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[Mariana Loyola: ]

"Es rico volver, pero nunca entendimos por qué nos cerraron los teatros"

La actriz regresa a las tablas el 7 de abril en el Centro Cultural San Ginés con "Rinoceronte", una obra escrita por Mateo Iribarren que califica de "pelacable". "Nos dimos cuenta que teníamos que estar dispuestos a jugar y a pasarla bien".
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Ignacio Silva

"Delirante" es un adjetivo al que Mariana Loyola echa mano más de una vez durante la conversación.

Con esa palabra la actriz explica, por ejemplo, que en "Rinoceronte", la obra que la llevará de nuevo a las tablas luego de más de dos años, Aurora, su personaje, tenga como hijo a Juan Pablo López, el humorista triunfador del Festival de Viña que en la producción que debutará en teatro.

Loyola también define de delirante el desarrollo de la trama, que retrata en tono de comedia negra temas como la falta de identidad del chileno, la diversidad y los procesos actuales que vive el país.

Todo pasa, comenta la intérprete, en un escenario cotidiano: la pieza escrita por Mateo Iribarren y dirigida por Gonzalo Cid, transcurre en la casa de Aurora luego de que junto a su amiga Violeta (Carolina Paulsen), invitan a comer a sus hijos Tupac y Richy (Juan Pablo López y Diego de Calixto) para darles una noticia importante.

"Esa situación suena muy realista, pero la obra tiene un tono de comedia negra y delirante. Los estados y los cambios anímicos que tienen los personajes también son extremos. Es una obra corta, de una hora, pero de mucha energía", explica Loyola. "Y yo creo que la gente se va a divertir porque se toman temas muy actuales, muy reconocibles en Chile, como si el chileno es fiestero o no, la identidad de género, el lenguaje inclusivo, el machismo. Pero se tocan desde un punto de vista bien border que a mí me encanta".

La obra se estrena este jueves 7 de abril (20:00 horas) en la sala principal del Centro Cultural San Ginés y desde entonces tendrá funciones los jueves, viernes y sábados (entradas en PuntoTicket).

"Esto es algo que de verdad estábamos esperando, una bomba de energía. Si me preguntas, se siente bien volver, aunque nunca entendimos por qué nos cerraron los teatros", plantea. "Los aviones siguieron viajando llenos a Miami y Europa, los mall seguían abiertos, pero el teatro estaba cerrado. Me parecía más una medida política que sanitaria, así que es bueno superarlo y qué mejor que hacerlo con esta comedia delirante que está llena de energía y de risa. La pasamos muy bien, se armó un grupo muy lindo".

-¿Cómo ha sido trabajar con ese equipo de cuatro personas en escena?

-Ha sido súper bueno, hemos hecho buenas migas. Estamos los cuatro súper abiertos a jugar, nos escuchamos mucho. Ha sido súper integrativo además, piensa que Juan Pablo López nunca ha hecho teatro, entonces lo hemos hecho todo en equipo. También nos dimos cuenta de que teníamos que estar dispuestos a jugar y a pasarla bien, reírse, jugar y soltar un poco la parada tan intelectual que solemos tener los actores.

-Llama la atención que Juan Pablo López haga de tu hijo.

-Claro, y el Diego hace de hijo de la Carola y es imposible. Eso también es parte de la obra, es divertido porque todos tenemos la misma edad. Hablando muy en chileno, es una obra muy pelacable. Es teatro de lo absurdo.

-La obra habla de los procesos por los que está pasando el país y el más relevante es el nuevo gobierno. Estuviste presente en la campaña, pero ¿cómo has visto al nuevo gobierno en estas primeras semanas?

-Cambio de tema, ya. Piñera dejó la escoba, creo que el tipo casi que lo hizo a propósito porque no puedo creer que sea tanto el desborde por todas partes. Y creo que hay una desesperanza postpandémica entre la gente, hay mucha rabia y violencia, y eso está un poco desbordado, siento que es una sensación en el aire, en los estudiantes también, en la violencia machista. Y hay una ansiedad para que el gobierno lo resuelva todo en menos de un mes, pero eso no va a ser así. Es imposible que sea así, acá hay sistemas que están torcidos hace muchos años. Uno no le puede pedir paciencia a la gente porque están con la soga al cuello mientras todo sube. Es un momento de crisis, de crisis moral y a todo nivel. Pero yo tengo clarísimo que hay mucha responsabilidad del gobierno anterior. Creo que hay que tratar de evaluar lo que está pasando, darle apoyo al gobierno que yo creo que sí va a hacer los cambios que necesitamos, pero esto no se va a hacer de la noche a la mañana.

-Hablabas de violencia machista y dentro de eso, un caso emblemático se dio en tu rubro con lo de Nicolás López. ¿Sientes que es importante visualizar ese tipo de situaciones?

-Sí, lógico. Para mí es obvio, pero parece que no para mucha gente es tan obvio. Finalmente la lucha feminista también incomoda, siempre somos las amargadas para la gente. Las ocho víctimas del imputado son actrices, son colegas, y nadie habla de eso; nadie habla de la valentía de ellas, de cómo abrieron caminos, de que todas han estado cesantes durante estos cuatro años, se les cerraron todas las puertas y al imputado no. Es como el mundo al revés. Independiente de la gente que sigue defendiéndolo, que sigue trabajando para él o que sigue en su círculo cercano, yo hablo del resto. Siento que sí es importante alzar la voz. Y siento que lo hacemos, pero creo que somos las mismas de siempre. Ahora, la cultura del silencio es bien feroz porque hay mucha gente que tiene miedo de perder la pega, y es así de brutal. Yo no puedo obligar a nadie, a ninguna colega, para que salga a ponerse la misma camiseta que yo. Cada una hace lo que estima conveniente. Para mí, es vital defender a las víctimas.

"Las ocho víctimas del imputado (N. López) son colegas, y nadie habla de eso; nadie habla de la valentía de ellas".