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[Cultura Urbana]

Recordando a Neruda a 50 años del Premio Nobel

Enrique Inda, uno de los mayores coleccionistas, bibliófilo y conocedor de la obra del poeta habla sobre su relación con él.
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Redacción - La Estrella de Valparaíso

En el marco del 50 aniversario de la entrega del Premio Nobel de Literatura al poeta Pablo Neruda (1971-2021), la curadora del Museo del Libro del Mar de Puerto San Antonio, Norma Alcamán, entrevistó al coleccionista y bibliófilo Enrique Inda, quien además es arquitecto y director de la Sociedad de Bibliófilos de Chile.

Inda -primer vicepresidente de la Fundación Pablo Neruda- lo recordó en sus distintas facetas: su poesía, ejemplares dedicados, su historia de coleccionista de libros antiguos, hasta una botella de vino que el poeta le regaló y que aún conserva.

¿En qué momento de su vida conoció a Neruda?

-La primera vez que lo vi fue cuando estudiaba en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile donde recitó alguno de sus poemas y conversó con los estudiantes. Recuerdo que le preguntaron qué consejos le daría a un joven que está empezando a escribir poesía, y él respondió que debía leer, leer mucho a los grandes poetas y luego copiar, hasta encontrar una voz propia.

¿Cómo fue el primer encuentro en persona?

-Fue en la casa de un amigo común, cuyos padres eran muy amigos del poeta. En esa oportunidad, mientras trabajábamos en un proyecto, se nos acercó y tomó las maquetas que habíamos hecho y nos hizo preguntas sobre arquitectura. Después supe que le gustaba la arquitectura y lo pude comprobar un par de años después, cuando me reuní con él con frecuencia. De hecho, en el diseño y construcción de sus casas, él se había involucrado mucho. En ellas está su sello, llegando incluso a que se construyeran algunos recintos para albergar parte de los objetos que había ido coleccionando y recogiendo en distintas partes del mundo.

¿Cómo inició su amor por los libros y la lectura?

-A los siete u ocho años. Mi padre frecuentaba las librerías clásicas de Santiago Centro y las de libros viejos. Me llevaba con él y me compraba un libro que a él le parecía apropiado para mi edad y yo elegía uno que a mí me gustara.

¿Cuándo se convirtió en un coleccionista de Neruda?

-En mi época de universitario comencé a comprar primeras ediciones de sus libros con el dinero que ganaba dibujando en oficinas de arquitectos. No eran tan escasas y caras como hoy. Compré la edición clandestina con pie de imprenta falso del "Canto General" que se imprimió en Chile simultáneamente con la de México. Fue una de las primeras joyas que tuve. Con el paso del tiempo me hice amigo de algunos libreros de la calle San Diego, quienes me ayudaron a formar mi biblioteca. Había confianza con ellos porque recordaban a mi padre y por lo tanto me fiaban. Pablo Neruda, como buen bibliófilo, también visitaba diversas librerías buscando títulos antiguos, de primera edición. Además, era un gran lector.

¿Cuál es su libro favorito del escritor?

-La relación con los libros es de afecto, por esto, mis preferidos son los libros que me dedicó Neruda. Entre mis preferidos está el "Canto General", que es una obra maestra de la literatura hispanoamericana por su contenido. El libro que siempre recomiendo a los jóvenes es "Residencia en la tierra" y "Estravagario". También "Odas elementales", y por supuesto "Los versos del capitán", que a mi juicio contiene los mejores versos de amor que escribió Neruda, y cuya primera edición se publicó en Italia en forma anónima.

¿Qué reflexión le gustaría compartir?

-Siempre he pensado que la lectura es una forma de enriquecer el alma, la vida, las relaciones con nuestros semejantes, familiares y amigos. Los escritores nos han dejado obras maravillosas, las que al leerlas nos abren un mundo que va mucho más allá de la cotidianeidad. Siempre voy a recomendar la lectura porque trae luz y esperanza a nuestra vida.

1971 fue el año en que Pablo Neruda reció el Premio Nobel de Literatura.

Critica de Arte

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por Daniel Santelices

Excelente restauración

Recuperar - restaurando- el edificio del Museo Municipal de Bellas Artes de Viña del Mar, es dar testimonio de que la cultura constituye uno de los objetivos más nobles de la máxima autoridad edilicia. Virginia Reginato lo asumió y obtuvo los fondos estatales para recuperar los tres mil metros cuadrados, acorde con que Viña del Mar es Cultura. Asimismo, ha sido exitosa su gestión para restaurar el Teatro Municipal. Dos emblemáticas construcciones.

La Empresa Kalam, especializada en restauración de edificios, en lo principal consideró que lo más complejo fue recuperar la estructura de madera que presentaba graves daños por pudrición y el ataque de termitas y coleópteros. La fachada principal hubo que rehacerla centímetro a centímetro, dejando toda su estructura de madera a la vista para poder reconstruirla, por lo que cada ornamento tuvo que ser replicado. Los cielos y pisos interiores fueron totalmente intervenidos para ser restaurados; las puertas y ventanas fueron decapadas y recuperaron sus terminaciones originales. La fachada también recuperó su tono original, con un fondo "carne melón" y detalles en blanco.

Los criterios de restauración planetariamente han estado presididos por cuatro tendencias, a lo menos, en que la italiana contempla una intervención de recuperar al estado original, y se permite muy pocas licencias; la francesa que no tiene inconveniente es realizar fuertes intervenciones, interesando que la funcionalidad predomine por sobre criterios del restauro propiamente tal y que la sustentabilidad económica no se ponga en riesgo; la española que busca el equilibrio entre estas dos tendencias, y las decisiones caso a caso; la alemana que llega al punto en que desarma y vuelve a armar lo que restaura, incorporando nuevos materiales y tecnología de punta, respetando las formas preexistentes. Es entre estas tendencias en que la restauración hoy se debate y en nuestro caso la predominancia de una u otra que conviven, y desde allí es que cabe juzgar por sus resultados que están a la vista en el Palacio Vergara, donde todo apunta a que ha habido muy buenas decisiones.

Conocer detalles de este trabajo ha sido posible gracias a la gentileza de Natalia Muñoz, de la Unidad de Patrimonio del municipio viñamarino y de Claudio Vergara, arquitecto restaurador.

La reapertura del Museo cuenta con un Catálogo Crítico del Museo de Bellas Artes de Viña del Mar, bilingüe (español e inglés).