Alza de pacientes con diabetes, otra consecuencia del COVID-19
Existen distintas teorías en torno a las causas de esta complicación derivada de la enfermedad producida por el virus SARS-CoV. Los trastornos del sueño también muestran un aumento progresivo.
Redacción - La Estrella de Valparaíso
Diversos estudios científicos que se han ido desarrollando tras más de dos años de la pandemia por el COVID -19 dan cuenta de que las personas que tuvieron esta enfermedad, en especial aquellas que presentaron cuadros graves, pueden ser más propensas a tener nuevas afecciones tales como diabetes, afecciones cardiacas o afecciones neurológicas.
Son las denominadas "afecciones posteriores al COVID-19" pues anterior a padecer el cuadro por SARS-CoV, los pacientes contagiados no habían presentado estos cuadros de salud.
Diabetes
En Chile el 12,3% de la población tiene diabetes, según la Encuesta Nacional de Salud realizada en 2017. Una realidad que, tal como lo han advertido ya los expertos, podría aumentar radicalmente.
"La infección por COVID-19 aumenta el riesgo de padecer diabetes, en adultos y también se ha visto en menores de 18 años. Esto se ha observado al año de padecer la infección, es una complicación tardía, de la cual aún no están claras las causas", explica la Dra. Eliana Reyes, nutrióloga y directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de los Andes.
Teorías varias
Existen distintas teorías en torno a las causas de esta complicación entre ellas se cuentan causas ambientales, el sedentarismo y las restricciones de circulación durante la pandemia, y el aumento del consumo de comida ultra procesada.
"Otra posibilidad que se ha planteado es que el estrés que se desencadena a raís de esta enfermedad, produce una inflamación en todo el organismo y esto puede alterar las células pancreáticas y conducir a una disminución de la secreción de insulina. La otra hipótesis es que el virus ataque a las células del páncreas, células productoras de insulina, y las destruya. Por lo tanto, habría menos secreción de insulina y más probabilidades de desarrollo de diabetes", comenta la especialista.
¿Cómo detectarla tiempo?
Según la Dra. Eliana Reyes, el haber tenido COVID-19 es el principal antecedente para realizar exámenes exhaustivos en el control de la glicemia.
"La mejor manera de estar atentos y detectar de manera precoz la diabetes, es con controles médicos periódicos y realizando los exámenes solicitados por los especialistas", agrega.
"Por otra parte, la prevención de contagios de COVID-19, es fundamental para evitar nuevos pacientes diabéticos. En este sentido todos sabemos que la vacuna juega un rol fundamental. Por otro lado, es importante cuidar el estilo de vida, tratar de mantener cierta actividad física, una alimentación saludable y en un peso adecuado, eso ayuda a previene cualquier tipo de diabetes", concluye la directora de la Escuela de Nutrición y Dietética UANDES.
Todo unido
Las afecciones posteriores al COVID-19 son tan variadas como pacientes existen.
La mayoría de las personas con COVID-19 mejora al cabo de unos días o semanas. Sin embargo, se ha observado que en algunos pacientes se manifiestan algunos cuadros a largo plazo como el cansancio, dolor muscular, malestar general, fiebre, tos, sensación de falta de aire o mareos.
En cerca de un 40% de los pacientes, se ha observado el padecimiento de trastornos del sueño.
Este trastorno, según un estudio de la Clínica Cleveland, afecta al 40% de los pacientes con COVID persistente. Los datos analizados muestran, también, que los pacientes con trastornos de moderados a graves tenían índices de masa corporal más altos, además de un peor trastorno de ansiedad general. En el mismo, se estudiaron los datos de 962 pacientes entre febrero de 2021 y abril de 2022.
Con la llegada de la pandemia, los casos de insomnio y sueños desagradables "se han disparado", según aseguran las coordinadoras de la Unidad de Trastornos del Sueño y Ventilación del Hospital Valdecilla (España), Mónica González y Marian Martínez.
La creciente incertidumbre respecto al futuro, junto con el miedo a la enfermedad o la posibilidad de fallecer por la COVID (propia o de familiares), "ha generado un estrés tremendo", que afecta a la calidad del sueño.
"Se han disparado las cifras de insomnio y la presencia de sueños bizarros, de contenido angustioso, entre la población general y entre los profesionales sanitarios que han estado trabajando en primera línea y manejándose con dilemas éticos importantes", explican.