Familias de El Salto no pierden la esperanza de mantenerse en el sector
Vecinos, en su mayoría, han facilitado las labores de EFE por considerarlas necesarias, pero insisten en que siempre han convivido con el paso del tren.
Viviana Pérez Tapia tiene 40 años y ha vivido toda su vida en El Salto. Hace sólo unos días trabajadores que instalan sensores por mandato de EFE y como faena previa a la contención del talud del terraplén pasaron por su casa para poder efectuar sus labores: instalar unos sensores naranjos en distintos puntos del talud para advertir eventuales riesgos de derrumbe.
La vecina, nieta de fundadores de este antiguo barrio viñamarino, autorizó sin problema el paso de los trabajadores pues, según dijo, considera, como muchas otras familias - no todas - que los trabajos de sondaje son necesarios aunque advierte, las viviendas han convivido décadas con el paso del tren, incluso, trenes de carga.
"Es cierto que el talud en parte está dañado, en algunas zonas está así, y en ese sentido uno entiende la necesidad de la empresa de hacer estos trabajos (...) Además caen hartos huevillos desde la línea férrea (...) Yo no sé si es tan necesario que salgamos para que hagan el muro, tal vez podrían hacerlo lo más apegado, creemos que se puede. Nosotros hemos convivido toda la vida con el tren, incluso con el tren de carga y ese sí que hace ruido. Yo ya estoy acostumbrada", comentó.
Para esta vecina, así como a la gran mayoría de las familias que construyeron sus casas apegadas a la base de la línea férrea, trasladarse ya sea mediante un subsidio o un subsidio de arriendo, no es una alternativa factible, pues han construido sus vidas en el sector.
"Nos dijeron que teníamos que abrir la libreta de vivienda y han estado hablando de un subsidio de 25 millones, pero qué hacemos con eso", cuestionó esta vecina.
Tomasa Rocco, antigua dirigente vecinal de El Salto llegó cuando era niña y desde Chorrillos a vivir a este sector. Aquí se casó, tuvo a su único hijo que partió hace ya 8 años y espera quedarse hasta el final de sus días. En la actualidad cuida a sus sobrinos y a su octogenario padre
Al igual que su vecina, ella también coincide en la necesidad de construir el muro. "Ellos (EFE) han venido en buena onda, no hemos sentido esa amenaza, creemos que son trabajos necesarios porque efectivamente el talud se encuentra socavado en algunas zonas. Esa es una realidad, no en este sector, pero sí en algunas zonas que algunos vecinos han intervenido", precisó la exdirigente.
Tomasa reconoce que mantiene su confianza en que la mayor parte de las familias pueda quedarse. "El error fue, de los años que llevamos acá, que más arriba, se pusieron a escarbar el cerro con máquinas y eso dañó el talud. El problema es que nadie respeta a nadie, el más fuerte se come al más débil. Esa es una realidad", agregó esta vecina.
Tomasa Rocco lamenta que por responsabilidad de algunos se vean afectadas tantas familias. "Yo del tiempo que estoy acá nunca hemos tenido problemas, nunca un deslizamiento, nada. Esta casa es antigua, era de ferrocarriles y tiene más de 70 años (...)Hemos convivido toda la vida con el tren, nunca ha habido nada, ni Dios quiera que pase nada. Dónde voy a encontrar una casa a esta altura", añadió la exdirigente.