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La historia social de Gabriel Salazar Presidente Sociedad de Folclor Chileno

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Por Yvaín Eltit

Dos historiadores cambiaron el destino chileno: primero, Eugenio Pereira Salas (1904-1979), y hoy Gabriel Salazar Vergara (1936), ambos merecedores del Premio Nacional de Historia.

El profesor Salazar realizó su enseñanza secundaria en el Liceo de Aplicación (Santiago). En 1956 ingresó al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile para titularse de profesor de estado de historia, geografía y educación cívica con su tesis "El historiador y la historiología filosófica". En la misma universidad estudió Filosofía (1963) y Sociología (1969), y llegó a ser ayudante del Premio Nacional de Historia, Mario Góngora del Campo (1915-1985).

Tras el quiebre institucional en 1973 por la dictadura cívico-militar fue injustamente apresado. En 1976 viaja a Inglaterra, doctorándose en 1984 en historia económica y social en la Universidad de Hull (Yorkshire).

Aquellos acontecimientos, sumados a su camino ligado desde la cuna a lo popular, decantaron en ser pionero en la historia social. Sobre ello comenta: "Es una disciplina nueva, por lo menos en Chile, nació y se desarrolló solo después de 1986 bajo condiciones de tiranía militar".

Esta vertiente histórica comprende algo vivo, en permanente movimiento, no como un objeto muerto para museos. Acerca del vínculo de historia y folclor, el profesor Salazar explica: "Yo acepté la invitación de Yvaín para formar parte de esta Sociedad de Folclor Chileno porque desde la historia uno se siente conectado con el folclor, el que es no es sino un conjunto de expresiones".

Evocando figuras relevantes para él como el folclorólogo Oreste Plath (1907-1996) y el propio Pereira Salas, su diagnóstico es: "En Chile el folclor siempre ha estado marginado, este es un juicio histórico, porque la historia de Chile ha sido de lo que se puede mostrar, de la conquista, del avance, del desarrollo".

Debemos recordar este 29 de agosto, al cumplirse 15 años del galardón nacional de historia, al profesor Salazar, quien activamente escribe, publica, comparte y plantea caminos para los efervescentes días que corren.

De ese momento nos narra un encuentro con su compañero de ideales y Premio Nacional de Educación (2015), profesor Iván Núñez Prieto (1932): "Con Iván nos conocimos en el centro de torturas de Villa Grimaldi y luego en el campo de prisioneros de Tres Álamos. Nos hicimos profundos amigos, siendo él 'reformista', y yo, 'revolucionario'. Cuando fui al ministerio a recibir el premio, él -era funcionario- estaba allí, y al verme, saltaba y corría como si fuera un niño".