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Ingrato: amenazas y agresiones afligen a personal de la salud

Esta semana se vivió un episodio violento en la posta del Van Buren y durante el fin de semana un médico de un consultorio en Cartagena recibió serias amenazas. La "primera línea" suma una nueva presión en su abnegada labor.
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Matías Valenzuela - La Estrella de Valparaíso

Con dos años debiendo enfrentar cara a cara a la pandemia, los funcionarios de la salud suman un nuevo obstáculo en su labor, uno que muestra el rostro más ingrato de los usuarios: las amenazas y agresiones.

La ocurrencia de golpes y amenazas a personal de salud en hospitales y consultorios se han hecho cada vez más comunes en los últimos dos años y la Región de Valparaíso no está ajena al fenómeno.

Para muestra, el fin de semana pasado en un CESFAM de la comuna de Cartagena se vivió un perturbador episodio cuando el padre de un paciente amenazó de muerte a un médico porque a su hijo lo tuvieron que contener para curar una herida cortante en su cabeza. El hombre golpeó los escritorios y el mobiliario del lugar, dirigiendo palabras contra el médico a quien le aseguró que lo iba a esperar afuera del consultorio para golpearlo.

Otro ejemplo más cercano, se vivió el miércoles pasado en la posta de emergencias adulto del hospital Van Buren, cuando un grupo familiar amenazó al personal por la demora en la atención de uno de sus miembros.

Según indican, se usó un arma de fuego para amedrentar a los trabajadores. "Estas personas querían ser atendidas, entonces se descompensaron, empezaron a patear las puertas, las mamparas de acceso y la recaudación de la posta adulto; el día de ayer había solo una funcionaria trabajando, es una funcionaria suplente, que llevaba muy poco tiempo trabajando ahí. Las personas se molestaron, asustaron a los médicos, al guardia lo amenazaron y golpearon con un revolver -que no sabemos si es de fogueo o era real- los vidrios que separan y protegen al personal administrativo", relata Aron Neira, dirigente de Fenats Histórica del hospital Van Buren.

Sobre aquella jornada, el dirigente manifiesta que hace varios días que la posta está totalmente colapsada por falta de personal y de camas, lo que genera atrasos importantes en las atenciones, y en este caso la persona que llegó a la posta no estaba categorizada como paciente con riesgo vital, por lo cual quedó rezagado.

"Este paciente no era de riesgo vital, y en el momento en que llegó estaba, como se entiende y es de costumbre, la posta colapsada", relata.

Al momento que ocurrió el hecho, no había Carabineros en la posta, puesto que este servicio se vio interrumpido en pandemia, pero se está trabajando para retomarlo a la brevedad.

"Se han tomado distintas medidas, dentro del hospital, como para proteger a los funcionarios, mandarlos al IST en caso que lo amerite, también registrar los incidentes que han ocurrido, tener un carabinero de punto fijo; que lamentablemente el carabinero de punto fijo se perdió con la pandemia, pero ahora se está reinstalando nuevamente. Se le habilitó un espacio, en el cual va a estar los días viernes y sábado, inicialmente, eventualmente lunes y martes, y después se va a alargar hasta que estén todos los días según la dotación que ellos tengan", explica el subdirector (s) asistencial del HCVB, doctor Max Hasell, quien hace un llamado a recurrir a los SAPU y SAR ante el padecimiento de problemas que no revisten riesgo vital, de modo de no colapsar la red de salud y no contribuir a la ocurrencia de estos hechos.

Una realidad

Para Fernando Kursan, dirigente regional de CONFUSAM, ya no hablamos de casos aislados sino que de una realidad presente en muchas comunas.

"Es un tema recurrente y permanente que nosotros como trabajadores hemos manifestado a la autoridad, porque es un tema que sobrepasó cualquier límite dentro del contexto de la normalidad de la atención que nosotros generamos. Nosotros sabemos que hoy día tenemos una población mucho más empoderada en materias de exigencias", sostiene.

En su opinión, el efecto pandemia y el recargo laboral que este supone para los trabajadores ha alimentado estas conductas agresivas de los usuarios, pues las atenciones son más lentas.

"Donde está el foco más fuerte de funcionarios son los servicios primarios de urgencia, los SAPU, SAR y SAPUR. La gente tampoco tiene cultura de urgencia, no sabe lo que es una urgencia real de un dolor de cabeza o una dolencia, y colapsan los servicios de urgencia que antiguamente tenían 200 urgencias diarias, y ya han triplicado la atención, más el colapso de la pandemia con todos los test que hay que realizar", explica.

Ante este escenario, el dirigente asegura que la salud mental de los trabajadores de la llamada "primera línea" se ha visto profundamente afectada.

"Más que agresión, muchas veces también está el intento de agresión, amenazas, hemos tenido Cesfam en la región en que los funcionarios han visto lamentablemente dañados sus vehículos particulares (...) Hay amenazas de muerte, que 'te voy a perseguir', 'yo sé donde vives tú', porque de la población que se atiende, nosotros también somos parte del sistema, vivimos cerca en muchos casos y esto genera una situación de desmedro muy grande", relata.

En cuanto a los caminos formales ante estos episodios, Kursan explica que hay procesos administrativos que pueden derivar en denuncias a Carabineros y Fiscalía si es que corresponde. En algunos casos, se puede llegar a trasladar la ficha clínica del usuario que agredió a un trabajador para otro consultorio.

"Se han dado situaciones de pacientes que han agredido a trabajadores y se les ha trasladado la ficha clínica a otro centro, para efecto de generar un poquito ese elemento de removerle la consciencia de que no puede seguir agrediendo a los funcionarios porque no le gustó la atención (...) Hemos tenido casos en Viña del Mar hace poco. Hace no más de un mes tuvimos una agresión y amenazas de agresión en el SAPU de Miraflores, y hemos tenido también situaciones de agresión en el interior, la comuna de Quilpué. Es en varias comunas, son pocas las que se salvan", indica.

"Hemos tenido Cesfam en que los funcionarios han visto dañados sus vehículos particulares (...) Hay amenazas de muerte".

Fernando Kursan, CONFUSAM