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Patricia Beltrán: "Nosotros estamos haciendo la pega del Estado"

La exreligiosa y líder de la Fundación Betania Acoge acusa que este tipo de organizaciones sin fines de lucro -en este caso, para respaldar y acompañar a mujeres en situación de vulnerabilidad- existen porque "justamente hoy las instancias de gobierno, no son capaces de apoyar y ayudar".
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Formar parte de la historia de mujeres marginadas que llegan a la puerta de su fundación con la esperanza de ser ayudadas y ver el proceso de cambio, es la principal motivación para Patricia Beltrán. Tras dedicarse a la religión durante más de 23 años, hoy ve representada en ellas la fe que sus padres le inculcaron desde su infancia y hace carne esa espiritualidad liderando la Fundación Betania Acoge, en la que trabaja con mujeres en situación de vulnerabilidad de la Región de Valparaíso.

Desde la indignación, asegura que las fundaciones del país asumen un rol social que no deberían: "Nosotros estamos haciendo la pega del Estado", dice. Pese a que existe una constante intención de construir acuerdos para recibir un soporte financiero, el desgaste que genera es mucho mayor y los recursos nunca llegan. "Las instancias de gobierno no son capaces de apoyar y ayudar", añade Beltrán.

De hecho, cuenta que incluso se reunió con el alcalde de la Ciudad Puerto, Jorge Sharp y aun así no logró un respaldo desde el municipio. "Yo he golpeado la municipalidad de Valparaíso, fui una vez a hablar expresamente con el alcalde Sharp y me ofreció ayuda, pero nunca llegó la ayuda", cuenta con tono de molestia.

En esa línea, Beltrán reflexiona acerca de la actitud que suele tener la sociedad frente a la fragilidad ajena. "Quién de nosotros se ha detenido alguna vez en una esquina cuando ve a una mujer y le ha preguntado: 'Hola, ¿cómo está? ¿Necesitas algo? ¿Cómo te puedo ayudar?'. Hoy no existe eso, somos tan individualistas y tan buenos para hacer juicios".

Tocar el cielo

La Fundación Betania Acoge nace precisamente de este problema: el abandono y la marginación. El que, en 2010, una extraña le pidiera un abrazo en plena calle fue uno de los factores que llevó a Beltrán a replantearse su rol social y crear la institución que actualmente ayuda a 82 mujeres de Valparaíso.

El cambio que viven quienes son recibidas por Betania Acoge se debe a un acompañamiento integral que les permite desarrollarse educativa, laboral y socialmente, incluso en época de pandemia.

"Armamos todo un trabajo a través de llamadas telefónicas, encuentros a través de Zoom, y cuando la situación lo amerita y es necesario, tenemos algún encuentro presencial y personal, con cada una de estas chiquillas que lo está pasando mal", asegura la exreligiosa, quien puntualiza que, desde la fundación, se hacen cargo también de la salud mental, mediante apoyo psicológico y terapias alternativas que ayudan a sus beneficiarias a progresar.

Beltrán describe la casona donde está ubicada la institución, destacando la gran escalera que tiene. "Dan ganas de bajarla vestida de novia", cuenta simbólicamente.

"Muchas (mujeres) llegan muy marcadas por dolores y sufrimientos, nosotros les abrimos la puerta y miran esta escalera desde la entrada, diciendo 'cuando llegue arriba, voy a tocar el cielo'", recuerda la exreligiosa, refiriéndose a una de las experiencias más lindas de su trabajo.

Y cuando terminan su proceso en la fundación, esos peldaños vuelven a tomar relevancia. De hecho, Patricia Beltrán cuenta el testimonio de una de sus "chiquillas" -como les dice-: "Ahora puedo bajar esta escalera digna, contenta, empoderada, porque soy capaz de hacer cosas distintas para la vida", rememora.

Con la pandemia, la institución se tuvo que adaptar para no perder la cercanía con las mujeres, pero también para brindar nuevos tipos de ayuda ante las adversidades de esta crisis sanitaria.

Además de las vulneraciones sociales que han vivido las mujeres de Betania Acoge, muchas de ellas carecen de educación y no han podido optar a beneficios estatales por su analfabetismo. "Escuchamos muchas veces que en la televisión 'usted se mete ahí y marca', pero para tanta gente que no sabe leer, ¿Qué le podemos pedir?", dice Beltrán.

Así, la fundación ha tomado en sus manos el acompañamiento también en estas materias: mujeres que no tenían su ficha de inscripción social, que no podían sacar su clave única y, por lo mismo, no habían logrado optar a los bonos del Estado, pese a que claramente pertenecen a los sectores más vulnerables del país. "Esa parte se olvida", concluye Beltrán.