árbol caído
Gran preocupación ha generado entre los vecinos el estado de los árboles de calle Navío San Martín en San Roque, Valparaíso. Uno se cayó producto del mal tiempo y de suerte no hirió a nadie. Sería bueno que los encargados fueran al lugar para evaluar la situació.
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¿Han sido adecuadas las medidas para evitar que nuevas variantes de coronavirus entren al país?
¿Coincide con las prioridades que, a juicio de consejeros regionales, debe abordar el gobernador regional electo?
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Es una prueba que no sirve; el alumno la contesta sabiendo que no tiene valor formal. Esto hace que los resultados sean, por decir lo menos; poco confiables; son espurios.
Se aplica por igual a todos los establecimientos que tienen realidades socioeconómicas diferentes. Se pretende hacer una clasificación de los colegios en buenos y deficientes.
Esto es un absurdo, la educación depende, en gran parte, de la calidad de los alumnos, los profesores son los mismos; no hay gran variedad en las escuelas de pedagogía. En los colegios hay generaciones buenas y malas. El producto no depende, totalmente, de la gestión de los docentes.
Ya que estamos en un esquema económico liberal debiera eliminarse definitivamente; el Simce no resiste ninguna objeción pedagógica: como instrumento de evaluación, solo muestra la ignorancia del ministerio y no se ve su eficacia. Es una prueba muy cara que no ayuda a mejorar la alicaída educación. Lo que se gasta debiera invertirse en mejorar los sueldos de los profesores que son los que tratan de cumplir a pesar de la ignorancia de los personeros del ministerio que siguen llenando a los docentes de actividades absurdas como las planificaciones, las hojas de ruta y los portafolios.
En las condiciones actuales no se justifica esta medición; debiera aprovecharse esta circunstancia para eliminar definitivamente esta práctica.
Carlos Cabrera G.
Filosofía UCV
Quienes han luchado por el respeto a la diversidad, vivieron durante junio el Mes del Orgullo, destinado a visibilizar a la comunidad LGTBQ+ y favorecer la inclusión en todos los ámbitos de la sociedad.
Pero no basta quedarnos con las buenas intenciones expresadas en junio. La inclusión es un trabajo permanente y de largo aliento, para lograr un cambio cultural que acoja a la diversidad.
Esto se aplica especialmente en el mundo del trabajo. Hay acciones concretas que las organizaciones pueden realizar para eliminar los sesgos y permitir a las personas desplegar sus talentos, independiente de su orientación sexual o de género.
El primer paso es contar con procesos de selección de personal diseñados científicamente para medir talentos y habilidades para el trabajo. Hasta el momento, solo el 49% de los trabajadores han pasado por este tipo de procesos según estudios.
Una adecuada evaluación permite a las personas llegar al puesto de trabajo que mejor se ajusta a sus competencias. En efecto, el 81% de quienes han pasado por este proceso muestra satisfacción por su trabajo. Entre quienes no han sido evaluados, el nivel de satisfacción baja a 65%.
También es importante crear una cultura organizacional abierta a la diversidad. Un ejemplo de esto son los programas de mentoría, que acompañan a las personas LGTBQ+ en su inserción laboral, e incorporan a todo el equipo y a la comunidad en la promoción de un clima laboral inclusivo.
De aquí a 30 años, la diversidad será la norma. Las organizaciones pueden comenzar hoy mismo a impulsar acciones para incorporar los nuevos talentos que se están visibilizando.
Anabella Capetillo
ManpowerGroup Chile