La ciudad es como un cuerpo, por eso se habla del pulmón verde, de las grandes arterias, del corazón de la ciudad, del tejido social y urbano. El alambre de púa en el borde costero representa un coágulo cancerígeno del centralismo que ha generado metástasis en todo ese cuerpo urbano del plan que tanto costó construir y reconstruir en el eterno retorno de las tragedias porteñas. Por eso en los últimos 60 años Valparaíso se cae a pedazos, porque no le llega el oxígeno del mar a sus órganos vitales. Y ahí está el porteño en la plaza Victoria hablando de los perros vagos, quejándose de los vendedores ambulantes, de las bajas pensiones, saboreando un helado York con todo el tiempo del mundo, como si ese cáncer urbano fuera un personaje caminando por la vereda del frente, lejos de su destino.

Óleo sobre tela

2021

38 cm x 33 cm