Finalmente, la emblemática estatua ecuestre del General Baquedano quedará instalada en el Museo Histórico Militar, tras el pase que dio el Consejo de Monumentos Nacionales para su traslado. Hasta ahí la noticia expuesta por los medios no tiene mayor relevancia, pero si uno mira más a fondo se da cuenta de la preferencia del Consejo a ciertos monumentos y patrimonios por sobre otros. La reacción respecto a esta estatua ha sido desde la fecha del estallido social eficaz, rápida y óptima, pero ¿qué pasa con el resto del patrimonio?, ese "otro patrimonio" parece no importar. Para muestra un botón, en el valle de Tambillo en Petorca la minería ha destruido y amenaza destruir grandes campos con petroglifos de lo cual fue advertido el Consejo, pero que no toma decisiones drásticas y rápidas para su conservación. Me pregunto, ¿será necesario instalar estatuas militares en cada lugar donde haya un patrimonio para que les interese? Con tristeza observamos que la historia nacional sigue siendo una eterna adoración a los militares y a las batallas, a la guerra y la destrucción, lo demás no interesa, no importa, total son "cosas de indios" o son "tonteras de los de izquierda". Con esto no lloremos si en poco tiempo más sólo tenemos estatuas de hombres (y solo hombres) con charreteras a caballo y los sitios prehispánicos destruidos para dar paso al progreso y el capital de empresas.
Ricardo Andrés Loyola
Historiador