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El mausoleo de O'Higgins Presidente Sociedad de Folclor Chileno

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Por Yvaín Eltit

Hoy, al celebrar un año escribiendo en La Estrella de Valparaíso, también lo hago como orgulloso caballero o'higginiano. Dice el historiador Benjamín Vicuña Mackenna (1831-1886): "Don Bernardo O'Higgins (1778-1842) no debía volver a pisar nunca la tierra de sus hazañas, de sus glorias, de su felicidad, de su afecto". El autoexilio le sacó el corazón. Desembarcó en El Callao (Perú) el 28 de julio de 1823, fue promotor de las libertades incansablemente, con una vida tranquila como agricultor en sus haciendas de Cuiba y Montalván. Falleció el 24 de octubre de 1842 en Lima.

En Santiago supieron veinte días después del deceso y el presidente Manuel Bulnes Prieto (1799-1866) decretó ocho días de duelo oficial. Sería enterrado primero en suelo peruano, sin embargo, tras reiteradas gestiones, Benjamín Vicuña Mackenna logró que el presidente José Joaquín Pérez Mascayano (1801-1889) aceptara la repatriación de O'Higgins, retorno que contravino la voluntad del libertador para descansar en tierras penquistas.

En una carta del 17 de octubre de 1842 al presidente Bulnes le implora: "Un colegio de agricultura en el punto más conveniente del terreno que ocupó mi campamento cerca de Concepción, donde firmé la declaración de la independencia nacional, y mi voluntad es que tan luego como se construya la iglesia de dicho colegio, sean conducidos allí mis restos mortales depositados para siempre".

Su hijo Pedro Demetrio O'Higgins Puga (1818-1868) dispuso su sepultación en la capital, donó un mausoleo en mármol de carrara (tipo de piedra especial extraída de los bellos montes Alpes Apuanos italianos), encargándose al escultor itálico Rinaldo Rinaldi (1793-1873). En él distinguimos un trofeo de armas con las banderas de Chile y otras naciones americanas, situado un osario en el centro con los restos del prócer. Bordean la tumba dos esculturas, la primera es un joven descansando sobre un tambor luciendo el gorro de la libertad, retratando al ejército; la segunda figura es de una mujer con pluma y papel, representando la república, simboliza las leyes y la ilustración. En los lados observamos dos relieves reflejando el instante de la abdicación de O'Higgins y el ángel de la gloria entregando la corona de honor a la nueva patria. Se inauguró el 13 de enero de 1869 en el patio de Los Presidentes del Cementerio General (Santiago).

En 1979 se trasladó al Altar de la Patria. La nueva cripta remodelada fue reinaugurada el 10 de marzo de 2006 en la Plaza de la Ciudadanía, abierta al público y con una exposición temática.