Valle Hermoso: locales sortean la pandemia y el alto precio de la lana
Locatarios que lograron mantenerse en pie lamentan que mucha gente del rubro debió buscar otros trabajos y reclaman lo caro de la materia prima.
Claudio Morales Salinas - La Estrella Quillota - Petorca
El paisaje del barrio de los locales que venden tejidos en el sector de Valle Hermoso, en La Ligua, se mantiene igual de atractivo para los visitantes, pero una segunda mirada más atenta, entrega una visión deprimente de muchos negocios cerrados, o galerías con la mayoría de sus cortinas abajo.
Es que la pandemia los obligó a cerrar por meses el año pasado, y fueron muchos los emprendedores que sencillamente no pudieron seguir. Los que aún mantienen en pie sus locales, recién vieron un repunte durante las vacaciones de invierno. En Tejidos Patricio, por ejemplo, Gladis Zamora celebra que "el fin de semana pasado anduvo harta gente por acá, por las vacaciones y la fase 3 en que está la comuna. También en enero y febrero estuvo bueno, pero el resto de los meses fue difícil, estuvimos cerrados harto tiempo. Yo resistí porque estoy jubilada".
Su vecina Lorena Delgado, coincide en que el gran problema es el precio de la lana, que se fue a las nubes. "Subió demasiado de precio. Uno entiende que las fábricas en Santiago estuvieron cerradas también, pero está demasiado cara la lana. Otra cosa, acá no hay tantos restaurantes, y todavía no abren los domingos, por ejemplo, por lo que la gente se va más rápido".
Vender más caro
En una de las galerías en que se agrupan varios locales, y que luce algunos de sus locales cerrados, Yasna Redusnante Vilches y Gladis Araya Pizarro, cuentan que "aquí, de seis locales que hay, solo tres están arrendados. Es que todos vivimos de esto, y algunos debieron cambiar de rubro. Además, la gente ve un chaleco o una prenda bonita, pero no sabe el trabajo que hay detrás. Para nosotras ahora hay más pega, porque antes habían operarios como tejedores y ovelistas, que se dedicaron a otros trabajos en que ganan más. Ahora nosotras tenemos que cortar, coser".
Sobre la dificultad para conseguir la materia prima de las prendas que venden, estas locatarias contaron que "en La Ligua tenemos que hacer filas para comprar lana, y nos venden dos paquetes para la semana, cada uno trae seis ovillos. El resto la guardan para después venderla más caro, hay un aprovechamiento de precios. Y para ir a Santiago debemos comprar en mayor volumen. Después la gente viene, y como debemos vender más caro por los costos, nos reclaman a nosotras".
Aún así estas mujeres que intentan atraer compradores en sus locales llamados "Gente Fashion", destacan que "en las vacaciones invernales todos vendimos. Es que nos preparamos para el invierno y ahora estamos con los adelantos de temporada".
En otro de los locales que aún sobreviven, Moisés Olivares dice que lleva 40 años con su tienda "Michel". "Ahora ya estamos con un movimiento más lento, nos reactivamos con las vacaciones, pero antes de eso había estado realmente malo. Yo vendo harto los ponchos que salen a 28 mil pesos", comentó este comerciante de tejidos.