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[Cultura Urbana]

Natalia Berbelagua:"Quizás es el libro más profundo que he escrito"

La autora de "Valporno" acaba de publicar la novela "Fíbula", cuya historia se ambienta en un Valparaíso postapocalíptico, paseándose por distintos géneros.
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Marcelo Macellari C.

Fíbula se le llama a la pieza de metal que se ocupaba en la antigüedad para unir o sujetar una prenda de vestir. También fue la herramienta que utilizó Edipo para sacarse los ojos en la tragedia griega. Y es el título y a la vez el nombre de la protagonista de la nueva novela de Natalia Berbelagua, quien dice que "todo objeto decorativo, por más bello que sea, puede ser potencialmente un arma". Y esa dualidad está presente en esta psicoficción que huye de las definiciones de género y juega con las palabras, salpicada de guiños a Freud y llena de imágenes barrocas que nos recuerdan, como en las pinturas de Francis Bacon, que en el horror también hay belleza.

La trama de la novela, cuyo título suena casi como fábula, se ambienta en Valparaíso y la protagonista está celebrando su cumpleaños, momento en el cual ocurre un megaincendio, así que ella empieza habitar esta ciudad totalmente destruida, donde lo único que queda son los pájaros y las palabras que empiezan a aparecer en el cielo. Fíbula, quien sobrevive al fin del mundo, acosada por las palabras sin contexto y las variaciones de una realidad extraña, emprende un viaje por el mar, que al mismo tiempo es un periplo hacia su inconsciente, convirtiéndose en la heroína de otras dimensiones.

Natalia Berbelagua (Santiago, 1985) debutó con la colección de cuentos eróticos "Valporno" (2011) y hasta la fecha ha publicado los siguientes libros, en distintos géneros: "La bella muerte" (2013); "Domingo (2015); "La marca blanca en el piso de un cuerpo baleado" (2016); "Hija natural" (2019); "Manual de autobiografía" (2020); "Manual de entrenamiento metafísico del ejército femenino" (2021) y "Fíbula" (2021).

-¿Cuál fue la génesis o la inspiración de la novela?

-Todo partió con el terremoto de Coquimbo en 2015. Eso fue lo que gatilló la historia, con esa sensación de soledad profunda y la espera de que pasara algo que nunca ocurría. De hecho, cuando fue el terremoto estábamos en un taller literario acá en Valparaíso y justo leíamos un cuento sobre un hombre que golpea insistentemente las puertas del cielo, pero hay un guardia que no lo deja entrar. Desde ahí en adelante, a nivel narrativo, se comenzó a generar este asunto de ver imágenes o situaciones que podían ser las últimas que vive una persona. Después vinieron los simulacros y las alertas de tsunami, entonces durante un tiempo determinado vivimos en esa situación y finalmente el libro se termina en pandemia. Hay un recorrido desde ese primer escenario de catástrofe y esta otra catástrofe.

-Esta novela tu huyes de la clasificación dentro de un determinado género, ¿pero cómo la definirías?

-Si alguien quiere leer una novela, se va encontrar con una, porque hay una trama, una historia, una protagonista y varios personajes, hay clímax y desenlace. Pero también hay muchos guiños al psicoanálisis y a la ciencia ficción. Yo diría que en la novela hay una suerte de convergencia de imágenes que le permiten al lector entrar a un no lugar, estar en un lugar extraño y, en el mejor de los casos, querer quedarse ahí y habitar esa incertidumbre.

-¿Crees que la profusión de imágenes la convierten en una novela casi barroca?

-Sí y no por nada fue una novela porteña, que partió acá y terminó acá. Si hay en Chile una ciudad que tiene una saturación de imágenes, sin duda que es esta. Basta darse una vuelta por plaza Aníbal Pinto y quedar totalmente saturado con las imágenes. Creo que la novela recrea también el imaginario que significa convivir con esa poesía, esa sensación inconsciente y de acabo de mundo que vive permanentemente esta ciudad, con la ruina y los incendios siempre presentes.

Viaje onírico

-¿Hay una continuidad en "Fíbula" con tus libros anteriores?

-Totalmente, yo siempre postulo que los escritores escribimos una sola obra durante toda la vida. A veces nos vamos más a lo profundo y otras veces a la superficie. Quizás este es el libro más profundo que he escrito, porque he podido ir más allá de los discursos y meterme en algo mucho más onírico. Pero los lectores de mis libros anteriores van a encontrar muchos guiños a esos textos y seguramente los que vendrán también van a tener algo de "Fíbula", porque mi imaginario está muy marcado.

-Y Valparaíso es una ciudad que te inspira.

-Más que inspiradora, para mí Valparaíso es una ciudad muy estimulante. Valparaíso me remueve y tiene mucho que ver con mi escritura también, porque es muy porteña. Es una ciudad lleno de imágenes inconexas, pero que si uno las toma desde el punto de vista discursivo, tienes muchas historias. Por eso volví, ya que estuve cuatro años fuera. Precisamente extrañaba la posibilidad de ver tanto y sentirme tan estimulada. El gran ejercicio de la escritura, para mí, es el hecho de aterrizar y con toda esa saturación de imágenes, encontrar las palabras precisas dentro de lo barroco que puede ser este bombardeo de imágenes. Es el ejercicio de ver, recomponer y ponerle otras palabras.

La Estrella de Valparaíso