Esperando un trasplante
Este 2022 ya serán cuatro años desde que estoy en diálisis, producto de una insuficiencia renal
crónica diagnosticada en septiembre de 2018.
He pasado por Diálisis por peritoneo y actualmente en hemodiálisis, la última, la que ha rendido
mejores resultados en términos de salud.
Cuando me dieron el diagnóstico estaba en una isapre, pero el costo del copago mensual era demasiado alto, lo que me obligó a cambiarme a Fonasa en marzo de 2019. Desde esa fecha quedé
incorporado como paciente del Hospital Carlos Van Buren de Valparaíso, donde me asignaron
un centro de diálisis privado para mi tratamiento. Al mismo tiempo, me incorporaron al Proceso
de Pre Trasplante, el que contempla el estudio completo para ingresar a lista de espera para un
trasplante de riñón. Me realizaron muchos exámenes, me enviaron a consulta con varios
médicos especialistas para realizar el chequeo completo, pero la celeridad con que iba todo, de
repente se terminó. Dejaron de llamarme, no terminamos todos los exámenes y quedé a medio
camino.
Lamentablemente en 2020 vino la pandemia y todo se vio estancado por el colapso que se generó en todo el sistema de salud. El recinto completo estaba en el trato de pacientes COVID, por lo tanto no hubo avance en tema trasplante para nadie.
A fines de agosto de 2020 me contagié del COVID en mi centro de diálisis, donde se generó un
brote del virus, por lo que 7 pacientes fuimos a parar al Van Buren. Por desgracia, sólo 3 logramos salir vivos del hospital y, en lo personal, salí con muchas
complicaciones físicas, las que de a poco, aunque no todas, he logrado superar.
Han pasado ya dos años de aquello y he vuelto varias veces al área de Trasplante del Hospital, a
preguntar por mi proceso de Pre Trasplante y la respuesta es la misma siempre: tiene que seguir
esperando. La explicación es que todo se atrasó con la Pandemia, pero todos sabemos que el
colapso por esa causa se terminó hace tiempo.
Lo peor de todo, es que uno nota una falta de empatía, una lentitud asombrosa y una falta de
dedicación que irrita de los funcionarios de la salud. Ellos tienen tanto tiempo trabajando en lo
mismo, que parece que han perdido hasta la sensibilidad por los pacientes, que al final somos
personas igual que ellos. Todos los que hemos sido empleados, sabemos que hay que ser
eficiente y eficaz en el trabajo, pero como que eso no ocurriera en los funcionarios públicos. Para uno y para miles de pacientes en la misma situación, un día que pasa, es un día menos que nos queda. Nuestra salud física y mental se deteriora día a día. Cada diálisis es una batalla ganada y somos miles de pacientes que esperamos con fe y esperanza que nuestro milagro de vida llegue algún día. Ojalá que ese
milagro del Trasplante que yo también espero, se cumpla pronto y no sea demasiado tarde.
¿Seguiré siendo un número más que quedó en el camino de la espera?
Edgardo Lazo Álvarez,
paciente renal crónico terminal