El derrumbe de un edificio en Miami, dejó al mundo sin palabras, en cosa de segundos decenas de sus residentes murieron mientras dormían confiando en la seguridad de su hogar. Lamentablemente, la gran mayoría sigue bajo los escombros. Expertos apuntan tanto a problemas estructurales como a efectos del cambio climático. Lo cierto y más sorprendente aún, es que hablamos de una tragedia que pudo haberse evitado.
Gracias al Internet de las Cosas -IoT- hoy podemos medir y escuchar lo que las edificaciones tienen que decir de sí mismas, a través de un monitoreo de la salud estructural. Así los responsables de los edificios , obras civiles y patrimoniales recibirán información relevante y oportuna para reparar cualquier falla, protegiendo la vida de las personas. En nuestro país ya se utiliza en los nuevos centros de salud pública como el Hospital Biprovincial Quillota Petorca. Un avance, aunque aún estamos al debe en materia de normativa. El 2020 se trabajó en una nuevo reglamento para la intervención de construcciones patrimoniales y edificios existentes, más bien orientada a cómo realizar reparaciones, pero no cómo hacer una mantención preventiva.
Las tragedias ocurridas en Miami y la del Metro en Ciudad de México nos recuerdan que no hay tiempo que perder. Urge instalar en las autoridades y en los ciudadanos el concepto de Salud de Estructural, la importancia que tiene su constante monitoreo y que las estructuras no son seres biológicos que se auto reparan como el cuerpo humano. Debemos velar por la seguridad de todos los chilenos para que puedan dormir tranquilos en sus casas, puedan cruzar puentes con la certeza que todo está en orden y transportarse en el Metro, alejados del peligro que puede causar una falla estructural no monitoreada.
Leopoldo Breschi,
ingeniero civil PUC
y socio de Huella Estructural