El maniqueísmo impera en nuestro amado Chile. Qué duda cabe. Esta es una vieja pseudo filosofía que se fundamenta en dogmatizar sobre la existencia de dos polos opuestos e irreconciliables, donde uno representa el Bien y otro el Mal. Buceando su origen en algún sentimiento humano que lo fundamente, me ha parecido indicado recurrir a la explicación de la envidia como faro de tal actitud. Un viejo libro muy sabio: La envidia igualitaria de Gonzalo Fernández de la Mora, puede ayudarnos en este intento. Afirma en una de sus páginas: "la envidia es el malestar que se siente ante una felicidad ajena, superior, deseada inalcanzable, e inasimilable". Esto se fomenta por algunos protagonistas actuales de la política partidista, al hablar de la magnitud de los bienes ajenos y que estos debieran ser de todos. Una especie de injusticia que debe ser eliminada. Pero agrega Fernández:" que la envidia termina imponiendo una acusada miopía cognoscitiva". Un sentimiento como este obnubila el correcto uso racional que debe imperar. ¿Qué es lo que no estamos racionalizando en esta actualidad política? Argumentos parten de premisas que sostiene que todo lo real es malo, en sentido económico, educativo, social…Entonces, lo más justo es destruir. Y si todo se destruye agentes mesiánicos (posibles gobernantes), nos dicen poseer el secreto del bien a realizar bajo su amparo. Pero, ¿es necesario partir de cero? ¿Está todo realmente mal hecho? Si Miguel Ángel a cada cincelazo no satisfactorio hubiese dejado la obra y dirigido nuevamente a buscar mármol en bruto, tendríamos las memorias de un cronista de viajes de Roma a Carrara y no a un genial escultor… Hay que perfeccionar las realidades existentes. Implica esfuerzo y tesón. Implica no desanimarse y no acabar con todo lo hecho. El envidioso es el que fomenta esta tabula rasa, vive frustrado y amargado. Está dolido por naturaleza. . Es hipócrita y cuesta desenmascararlo. Si le brotan conceptos como "desestabilización" procurará darles un sentido suavizante…. Resulta patético unir al nihilismo con la envidia. Pero, si lo que posee otro me amarga, la promesa política será desposeerlo o igualarlo a mi nada…
Leonardo Alexis Arriagada Avilés.
Doctor en Filosofía PUCV.
Catedrático de Antropología y Ética.
Coordinador Académico,
Universidad Santo Tomás.