Cuatro meses después del ingreso a tramitación en el Congreso del proyecto de ley que ampliaba el Pilar Solidario, y en poco más de un mes del ingreso de la indicación sustitutiva que la introdujo, se aprobó la Pensión Garantizada Universal (PGU). Sin duda, una buena noticia para todos quienes se beneficiarán de esta medida.
Uno de los grandes problemas del Sistema de Pensiones es la baja tasa de reemplazo de quienes reciben pensiones contributivas (financiadas con cotizaciones), y la PGU permite complementar los ingresos de tales pensionados en forma significativa.
Se trata de un cambio relevante en nuestro Sistema de Pensiones, probablemente el más importante desde la reforma previsional de 2008. La rápida tramitación y el consenso alcanzado entre los distintos actores del proceso legislativo son también una buena noticia, sobre todo después de un periodo donde el Congreso había dado pocas muestras de seriedad. ¿Qué permitió esta rápida tramitación? ¿Cabe esperar que esto se repita en el futuro?
Un elemento que permitió el rápido avance de esta ley es el consenso que existía sobre la medida. No olvidemos que la Pensión Garantizada Universal (o iniciativas muy similares), estaba incluida en el programa de casi todos quienes participaron de las elecciones presidenciales del año pasado.
Por el lado del financiamiento, si bien hubo una discusión más intensa (que por momentos hizo dudar de su aprobación), se ha venido construyendo desde hace bastante tiempo un consenso acerca de la necesidad de eliminar exenciones tributarias, lo que permitió finalmente eliminar algunas exenciones que se arrastraban históricamente en el sistema tributario chileno, sin una justificación económica que respaldara su mantención.
Gonzalo Islas, decano Facultad de Ingeniería y Negocios UDLA