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El fotógrafo de calle Etchevers o el secreto mejor guardado

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Por Felipe Acuña Lang, escritor

¡Qué puedo decir de Jaime Pardo! El fotógrafo de un Viña oculto. "El secreto mejor guardado", me gustaría titular este escrito. ¿Por qué no muestra sus fotografías al mundo? ¿Qué le impide exhibirse? Tal vez su timidez, o su inseguridad; mejor dicho, es una zona intermedia de cierto escepticismo sobre el arte.

En su pequeño taller de calle Etchevers Nº 128 trabaja en fotografía de retrato. Aquí no hay idealización glamorosa del fotógrafo a lo "Blow up", de Michelangelo Antonioni, sino trabajo oculto entre las sombras.

Lo veo concentrado en la luz y en los claros y oscuros del blanco y negro. La foto de unos maniquíes en ruinas captura mi atención, a un costado de su estudio. Creo que el ojo de Pardo es de un vouyer que examina la ciudad y la humanidad. A veces tendrá ganas de salir a sacar fotos con su exquisita Voigtlander Vito B y, en otras ocasiones, estará largo tiempo sin obturar la cámara.

Lo artístico en Pardo sería la imposibilidad de sacar fotos. La belleza se esconde y aparece desfigurando lo que conocemos por realidad. Allí, el ojo de Pardo irrumpe para capturar esa eternidad. No siempre lo consigue, pero es parte del proceso artístico.

En él está el secreto del negativo. Detrás de este encontró una fotografía comprometedora, la cual estaba oculta inocentemente en el bolsillito de un maletín. La mujer que se acercó al estudio de Pardo le pidió revelar ese negativo. Al parecer su marido ya había fallecido. El detalle de una foto puede contener una historia o, si se tiene suerte, un puzzle policial.

"Hay que huir de esas fotos clichés de niños jugando en la playa, la de los pescadores, o de rostros curtidos, o la típica ropa colgando", me dice Pardo en los vanos intentos de que me venda la foto estupenda de lo maniquíes.

Pardo empezó a sacar fotos a los quince años. Un tío le prestó una cámara Voigtlander Vito B y, desde ese momento, no dejó de fotografiar esos instantes del presente, que son huidizos. Pardo está en la búsqueda incesante de la foto que lo satisfaga, que lo deje orgulloso. "Si tuviera que envanecerme de las tantas fotos que he sacado a lo largo de los años, no serían más que diez", dice.

Jaime Pardo, 69 años, parece renegado a la exposición mediática. Pese a sus reconocimientos es enemigo de la publicidad de los diplomas. Pardo saca fotografías para sí, ni siquiera piensa en el público. Cuando todavía persistía la foto en blanco y negro, lo analógico era una estética artesanal y técnica. "Era otra cosa oler los químicos, apreciar la luz roja del laboratorio cuando estaba trabajando", me dice en nuestros innumerables encuentros.

Cuando se decidió a formar en los '80 el Club Fotográfico de Viña del Mar con otros amigos, todavía no tenían ningún estilo definido. La pregunta que se hacían era qué fotografiar y para qué. "No se necesita más que una cámara muy sencilla para hacer buenas fotos". Lo que dice Pardo hasta la saciedad es que la buena técnica se consigue sacando muchas fotos y estudiando lo que han hecho otros fotógrafos del mundo.

El fotógrafo para Pardo es como un detective privado, va armando las piezas de lo que quiere dilucidar, su enigma. En su buhardilla se toma un descanso cuando desciende el sol. Lo veo al final de la escalera sorbiendo su café. Me gusta su cotidianeidad silenciosa, austera. Su orden meticuloso. Cuando trabaja no hay que importunarlo. Su concentración es suprema, casi religiosa. Creo, sinceramente, que esa buhardilla es su templo sagrado.

Un paso atrás en educación

El cierre de escuelas por causas sanitarias hará retroceder en 10 años el nivel educativo en Latinoamérica.
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Agencia Efe

De acuerdo con los investigadores, la ausencia de educación o la caída en la calidad de la misma durante los más de dos años de pandemia hará que la media de resultados en estas dos disciplinas consideradas habilidades fundamentales caiga a niveles de hace una década.

"Latinoamérica ya tenía una crisis educativa antes de que llegara la pandemia, y la covid-19 la ha ahondado todavía más", dijo en una entrevista con Efe la autora principal del informe, Emanuela Di Gropello, quien aseguró que los datos actuales ya empiezan a apuntar en esa dirección.

Otro de los hallazgos de la investigación fue que 4 de cada 5 alumnos de 11 años (es decir, el 80 %) serán incapaces de entender e interpretar adecuadamente un texto básico de longitud moderada.

Los expertos llegaron a estas conclusiones usando como datos la duración de los cierres escolares en la región (significativamente superior a la de otras partes del mundo) y estudios sobre cómo la falta de educación o una educación de peor calidad afecta al proceso educativo de los niños.

50% de las clases

Según las cifras que maneja el Banco Mundial, unos 170 millones de estudiantes latinoamericanos y caribeños han recibido únicamente el 50 % de clases presenciales que les habría tocado desde que se declaró la pandemia y hasta la fecha de hoy.

"Los niños más vulnerables son los más pequeños y los que provienen de entornos socioeconómicos bajos", explicó Di Gropello, quien añadió que este retroceso educativo se traducirá en una pérdida de ganancias futuras (es decir, en salarios y otros ingresos a lo largo de su vida laboral) del 12 %.

Para tratar de mitigar el impacto de los cierres escolares durante los pasados dos años, los investigadores sugirieron una reapertura "segura y sostenible" de todas las escuelas, que todos los estudiantes sin excepción vuelvan a matricularse y que se evite el abandono escolar.

Además, propusieron que los currículos escolares prioricen las habilidades fundamentales (como lectura, escritura y matemáticas), que los maestros avalúen los niveles de cada alumno para determinar los efectos de la pandemia y que se implementen estrategias y programas específicos.

La pandemia y los subsiguientes cierres de las escuelas harán retroceder en más de 10 años el nivel educativo de los niños latinoamericanos, especialmente en lectura y matemáticas, según un informe, publicado este jueves, elaborado por el Banco Mundial (BM) y Unicef, en colaboración con la Unesco.