Descifrando el misterio de la muerte
En el libro "Intervidas", la sicóloga hipnoterapeuta viñamarina Ingrid Lagos Yáñez investiga el tránsito que realiza el alma después de abandonar el cuerpo físico.
Por Juan Guillermo Prado
La muerte ha sido un misterio en todos los tiempos. Es tan cierto que hasta ahora ningún código penal entrega definiciones precisas del comienzo y del fin de la vida y los manuales de derecho penal reconocen más la muerte como un proceso que como un acontecimiento puntual.
Tampoco lo hace el proyecto de Constitución que será sometida a plebiscito el 4 de septiembre próximo. En el artículo 50 se indica: "Toda persona tiene derecho al cuidado. Este comprende el derecho a cuidar, a ser cuidada y a cuidarse desde el nacimiento hasta la muerte".
La Organización Mundial de la Salud ha definido este proceso, basándose en los siguientes criterios: ausencia completa y permanente de consciencia; ausencia permanente de respiración espontánea; ausencia de toda reacción a los estímulos exteriores y a todo tipo de reflejos; la atonía de todos los músculos; fallo de la regulación térmica del cuerpo; el mantenimiento de la tonicidad vascular únicamente debido a la administración de restauradores vasculares; y ausencia completa y permanente de la actividad eléctrica.
Pero ¿realmente existe la muerte? En 1975, el siquiatra norteamericano Raymond Moody publicó el libro "Vida después de la vida", que estremeció a muchos. En el texto aparecen entrevistas a unas 150 personas que habían sufrido una experiencia cercana a la muerte. La mayoría experimentó: una abrumadora sensación de paz y bienestar, incluida la ausencia de dolor; sensación de estar situado fuera del cuerpo físico; sensación de flotar a la deriva o a través de la oscuridad, a veces descrita como un túnel; toma de conciencia de una luz dorada; encontrarse, y tal vez comunicarse, con un ser de luz; tener una rápida sucesión de imágenes visuales de su pasado; y experimentar otro mundo de mucha belleza. Sin embargo, los suicidas no experimentaban ninguna de esas sensaciones y, por el contrario, vivían en condiciones peores a las que la llevaron a la muerte.
La viñamarina Ingrid Lagos Yáñez, sicóloga hipnoterapeuta, ha publicado el libro "Intervidas", en el que colaboró un equipo de investigación compuesto por sicólogos, siquiatras y otros profesionales.
Junto José Eugenio Lagos Yáñez, siquiatra y terapeuta de vidas pasadas, se ha dedicado a la investigación sobre el alma y la vida después de la muerte. A ellos se han sumado diversos colaboradores para conocer el alma después de la muerte.
-Su libro se denomina "Intervidas", ¿a qué se refiere con eso?
-"Intervidas" significa entre vidas. Nuestra investigación se centró especialmente en el tránsito que realiza el alma después de abandonar el cuerpo físico y antes de volver a nacer en la Tierra con un nuevo cuerpo y programación. Con esto último me refiero a su propósito de vida y aprendizajes o situaciones que decidirá experimentar, incluidos sus duelos, para su propia evolución. El libro es el resultado de una rigurosa investigación. La información obtenida con hipnosis regresiva fue permanentemente contrastada entre sí y con la labor de cuatro canalizadores que debieron realizar la labor de intérpretes entre las almas y los investigadores. Ellos debieron antes desarrollar sus habilidades con hipnosis para ponerlas a disposición del conocimiento. La información obtenida por los intérpretes también fue contrastada entre sí.
-¿Qué son las almas que han trascendido?
-Las almas son energía individual con conciencia propia, pero a la vez unidas a otras de manera colectiva y conectiva. Esta energía, que es la esencia de cada ser humano, atraviesa el umbral del plano físico una vez que se desprende del cuerpo. En ese instante, le deja de regir el tiempo y recupera su amplitud de conciencia. Esto le sirve para saber lo que no debe repetir en su próxima vida en la Tierra y programar sus nuevos aprendizajes.
-¿Dónde está situado el límite entre la vida y la muerte?
-Se podría concluir que ese límite es el paso sin retorno del alma al primer plano espiritual, una vez que se desprende del cuerpo físico. Sin embargo, así como el nacimiento de un bebé es producto de un proceso previo paulatino que lo prepara para su nueva vida en la Tierra, la muerte también es un proceso gradual que habilita al alma para su vida espiritual desde que se desprende del cuerpo físico. Luego deberá despojarse también de su cuerpo etéreo y de sus estructuras mentales que lo acompañaron en la Tierra. Deberá aceptar que ha dejado el plano físico, a sus seres queridos, despedirse de quien fue en su estadía en la Tierra para poder ascender hacia planos más espirituales.
-Tras morir, ¿qué ocurre con nosotros?
-Según los resultados, la muerte consiste en un proceso individual y paulatino. Hay cinco planos después de la muerte y antes de volver nuevamente a la Tierra. Se trata de cinco dimensiones sucesivas y superpuestas, partiendo desde el primer plano espiritual, que es el más próximo al plano físico. Este proceso de ascensión no es igual para todas las almas, ya que depende de diversos factores. Uno de estos sería, por ejemplo, el haber dejado o no cosas pendientes en la Tierra. Me parece importante agregar que las almas de los planos inferiores no pueden adelantarse a la experiencia de aquellas que se encuentran transitando por los planos superiores. Esto explica por qué las almas nos pueden localizar, pero no al revés.
-¿Cómo se explica la reencarnación si hace un siglo vivían mil seiscientos millones de personas y hoy la cifra supera los 7.800.000.000?
-Esta es una pregunta clásica de quienes son escépticos al tema y me parece plausible. Primero, me gustaría aclarar que en los planos espirituales el tiempo no rige. Pasado, presente y futuro son una estructuración humana. Para el alma un siglo es lo mismo que un segundo. Sus distancias tampoco son las mismas que las nuestras. Se registraron casos de almas que, por decisión propia, no habían vuelto a la Tierra desde la antigüedad y otras que han permanecido solo en el plano espiritual. Si la Tierra no proporciona las condiciones necesarias para alojar a las almas, estas no pueden reencarnar. De aquí la importancia de las almas maestras que vienen a realizar algún avance para que esto suceda y así las almas tengan la posibilidad de venir a trabajar ciertas emociones para poder evolucionar. Hay que mencionar también que las almas pueden decidir dividirse para realizar de mejor forma sus aprendizajes, como es el caso de los hermanos gemelos. En fin, hay seres humanos cuyas almas provienen de otros mundos.
El tema de la reencarnación no es aceptado por el cristianismo, el judaísmo y el Islam. Lo aceptan hinduistas, budistas y otras religiones orientales. Y hay otros que aseguran que no existe nada más allá de la muerte. ¿Quién tiene la razón? Solo al fallecer sabremos que realmente ocurre. Yo me inclino por la vida eterna.