Tunas: hermandad, tradición y bohemia
Las estudiantinas surgidas en lejanos tiempos aún tienen activa vigencia en las universidades de Europa y América.
Juan Guillermo Prado
Finalizaba el año 1895 cuando surgió la Sociedad Pastoril Española, que tuvo por objetivo celebrar la Navidad al "uso y estilo de nuestra amada España". En aquellos años, fue una reacción a la llegada del árbol de navidad, traído por inmigrantes anglosajones a nuestra patria.
Los estatutos de esta estudiantina eran bastante insólitos. Uno de sus artículos señalaba: "El día 7 de diciembre, a las ocho de la noche, deberán reunirse los socios en el local social, para salir unidos y en perfecta formación a saludar con una serenata al señor Presidente de la República, al señor Ministro Plenipotenciario de España, al señor Arzobispo, al Intendente de la provincia y demás autoridades que la sociedad por mayoría de votos acordare".
También el 24 de diciembre de cada año, esta estudiantina debía tocar y cantar en la misa del gallo en la Catedral santiaguina y una vez terminada recorría las principales calles de la ciudad. Todos sus integrantes debían utilizar el traje oficial de la institución que era ropa de color negro.
No fue la primera estudiantina formada por inmigrantes españoles y sus hijos, pero sí la primera que obtuvo personalidad jurídica. En el año 1912 recibió el mismo privilegio el Centro Musical Recreativo de la Estudiantina Española Pro-Patria.
Hoy, inesperadamente en cualquier esquina o en algún restorán surge la música interpretada por jóvenes vestidos de negro, chaqueta, camisa, calzas, zapatos o botas, una larga capa, y finalmente la "beca", paño de color cruzado sobre el pecho, como símbolo de identidad y pertenencia de cada institución. Acompañados de sus instrumentos (laúd español, guitarra, y bandurria y pandereta), interpretan alegres canciones o serenatas.
Aparecieron en España, las primeras expresiones hacia el siglo XIII. Eran estudiantes universitarios sin recursos económicos que salían a "correr la tuna" para paliar el "hambre estudiantina", para lo cual se valían de la música para solicitar tanto comida y hospedaje, como dinero para costear sus estudios. Por esos años, llegaban a las puertas de conventos a solicitar la "sopa boba" de los menesterosos, por esto también fueron llamados sopistas.
Hoy, esas viejas agrupaciones están repartidas por la Península Ibérica, América Latina, Estados Unidos y en naciones como Holanda y Japón.
Manteniendo la tradición, la tuna trata de conservar inalterado el espíritu trovador, alegre y bohemio y la indumentaria que los ha caracterizado desde casi dos siglos. Una característica significativa es la fraternidad y amistad entre sus integrantes.
De la Élite a lo Popular
Este año, el estudioso y difusor de las estudiantinas Ramón Andreu Ricart ha recibido el Premio a la Trayectoria en Cultura Tradicional Margot Loyola Palacios, otorgado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Es autor del libro "Estudiantinas chilenas. Origen, desarrollo y vigencia (1884-1955)", además otras publicaciones.
Al respecto, señala: "Luego de un período histórico decimonónico de transculturación en el que Chile las recibe, las adopta y las adapta entre los años 1884 a 1955, llegando a tener una presencia social activa y masiva, fruto de un proceso en que este género musical transita: de lo español a lo chileno, de la élite a lo popular, siendo acogidas inicialmente por las instituciones hispanas hasta llegar a participar en las filarmónicas obreras del país".
"Estas agrupaciones resurgen contemporáneamente por la década de 1960. Es un movimiento plural, producto de muchos esfuerzos, de colectivos pioneros, que van dando frutos en los diferentes rincones de la chilenidad. Concepción, Santiago, Temuco, Valparaíso, Iquique, Antofagasta, Calama, La Serena, entre otras, van aportando secuencialmente agrupaciones denominadas estudiantinas y tunas, las que hoy tienen significativa y valiosa vigencia", agrega el experto.
-Tradicionalmente, las estudiantinas fueron formadas solo por hombres, ¿desde cuándo participan mujeres y hay exclusivamente estudiantinas femeninas?
-Al finalizar la década de 1880, surgen en Chile las denominadas estudiantinas de señoritas. Las primeras, en Santiago, dirigida por el maestro Ruperto Santa Cruz e integrada por las señoritas Balmaceda e Irarrázaval Zañartu, en 1889, o la afamada Estudiantina Serenense, de 1899, entre otras. Se llegan a publicar métodos musicales especialmente dedicados a estas intérpretes, como el de Manuel Ramos 1899. En el período actual, entre las pioneras, destacan la fundada en Temuco, la Estudiantina Aguas Nieves del Ñielol, fundada en 1985; en San Bernardo, la Estudiantina La Aurora en 1994; en Valparaíso, la Tuna Femenina de la Universidad de Playa Ancha el año 1996, la de Facultad de Humanidades de la UPLA y, en 1999, la Tuna Femenina de la Universidad San Sebastián de Concepción y la Tuna de Señoritas de la Universidad de Chile.
Sobre el tema intervine su hija Andrea: "La tuna proporciona libertad a aquella que lo cultiva, puesto que, potencia el desarrollo de la palabra, de gestión y difumina los límites que socialmente están impuestos a la mujer".
-En las universidades, ¿cuánta vigencia tienen las estudiantinas?
-Tienen significativa vigencia a nivel nacional bajo la denominación de tunas, entre otras, a las mencionadas se pueden agregar en Valparaíso: la Tuna Mayor de Distrito de la Universidad de Playa Ancha; de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; de la Facultad de Artes de la UPLA; de la Universidad de Valparaíso y de la Universidad Técnica Federico Santa María.
-Actualmente existen festivales, dónde se pueden escuchar y la pandemia las ha afectado.
-Un impulso importante han sido los encuentros internacionales de tunas y estudiantinas. Entre los más longevos y aún vigentes están el Encuentro Iberoamericano de Iquique, desde 1986; el Internacional de La Serena desde 1991; el Internacional de Talagante desde 2000; y otros que se realizan en las regiones. Todos se vieron afectados por la pandemia, pero se aprovechó el streaming para realizar encuentros virtuales con gran convocatoria y talento musical y tecnológico. Se espera que este próximo verano regresen los eventos presenciales.
Un Archivo Musical
Ramón Andreu ha recopilado durante casi seis décadas de información con valor histórico generacional del quehacer de la proyección folclórica ha ido archivando, lo que ha despertado el interés del Archivo de Música de la Biblioteca Nacional.
La responsable, la archivera Cecilia Astudillo, está revisando y clasificando, física y conceptualmente, numerosos manuscritos, documentos testimoniales, publicaciones especializadas, documentos sonoros y audiovisuales, en distintos soportes y formato, lo cual se almacenará en contenedores libres de ácido para ingresarlo a la biblioteca.
Avanzado está ya lo correspondiente al sello Raíces, documentos contables y documentación oficial, master sonoros, diseños gráficos del catálogo del sello, que quedará prontamente a disposición de la consulta de los interesados.