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Sector Tabolango-La Victoria es el más afectado por extracción de áridos

Las explotación indiscriminada genera consecuencias nefastas en las riberas. Consejero regional propone someter a evaluación ambiental estas faenas y declarar como humedal urbano el río Aconcagua.
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Mirian Mondaca - La Estrella de Valparaíso

Los áridos son una materia prima altamente demandada en el ámbito de la construcción. Y es que prácticamente todas las edificaciones e infraestructuras que nos rodean los contienen. En un mundo donde las necesidades constructivas cada vez son más demandantes, se vuelve trascendental poner atención y tomar cartas en el asunto ante la problemática de la extracción indiscriminada de áridos, debido a las nefastas consecuencias que ocasiona.

Extraer áridos de forma indiscriminada puede influir en el deterioro de las condiciones del río, ocasionando su degradación, asociada a la profundización del cauce. De esta forma, puede afectar a la vegetación ribereña nativa y también derivar en consecuencias negativas relacionadas con el normal curso de las aguas.

Por otra parte, junto con los efectos medioambientales, existe también otro muy importante, que es la inestabilidad en las obras de infraestructura, como puentes, ductos o bocatomas.

Problema latente

En distintos puntos de la región y el país es habitual ver cómo se desarrolla la extracción de áridos, una actividad laboral que se enmarca bajo una normativa, que evidentemente conlleva también una fiscalización, la que en ocasiones eventualmente no se consigue realizar del todo debido a la cantidad de lugares donde se realizan estas faenas.

En ese contexto, el consejero regional y presidente de la Comisión de Ordenamiento Territorial del CORE, Manuel Millones, ha planteado la necesidad de que se modifique la normativa ambiental y el reglamento del Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental relativo a esta actividad productiva; una propuesta que acaba de realizar al Gobierno.

Esta modificación legal, detalla Millones, está considerada para que "todo proyecto, no importa el volumen de áridos a extraer, ingrese a la evaluación ambiental, pero también en la misma RCA (Resolución de Calificación Ambiental) se establezca el control del pesaje, es decir, cada metro cúbico que se extraiga debe ser pesado, de modo tal de evitar evasión, donde no hay un control de la cantidad de material a extraer y, por lo tanto, se vulnera con ello la RCA".

Si se trata de conocer in situ las consecuencias negativas de la extracción indiscriminada de áridos basta con darse una vuelta por el río Aconcagua. Si bien en toda su extensión se ha realizado esta actividad productiva, existe un sector donde la afectación es alarmante: "El mayor problema se produce en la zona de Tabolango-La Victoria, donde están las tres fronteras, donde está Concón, Limache y también Quillota, donde colindan las ciudades", remarcó el consejero regional.

En ese contexto, el core considera que, a modo de lograr una mayor protección de este afluente, es prudente avanzar en una declaratoria de humedal urbano del río Aconcagua.

Cabe señalar que en la actualidad se someten a evaluación ambiental solo las extracciones superior a 10 mil metros cúbicos al mes, o aquellas de 100 mil metros cúbicos totales al año, lo que deja fuera a faenas menores.

10 mil metros cúbicos de áridos al mes es la norma para evaluación ambiental en estas faenas.

Reciclar agua para consumo costaría $800 el metro cúbico

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La década de sequía que atraviesa gran parte del país hace temer sobre el futuro abastecimiento de agua potable en las ciudades, donde el reciclaje de las aguas servidas surge como una opción, según cálculos efectuados por uno de los científicos participantes en un seminario organizado la Seremi de Ciencia de la Macrozona Centro.

José Luis Campos, ingeniero químico, experto en tratamiento y recuperación de aguas residuales y docente de la Universidad Adolfo Ibáñez, expuso un reciente estudio efectuado en las grandes plantas de tratamiento de Santiago que arrojó que el costo de sanear los desechos y dejarlos aptos para todo tipo de uso humano costaría entre 700 y 840 pesos el metro cúbico.

"Esto lógicamente es algo más caro de lo que se está pagando ahora mismo por el agua en Santiago, pero es mucho más barato de lo que en otras ciudades están pagando cuando usan desaladoras", explicó en un comunicado.

El agua domiciliaria de los capitalinos hoy cuesta unos 580 pesos, mientras que especialistas indican que para las mineras que desarrollan plantas desaladoras para sus actividades el costo fluctúa entre 700 y 2.000 pesos el metro cúbico.

Para Campos, la comparación lo lleva a estimar que "en Chile sería factible utilizar aguas servidas como recurso hídrico".