo de ver casi en directo el derrumbe de una tradición. Porque, si bien estaba cerrado desde el 2018, el Bar Inglés es uno de los tantos integrantes de una lista dolorosa de sitios centenarios que han cerrados sus puertas en Valparaíso.

Al anuncio del cierre del bar restorán Cinzano, de plaza Aníbal Pinto, se sumó hace unas semanas el bar La Playa, del Barrio Puerto, fundado en 1908. El más vetusto de todos en pie, el Liberty, de 1897, en plaza Echaurren, es por estos días objeto de una campaña de recolección de fondos para mantenerlo con vida, tal vez como último exponente de un patrimonio que sucumbe.

UN BAR CENTENARIO

El Bar Inglés fue, hasta su cierre, uno de aquellos "bares tradicionales" de Valparaíso, ubicados en el casco histórico de la ciudad y que acumularon una trayectoria de varias décadas. Nacidos en una época de mayor apogeo, cada uno de estos bares desarrollaron prácticas propias y distintivas. En esta lista se encontraban varios recintos de la antigua bohemia porteña, la mayoría de ellos ya desaparecidos: el Roland Bar, el American Bar, el Proa al Cañaveral, el Cinzano, el Bar Inglés, el bar La Playa, el restorán Del Mónico, el Bar Neptuno y más.

Cada uno con su propio público, sus tradiciones y sus ofertas distintivas, instalados en espacios arquitectónicos del valor patrimonial y que conservaron su "ambiente" sin mayores cambios.

El origen del Bar Inglés se remonta a 1916, cuando fue fundado por el marinero austríaco Jacobo Trinkler, quien habría arribado a Valparaíso comienzos de esa década. La primera ubicación del Bar Inglés no es la actual, sino un edificio ubicado en el sector de Plaza Sotomayor.

"Desde su fundación pasó por ser el centro predilecto de reunión informal para los negocios que cerraban los caballeros de tiempos de las dos guerras mundiales. Posteriormente, tras un incendio que afectara al edificio en 1950, la patente y la marca del bar fueron rematadas, adjudicándoselas don Domingo Elórtegui, quien abriría otro local con el mismo nombre en la calle Blanco, esquina Muñoz Hurtado, y lo cambiaría de domicilio en más de una oportunidad estableciéndose en forma definitiva en el primer piso del hotel Reina Victoria (...) Con el tiempo el local cambió de dueño y de nombre, pasando a llamarse Bar Restaurante Martini, el cual dejaría de existir a fines del año 2001. Tras el mencionado remate, en 1956, Jacobo Trinkler volvió a abrir el local con el nombre de Antiguo Bar Inglés; para entonces el local sería trasladado a su ubicación actual en calle Cochrane Nº 851, donde ha permanecido hasta hoy. Posteriormente se sucederían otros dueños en épocas sucesivas: don José Noziglia don Luis Schiapacasse y la sociedad Péndola y Casado. En 1978 el bar cerró sus puertas y salió a remate quedando en poder de la sociedad encabezada por don Jorge Harbin", señala Mauricio Rubio, Magíster en Historia de Arte y la Cultura PUCV en un articulo publicado en Revista Archivum y titulado "Un documento singular e inédito: La bitácora del Bar Inglés de Valparaíso".

EL FIN DE UNA ÉPOCA

Los profundos cambios sociales y económicos vividos por Valparaíso en el último cuarto del siglo XX afectaron también al Bar Inglés. La dictadura militar y el toque de queda prácticamente aniquilaron la vida nocturna en Valparaíso y la llamada antigua bohemia. Pero también influyeron la tecnologización de las faenas del Puerto, que implicó un cambio total en la vida portuaria, con menos trabajadores y estadías más cortas de las embarcaciones; el éxodo de numerosas oficinas y empresas financieras, comerciales y profesionales que tenían sus sedes en el entorno del "Wall Street" porteño; la creciente decadencia del Barrio Puerto; y el profundo cambio en el modelo económico que implicó el cierre de muchos locales comerciales como emporios, tiendas de ropa y confecciones, etcétera, los que daban vida a Valparaíso y que fueron dando a paso cadenas de supermercados, farmacias e importadoras.

Con todo, el Bar Inglés logró subsistir y pasar el cambio de milenio con una clientela fiel y también alimentado por el boom turístico de Valparaíso, tras la nominación del casco histórico de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad.

Las largas noches de conversaciones, dominó y abundantes comidas y bebidas fueron dando paso a una atención más bien diurna y con un público fiel y cautivo, enamorado de los encantos del Bar Inglés, que por años mantuvo prácticamente a los mismos empleados, quienes se hicieron familiares para los habitués.

La clásica barra de roble americano de 16 metros de largo permaneció hasta el final en el local, así como los vasos de whisky grabados con el nombre de los clientes, los clásicos ajís verdes para acompañar el pan o las galletas en el aperitivo y el célebre pisco sour del local.

En 2017, el Bar Inglés no pudo más y se declaró en quiebra, asolado por las deudas. La noticia golpeó a Valparaíso, pero una luz de esperanza apareció cuando el empresario Marco Hume adquirió el bar y anunció su reapertura, cuando el recinto alcanzaba sus 101 años de vida.

Aunque hubo algunas innovaciones, la decoración y las características del bar se mantuvieron prácticamente intocadas y los nuevos dueños se esforzaron en darle nueva vida al bar, organizando veladas y actividades culturales y de entretención, y modernizando su carta.

Lamentablemente, este "veranito de San Juan" fue breve, pues en 2018 el bar fue clausurado por la Seremi de Salud, por diversas observaciones e irregularidad en materia sanitaria. El dueño dijo en ese entonces que era imposible cumplir a cabalidad con la estricta normativa en edificios tan añosos como los que hay en el casco histórico de Valparaíso, algo que ya ha pasado en otros locales comerciales del sector.

Paulatinamente, el Bar Inglés dejó de existir y el edificio silenciosamente fue incrementando su deterioro, hasta que el sábado pasado una de sus fachadas cayera sobre la calle, como un ominoso símbolo del peligro que acecha a nuestro patrimonio.

Valparaíso, 20 de

diciembre de 1985

Tres ciudadanos santiaguinos se encuentran esta tarde aquí. Mario Muñoz Gaete, Juan Cuello Formas, Leonardo Chacón Howard, importantes, caballerosos, simpáticos y alegres. (La importancia no tiene nada que ver con las veces que se sale en la tele ni las veces que se ha sido ministro). Jugando al cacho y compartiendo en este tradicional recinto nos sentimos inmersos en un pasado glorioso de este Valparaíso, que tantas glorias intelectuales le ha entregado al país. Cercanos como estamos a la navidad, queremos rendir un homenaje a la amistad y a la camaradería que aún tenemos a raudales en nuestro país, y hacer sinceros votos para que lejos de terminar o decrecer, sea cada vez más fuerte".

De la bitácora del Bar Inglés, documentada por el académico Mauricio Rubio.