De que son grandes, son grandes, hoy nadie puede ponerlo en duda, y lo más interesante es que son transversales, sí, como bien lo lee, transversales, los de aquí, los de allá y los del centro también, casi todos tienen un puesto reservado y confirmado para ser parte en los próximos 4 años de gobierno.
Todos cual más, cual menos, de partida quienes lo votaron y apostaron a su proyecto de gobierno, los que no lo votaron, y asumieron que así es la democracia, y lo que importa es que a todos nos vaya bien, y los del centro y los indecisos, que ante la duda, esta vez, no se abstuvieron y votaron, todos están pintados en degradé con el color de las (grandes) expectativas que se crearon con la figura de Gabriel Boric.
Tal vez la respuesta de Gabriel, ante esta verdadera "Boricmanía" fue "soy una persona de carne y hueso", colocando paños (en extremo muy) fríos, porque el mismo presidente electo y su equipo de asesores más cercano, saben que estas (grandes) expectativas, digamos literalmente, vivir una "Boricmanía", una (buena) suerte de gran popularidad (fueron 4,6 millones de votos en 2da. Vuelta), si no es bien administrada, controlada, con un pie en el acelerador, el otro en el freno y muy atentos, pero muy atentos a los espejos retrovisores, izquierdo y derecho, a lo pedregoso del camino, porque se podría convertir, de un momento a otro, en un boomerang, y como también lo indican algunos expertos de manejo de (grandes) expectativas.
Raya para las suma, Gabriel Boric no es la versión "Made in Chile" de Superman, es de carne y hueso, no lo digo yo, lo dice él mismo.
"Hay que recordar que, en la mejor de las hipótesis, una expectativa elevada hace que el viaje sea hermoso, pero que el destino sea decepcionante"
Giorgio Nardone (1958), sicólogo italiano.
Luis Enrique Soler