Proyecto patrimonial rescatará 200 años de historia playanchina
A través de encuentros participativos, entrevistas y archivo historiográfico se han reconstruido lugares impensados del cerro más grande de Valparaíso.
Javiera Espinosa - La Estrella de Valparaíso
Desde carreras de moto, un parque, un criadero de árboles y hasta un zoológico, han sido los increíbles hallazgos que el proyecto denominado "Emplazamiento Universidad de Chile en Playa Ancha, estudio historiográfico y de memoria local" ha realizado. Se trata de un estudio historiográfico documental que busca comprender el origen y devenir del cerro más grande de Valparaíso en sus dimensiones urbanas, culturales y educativas, resignificando así un patrimonio que se consideraba hasta ahora perdido, pero que ha persistido en la memoria de sus habitantes, y que podrá ser heredable para las generaciones venideras que desconocen las raíces del territorio que habitan.
A través de planos, entrevistas a habitantes del lugar y encuentros participativos con la comunidad, el proyecto ha reunido más de 200 años de historia patrimonial, encontrando 18 planos que demuestran los cambios y emplazamientos que han tenido distintos edificios, áreas verdes e instituciones en el barrio a medida que ha pasado el tiempo en relación a las vicisitudes históricas del cerro, la ciudad y el país.
Pero ¿por qué este ejercicio de recordar sería necesario? Marco Muñoz del Campo, arquitecto, académico y director del proyecto, se ha interesado desde el 2015 en construir conocimientos a partir de los saberes que las personas poseen en torno al patrimonio arquitectónico. Explica que la educación del y en el espacio público provoca que las personas identifiquen su patrimonio y sistematicen esa información, con el objetivo de que ellos y ellas, habitantes del lugar, se empoderen de estos valores, los fortalezcan y se transformen en promotores educativos.
Marco Muñoz lo ejemplifica así. "Cuando se trata de fortalecer este patrimonio, mejorarlo, transformarlo y transferirlo, la gente se sitúa en la vereda del frente y comienza a pedirle a las autoridades u otro que se haga cargo". Entonces, los procesos colectivos de aprendizaje se vuelven fundamentales, "porque las personas logran fortalecer la entidad cívica, entonces ellos se sienten parte y cruzan esta vereda, y son ellos mismos los que se hacen cargo".
Tal es el caso de la playa Las Torpederas, que en 2015 era un territorio casi abandonado, debido a lo cual las mismas vecinas y vecinos, agrupados en "Salvemos Las Torpederas" decidieron recuperarla y hoy la reconocen como un patrimonio cultural y material de Playa Ancha. Es más, "hoy se ve al mismo alcalde Jorge Sharp utilizando este espacio como un plataforma de reunión", explica Muñoz.
Patrimonio olvidado
Cuando se les pregunta a las y los playanchinos ¿cuáles son los lugares valiosos de su cerro? Ellos han identificado cerca de 50 espacios. "Pero cuando les preguntas, nunca nombran el Parque de Playa Ancha, las universidades, la escuela naval, o el estadio. No nombran lo que hay ahí. Entonces, establecimos la hipótesis de que hay un patrimonio olvidado", exponen los investigadores del proyecto.
El año que marca el inicio de esta ruta de memoria patrimonial es el 1800. Desde ahí en adelante un equipo interdisciplinario compuesto por distintos arquitectos, historiadores, sociólogas y periodistas, a través de una visión prospectiva, se han encargado de encontrar vestigios de archivos y memoria de los distintos lugares que han sido emplazados, cerrados y reemplazados por otras instituciones y espacios.
Es precisamente en ese año, 1800, cuando los documentos historiográficos demuestran que surge un parque en Playa Ancha, donde los playanchinos alguna vez disfrutaron de áreas verdes que se usaban como "lugar recreativo para pasarlo bien, se hacían picnics, ramadas o incluso instalaban carpas", demostrando que "Playa Ancha siempre fue como es para Viña del Mar, el parque del Salitre, el Jardín Botánico. Era un lugar que no se consideraba dentro de Valparaíso, sino en las afueras", explica el arquitecto.
Un siglo después, en el lugar que hoy conocemos como Alejo Barrios, un Jardín Zoológico habría sido aprobado por el alcalde de la época, Lautaro Rosas, como atracción del gran Parque de Playa Ancha. Cerca de este espacio, el sector que hoy se conoce como Acceso a Estadio y Acceso a Elipse, era el lugar donde la primera mitad del siglo XX se realizaban carreras de ciclismo, motocicletas y vehículos. Sin embargo, la aparición de nuevos espacios institucionales reemplazó lo que allí había antes.
Dos momentos
Según los investigadores la pérdida de los espacios ha definido el proyecto y desde ahí apuntan a que los playanchinos viven en una especie de "duelo", "ellos perdieron algo, y les cuesta recordarlo o como lo dejaron en otra generación", sinceran.
Luego que la vida de los playanchinos se desenvolviera en torno al parque y los espacios culturales, en el año 1927 la municipalidad decidió que ese lugar se convirtiera en un parque recreativo-deportivo, permitiendo el nacimiento de la idea del estadio, debido a que en el Parque ya existían canchas populares, de tenis, cricket y fútbol. Sin embargo, todo esto se derrumbó en 1954, año en que se le entregan los terrenos a la Universidad de Chile y en 1956 a la Escuela Naval.
Así desapareció el proyecto de parque recreativo-deportivo, siendo 1958 el año en que las instituciones comenzaron a ocupar los espacios del Parque de Playa Ancha, terminando de consolidarse en 1972 con la llegada de la Escuela de Arquitectura, lugar en el que se desarrollaban las ramadas en época de Fiestas Patrias, y que después se trasladarían al lugar típico que conocemos para su emplazamiento: el Parque Alejo Barrios.

