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Escuela Barros Luco: 12 años de espera por una solución real

Docentes y exalumnas conmemoraron un nuevo aniversario del cierre del establecimiento porteño. Aseguran que en más de una década como "allegados" se han visto profundamente perjudicados y exigen avances concretos.
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Matias Valenzuela - La Estrella de Valparaíso

Amarrando globos negros en las rejas y adhiriendo carteles que piden explicaciones, la comunidad de la ex Escuela Ramón Barros Luco conmemoró 12 años del cierre del establecimiento, con importantes dudas sobre el futuro del proyecto y la eventualidad de su anhelada reapertura.

Cada 27 de febrero, las exalumnas y docentes de la escuela replican la ceremonia para rendir tributo al colegio que sufrió daños estructurales con el terremoto registrado el "27-F". Este año, considerando que la reconstrucción aún es incierta, no fue la excepción. "Es una actividad que siempre venimos haciendo, todos los 27 de febrero, conmemorando el abandono institucional que existe hacia la escuela Ramón Barros Luco, y ahora también expresando nuestra molestia (...) nosotros venimos realizando una mesa de trabajo, pero se ha avanzado súper lento, entendiendo la complejidad del abandono del inmueble, lo que afecta a la comunidad activa", comenta Isabel Soto, presidenta del centro de exalumnas.

Lo cierto es que en 12 años de espera, la comunidad se ha subido en una impensada montaña rusa de emociones, pues han sido varios los vaivenes en el avance. Al poco tiempo del cierre de la escuela, se inició un proyecto de reconstrucción, pero en 2012, el privado que se adjudicó los trabajos abandonó el proyecto por declarase en quiebra. Años después, el proyecto fue reactivado, y la licitación se le asignó a la constructora Puerto Principal. En este punto, el avance de la obra era real, y se organizaron visitas inspectivas donde participaron las exalumnas de la escuela. Todo se veía bien encaminado, pero en el año 2020, la constructora se declaró en quiebra dejando inconcluso este y otros proyectos en la región.

A la fecha, el proyecto cifra un 60% de avance, y tras varias reuniones entre la comunidad educativa y autoridades comunales y regionales, se resolvió avanzar en un tercer proyecto para licitar los trabajos que permitan finalizar el 40% restante. Desde la comunidad de la escuela ubicada en calle Victoria, aseguran que el avance en los últimos meses ha sido extremadamente lento, y burocrático.

Desde el ala docente y directiva, mencionan los problemas que han tenido durante esta larga espera. Cuando recién ocurrió el cierre, fueron trasladados a la escuela Uruguay, y en 2011 la autoridad central gestionó el arriendo de parte de las dependencias en la Scuola Italiana, donde se mantuvieron hasta el año 2019. Posterior a este punto, los mudaron a la Escuela N°1, donde "más que nunca en este último traslado, nos han hecho sentir que somos un estorbo", comenta la directora Berenice Martínez, y profundiza: "Las condiciones no son las más adecuadas en cuanto a espacios, tenemos exclusivamente lo que son las salas de clases, pero no tenemos -por ejemplo- sala de recursos, sala de enlaces, sala de profesores donde podamos como escuela reunirnos en un consejo. Es un caos, pero eso nadie lo ve".

Sobre la dilatada espera que han debido sortear, la directora del establecimiento manifiesta: "Siempre ha estado en nosotros el tratar de sacar adelante la reconstrucción del establecimiento, pero siempre nos hemos encontrado con trabajos, con falta de voluntad política principalmente, y esto está entrampado. De hecho, nosotros logramos que, a través del gobierno regional, junto con los consejeros regionales, se aprobara por unanimidad el presupuesto de la tercera reconstrucción. Ahí estamos entrampados porque supuestamente íbamos ya a empezar la licitación a fines de año (2021), cosa que todavía no empezamos".

Una muestra de los perjuicios que ha sufrido el proyecto educativo es la baja en las matrículas. Cuando se pasó a jornada completa, eran alrededor de 750 estudiantes. Hoy son 390.

Presencialidad

Otro desafío que deberá asumir la escuela Barros Luco es el retorno a la presencialidad, hito que ven con especial preocupación, puesto que aún no habían regresado íntegramente a las aulas del colegio de la avenida Argentina, donde fueron asignados.

"Ahora vamos a ver la realidad", esgrime Marcela Pérez, docente y representante de la asociación gremial, quien resume la lucha sostenida: "Nuestra intención es llamar a las autoridades, que llevamos 12 años fuera de nuestro establecimiento. Gracias a la gestión de las exalumnas, y de nuestra comunidad educativa, es que las autoridades han estado presentes en algunos eventos, pero usted ve, hasta el momento no tenemos nada concreto con respecto a nuestra edificación".