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"La delincuencia y la violencia no se terminan con más cárcel"

Eduardo Vergara, experto en seguridad, pide "cambiar el enfoque" en el abordaje del tema. Además, advirtió aumento de crímenes violentos en Valparaíso.
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Marcelo López - La Estrella de Valparaíso

En un escenario en que la violencia criminal y social parecen haberse instalado, pero aún con cierta esperanza sobre el proceso de cambios que se vienen -a nivel constitucional y de elección de nuevas autoridades-, el panorama en materia de seguridad ciudadana vive momentos definitorios.

"El país tiene que tomar decisiones y no podemos seguir replicando la misma lógica del populismo penal. Necesitamos de forma urgente cambiar el enfoque", asegura Eduardo Vergara Bolbarán, director ejecutivo de la Fundación Chile 21 y experto en la materia, para quien la Región de Valparaíso resume y reproduce la "disparidad" territorial del país en materia de seguridad.

Cientista político, Vergara fue jefe de Seguridad Pública del Ministerio del Interior y además dio vida al proyecto Laboratorio de Seguridad, una suerte de monitor social en temas de seguridad, crimen y narcotráfico. En conversación con La Estrella de Valparaíso insiste en que para abordar en profundidad los problemas centrales de la violencia, hay que modificar el switch.

-A modo de radiografía, ¿cómo ve el problema de la delincuencia en el país? ¿"Ayudó" en algo la pandemia a reducir delitos?

-El país está viviendo un punto de inflexión con indicadores muy preocupantes como el aumento de homicidios en 20% entre 2019 y 2020, de delitos violentos en los territorios donde habitan las personas de menores ingresos; de uso de armas; el caso de regiones como La Araucanía, donde la violencia y la criminalidad crecen; e incluso la violencia del Estado, donde las fuerzas de orden en muchos casos ayudan a la escalada de violencia, más que a su desescalada. Si bien, durante la pandemia muchos delitos han bajado por el confinamiento y la sobrepresencia de policías y militares, hoy ya vemos el resurgimiento de delitos contra la propiedad y también relacionados con la violencia. En Valparaíso, por ejemplo, en el primer trimestre de 2021 hubo un 120% más de homicidios que el mismo periodo de 2019.

-Ha dicho insistentemente, que Chile debe cambiar su enfoque en la materia. ¿A qué se refiere?

-El país tiene que tomar decisiones. No podemos seguir replicando la misma lógica del populismo penal, la mano dura, creer que con más penas y cárcel vamos a terminar con el fenómeno. Debemos cambiar el enfoque, por ejemplo, darle mayor prioridad a la integridad de las personas por sobre la propiedad privada, donde a veces un portonazo es más considerado que un caso de violación, un hurto que un homicidio, o los casos de violencia intrafamiliar ni siquiera se consideran. Al mismo tiempo, entender que el país vive bajo una lógica de vigilancia, castigo, detención y encarcelamiento que afecta desproporcionadamente a los sectores más vulnerables.

-En Chile suele decirse que se encarcela la pobreza…

-Sí. Tenemos generaciones de menores que entran y salen del Sename y luego entran y salen de la cárcel, en carreras que duran hasta 50 años, y que reproducen un ejército casi interminable de capital humano a disposición de la criminalidad organizada y el narcotráfico. Perseguimos pobreza, a los eslabones desechables, mientras se generan grados de impunidad para el gran criminal. ¿Por qué? Porque la ley chilena es extremadamente eficiente en perseguir jóvenes y mujeres que poco tienen, pero ineficiente en perseguir a los cabecillas de estas organizaciones.

-¿Cómo se cambia esta lógica?

-Haciendo las reformas necesarias para que la persecución sea efectiva en los eslabones superiores de la cadena, con leyes, por ejemplo, que permitan hacer trazabilidad de los movimientos financieros. Además, dejar de entender la inseguridad y algunos delitos de la forma en que los entendemos: por ejemplo, dejar de entregarle recursos y poder a la criminalidad dándole al Estado un rol regulador en el mercado del cannabis; o no eximir de responsabilidad a quienes pierden un arma legal, hoy sin efecto alguno.

-¿La discusión constitucional podrá ser un aporte en este "cambio de mirada"?

-Hoy se está definiendo la nueva constitución donde la seguridad puede ser un elemento central, por ejemplo, abordando la crisis de Carabineros, que hoy se rige por una ley orgánica constitucional. También aprovechándola como la oportunidad de definir qué significa la seguridad y cuál es el rol del Estado sobre la protección de las personas, abandonando esta obsesión por la protección de la propiedad, y sentando las bases -por ejemplo- para un nuevo sistema penal, que piense la seguridad no solo desde la vigilancia y el castigo, sino también desde las oportunidades.

"En Valparaíso, por ejemplo, en el primer trimestre de 2021 hubo un 120% más de homicidios que el 2019".

Eduardo Vergara