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Neurocientífico UV analizó la experiencia de tener citas Tinder

Experto entregó las claves sobre cómo es percibida la interacción social después del primer encuentro.
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Francisca Palma Schiller - La Estrella de Valparaíso

¿Cómo nuestro cerebro codifica la experiencia de una primera cita? Esa es la interrogante que intentó dilucidar el neurocientífico de la Universidad de Valparaíso (UV), Pedro Espinosa, a través de una investigación que fue expuesta en la conferencia "Social valence dependent synaptic plasticity instructs approach/avoidance behavior", evento con el cual culminó un exitoso ciclo de seminarios de la universidad.

En la oportunidad, el experto intentó analizar la interacción social que es percibida por nuestro cerebro tras hacer match con alguien, en una plataforma como Tinder, y asistir a la primera cita: antes de conocerse en persona hay cierta expectación positiva, pero en realidad no sabremos lo que sucederá sino hasta después de concretar el encuentro. Justo al llegar al lugar de la cita podríamos congelar esa escena e intuir que hasta ese punto existen dos posibilidades, que esta nueva persona nos guste o no. Esa es la gran pregunta.

"Dependerá principalmente de la experiencia que tengamos. Si la experiencia fue positiva, seguramente volveríamos a una segunda cita, pero si no fue la cita mágica y especial que esperábamos, y en realidad fue todo lo contrario, será la primera y la última. En este último caso, la próxima vez que recibamos un mensaje, probablemente haremos 'ghosting' o cualquier estrategia para evadir una posible próxima interacción", respondió el magíster en Neurociencias de la UV y actual doctorando en Neurociencias por la Universidad de Ginebra.

El neurocientífico agregó también que, "en el laboratorio estudiamos el comportamiento social. Específicamente una componente de este a la que llamamos 'valencia social'. Éste término hace referencia a cómo es percibida la interacción social después del primer encuentro, si podemos hacer la analogía, después de la primera cita".

Clave: primera interacción

Usando ratones como un modelo de interacción social se puede determinar que, al igual que en los humanos, todo dependerá de la primera interacción.

"Específicamente, si hay interés mutuo decimos que es placentera (positiva). Por el contrario, si hay evasión y agresión, decimos que es aversiva (negativa). Si es positiva, el comportamiento que se generará en el futuro será buscar una segunda interacción (aproximación); por el contrario, si es negativa se generará una aversión y por consiguiente una evasión entre los sujetos", aseguró.

Francisca, quien prefiere mantener su nombre en anonimato, ha utilizado Tinder en determinadas ocasiones y confirma que su experiencia se relaciona con lo que precisa el investigador.

"Siempre hay nerviosismo en la primera cita porque no se sabe lo que va a pasar, porque más allá de conocer a alguien en el ámbito amoroso, es conocer a una persona desconocida. Uno además, siempre quiere que le vaya bien para concretar una próxima salida", precisó.

Por otro lado, el investigador señaló que desde el punto de vista neurocientífico se han enfocado en el proceso cerebral.

"En ese contexto hemos estudiado el Núcleo Accumbens, región del cerebro que está involucrada en el procesamiento del placer y la recompensa. Ahí recae, en general, la naturaleza recompensante de las interacciones sociales. Precisamente, hemos determinado que un grupo de neuronas del Núcleo Accumbens se activa tanto con la interacción social positiva como con la negativa", detalló.

Por último, el especialista también respondió la siguiente consulta: ¿cómo es posible que el mismo circuito cerebral sea responsable de comportamientos opuestos, y a su vez la plasticidad sináptica que exhibe sea diferente?

"Una respuesta simple es la frecuencia. Hemos visto que este circuito se activa a diferentes frecuencias dependiendo si el estímulo es positivo o negativo. A bajas frecuencias se codifica una valencia positiva; a frecuencias más elevadas, una interacción negativa. Por consiguiente, podemos decir que el circuito Insula-Accumbens es responsable de codificar la valencia social tanto positiva como negativa. Dependiendo de la naturaleza de la interacción, este circuito se activa a diferentes frecuencias, lo que genera un aprendizaje a nivel cerebral que posteriormente instruirá el comportamiento, es decir, que los sujetos busquen una segunda interacción o una evasión a ésta", concluye.

20 de enero se presentó el estudio realizado por Pedro Espinosa, magíster en neurociencias.