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"Valparaíso para principiantes y moribundos" por Gonzalo Ilabaca Página XXV

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En la geografía del anfiteatro el fuego es la bestia negra de los porteños, ya sea acompañando los grandes terremotos o por el descuido de un cigarrillo en la cama al dormir, aceites hirviendo en la cocina, fallas eléctricas, indolencias del alcohol, venganzas y ajusticiamientos; y sobre todo el efecto chimenea y sus lenguas de fuego en las quebradas, producidas por los incendios forestales que no queman las casas, las combustionan, haciéndolas explotar.

Sea como sea, pagando el precio de la pobreza, el demonio del fuego vuelve a insistir en poseer a la ciudad y como un dragón ancestral del medioevo se alimenta de colchones, balones de gas, mediaguas, viejas mansiones de pino oregón, todos ellos convertidas en cenizas que se elevan en el aire al paso de la bestia. En su desesperación el porteño busca rituales, fiestas paganas para calmarlo, como la quema del Judas en los cerros o los fuegos de artificio en la bahía la noche del año nuevo.

Óleo sobre tela

2021

58 x 32 cm