Niños vulnerados
Hoy día, cuando nuestro país discute cambios tan importante como una nueva constitución, duele en el alma ver cómo el Estado ha fallado estrepitosamente en el cuidado de los niños y que este tema no tenga la urgencia debida.
Desde hace unos días he observado a una madre con dos niñas pequeñas que pide dinero en la avenida Alvarez de Viña, a la altura del cruce del Hospital Clínico. La mujer suele transitar entre los autos que están en el semáforo en rojo con una de las bebés en brazos mientras la otra chiquitita, que debe tener unos 3 o 4 años, deambula por la punta de diamante.
Es realmente brutal ver cómo los derechos de esas niñas están absolutamente vulnerados. No solo están expuestas a un riesgo de accidente inminente, incluso de vida, sino que además se vulneran todos sus derechos mínimos al estar expuestas día a día a estas condiciones. Uno entiende que la madre puede estar atravesando una situación difícil y que no hay dolo, sino tal vez desesperación, al exponer a las niñas a esta situación. No estoy apuntando hacia ella, sino hacia el Estado, que viendo esta flagrante violación de los derechos de las niñas no actúa de inmediato. ¿Cómo es posible que sigan allí día a día? ¿Cómo es posible que no tengamos una institucionalidad que permita actuar de oficio, en forma rápida, y retirar a esas niñas y ubicarlas temporalmente en un lugar donde al menos se garanticen sus básicos derechos a vivir en un ambiente seguro, tener alimentación y cuidados? Repito, no es la idea culpar a la madre, de hecho el Estado debería también tenderle una mano para ayudarla a ponerse de pie y salir adelante de la situación de miseria que la aqueja. Pero en el intertanto, no podemos permitir que los niños sigan pagando el costo. Hay que actuar y rápido. Lo más lamentable es que este caso no es único, he visto en otras esquinas de la Ciudad Jardín padres mendigando con niños pequeños, todos los días. Creo que acá tenemos una urgencia real, ineludible, que no puede esperar un cambio constitucional. Esos niños deben ser protegidos a toda costa, de forma inmediata y diligente, porque como sociedad no podemos seguir permitiendo esta gigantesca falla.
Ester Valencia