Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Servicios
  • Tiempo Libre
  • Estrellas

La higuera Presidente Sociedad de Folclor Chileno

E-mail Compartir

Por Yvaín Eltit

Desde los primeros días del mundo la higuera nos acompaña. Hay registros de sus más antiguas plantaciones entre el 9.400-9.200 a.C. en el valle del Jordán (actualmente Israel, Jordania y Palestina). Luego los egipcios utilizaron monos para recoger higos, documentado en "Ägypten und ägyptisches Leben im Altertum" ("Egipto y la vida egipcia en la antigüedad"), en 1885, por el egiptólogo alemán Johann Peter Adolf Erman (1854-1937).

No será hasta 1753 cuando el botánico sueco Carl von Linné (1707-1778), traducido al español como Carlos Linneo, publica su tratado "Species Plantarum" (en voz latina, especies de plantas), catalogando a la higuera con el término latino ficus (higuera, higo) carica (hierba espinosa), perteneciente a la familia de las moraceae.

Es un árbol o arbusto caducifolio (aquellos que pierden sus hojas durante parte del año) y alcanza a medir 8 metros de alto. Su copa es abierta, a causa de su abundante ramificación, brotando casi desde el suelo. Sus hojas pueden llegar a medir 25 cm de largo y 18 cm de ancho, formando lóbulos. Crece en las costas del Mar Mediterráneo, Asia suroccidental y otras regiones del planeta.

Tiene dos tipos de frutos: uno es el higo, entendido como la flor invertida de la higuera, de sabor dulce, con más de 750 especies, posee propiedades que ayudan a la actividad digestiva y aporta fibra al intestino; el otro es la breva, de forma parecida al higo, con los frutos dentro de ella, no es muy dulce y sus colores varían entre amarillo-verdoso, a azuladas o negras. Son ricas en agua, fibras y vitamina C. De ella viene el dicho "buscarle el cuesco a la brea", que es intentar dar solución a un problema sin resolver.

Es bien sabido que en las vísperas de la Noche de San Juan florece la higuera, pero aquel que tome su flor necesitará de valentía para subirse a una escalera e ir por un ejemplar, pues la sinfonía de ruidos que acompañan al aventurero que dude van desde bufidos y ladridos hasta apariciones de Satanás. De tener éxito, la mujer se casará con un hombre rico, si es hombre tendrá buen porvenir económico perpetuamente. La flor debe dejarse entre el pecho y la ropa hasta el otro día, cosa que desaparezca y surta efecto el rito.

Por ningún motivo se debe tocar, oler o mirar la flor de la higuera; aquel que se atreva puede enmudecer o volverse loco.

Otros dicen que si se está con una guitarra a la medianoche se aprenderá el instrumento por arte de magia gracias al Diablo. Acá surge el dicho "otra cosa es con guitarra", que refiere a la diferencia cuando colocamos en práctica algo.