Una tragedia que enlutó al país: 36 años del desastre de Queronque
Accidente es hasta el día de hoy el peor de la historia ferroviaria chilena. Además, la catástrofe marcó el fin del tren Puerto-Santiago.
Eduardo Poblete - Gian Franco Giovines
Hoy se conmemoran 36 años del peor accidente ferroviario de la historia de Chile y una de las tragedias más desgarradoras de la región.
El lunes 17 de febrero de 1986, el silencio en el sector del puente Queronque fue interrumpido abruptamente. A eso de las 19:45 horas, dos trenes de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, que viajaban con cerca de mil pasajeros a bordo, se estrellaron en la curva Aranda, a un kilómetro aproximadamente del puente Queronque.
El tren Tren 602 -que viajaba desde Los Andes a Valparaíso- y el convoy 705 -que hacía lo propio desde el Puerto hasta Estación Mapocho- se desplazaban por la misma vía en sentido contrario a una velocidad cercana a los 90 kilómetros por hora.
El resultado fue un brutal impacto que incrustó al tren que se dirigía a Santiago por sobre el que tenía destino al Puerto, acabando instantáneamente con la vida de los pasajeros en los asientos delanteros.
El primer informe oficial emanado por parte de las autoridades contó 58 fallecidos y 510 heridos.
Recuerdo
Con una homilía en el lugar de la tragedia, programada para este mediodía, deudos, familiares y ejecutivos de EFE, recordarán a quienes fueron las víctimas del peor desastre de la historia ferroviaria de nuestro país.
Agrupaciones de familiares de las víctimas, lideradas por Adriana Cáceres, gestionaron ante los ejecutivos de Tren Puerto-Limache, la salida de un convoy especial que saldrá desde la estación El Belloto, a las 10.30 horas de este jueves, con destino al lugar del accidente.
Allí, en medio de la gruta-capilla instalada con posterioridad al accidente (y donde también permanecen tumbas y animitas de algunos de los fallecidos), tendrá lugar una homilía en memoria de los muertos por su eterno descanso.
Representantes de agrupaciones de jubilados ferroviarios, como también de amigos del tren (Tren Quillota-Aes 20, entre otras asociaciones), harán un repaso histórico del sistema ferroviario chileno y su necesaria modernización, como también, de las causas que provocaron la tragedia de Queronque.
Cabe consignar que estas mismas agrupaciones, en los días previos, procedieron a limpiar la gruta-capilla, instalando bancas y sacando maleza y pastizales que rodeaban las tumbas que permanecen en el sector. Se estima que medio centenar de personas, concurrirá a la liturgia que tendrá lugar este jueves, la que será encabezada por un diácono de la diócesis de Limache.
Las causas del desastre
El expreso Puerto-Mapocho, compuesto por los automotores AES 16 y AES 4, salió de la estación Puerto a las 18.30 horas, con cerca de 600 pasajeros en sus cuatro coches.
Tras llegar a Peñablanca, permaneció detenido por espacio de 10 minutos, a la espera de pase libre, debido a que, entre dicha estación y Limache, había solo una vía habilitada.
Uno de los puentes del tramo -el puente Queronque- estaba en reparaciones, a raíz de un atentado terrorista perpetrado días antes.
En la estación Limache, en tanto, el automotor AES 9 procedente de Los Andes, rumbo a Valparaíso, también esperaba vía libre, con más de 250 pasajeros a bordo. El robo de cables y el mal estado del sistema de señales (cuya data era de 1928), fueron aparentemente obviados por los movilizadores de ambas estaciones, quienes autorizaron la partida de ambos convoyes.
El "Andino" lo hacía a 70 kilómetros por hora. El Expreso, a 90 kilómetros, para recuperar el tiempo de atraso. A las 19.45 horas del 17 de febrero de 1986, ambos trenes se encontraron frontalmente, en una semicurva distante 4 kilómetros de la estación de Limache.
Bomberos, carabineros, efectivos de la Armada y del Ejército trabajaron durante 72 horas para el rescate de los restos humanos y de los heridos que provocó esta tragedia.
Cuatro funcionarios ferroviarios fueron procesados y solo dos de ellos, cumplieron condena. Las precarias condiciones para efectuar su labor de movilizadores fue el argumento de sus defensores. Tras este desastre, y salvo un esporádico itinerario veraniego de 1992, nunca más hubo trenes de pasajeros entre Puerto y la capital.
58 fallecidos y 510 heridos dejó la catástrofe según cifras oficiales.